Último día en París: Louis Vuitton y Miu Miu

La ciudad del Sena despide su Semana de la Moda entre baby dolls y tonos pastel.

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Es como si Marc Jacobs hubiera cogido la colección otoño-invierno 11/12 de Louis Vuitton, y la hubiera pasado por una máquina de algodón de azúcar. Sus modelos (entre ellas Kate Moss cerrando el desfile, como la última vez pero sin fumar) no son ya dominatrix sino cándidas niñas -que suben y bajan de un tiovivo similar al que montó Chanel en la temporada otoño invierno 09/10 – con caros vestidos,...

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Es como si Marc Jacobs hubiera cogido la colección otoño-invierno 11/12 de Louis Vuitton, y la hubiera pasado por una máquina de algodón de azúcar. Sus modelos (entre ellas Kate Moss cerrando el desfile, como la última vez pero sin fumar) no son ya dominatrix sino cándidas niñas -que suben y bajan de un tiovivo similar al que montó Chanel en la temporada otoño invierno 09/10 – con caros vestidos, blusas o guadapolvos, de enormes cuellos Peter Pan, rematados con la más delicada broderie anglaise, flores recortadas en plástico -consiguiendo un efecto tridimensional- y plumas.

Todo en tonos sorbete muy pálido como el amarillo, el rosa o el verde. La romería de complementos que riega esta colección es una verdadera locura: desde charms de pavé (que bien podrían parecer obra de la Moss para Fred), tiaras, diademas -parecen una adaptación de esos collares de cristales que les ponen algunas amas a sus perros- o sombrillas, a los bolsos; casi todos Monogram: shoppers, de mano, totems y hasta de silicona y rejilla, transparentes o con incrustaciones de bolitas. El otro grueso viene grabado en piel de cocodrilo. Material estrella de las cazadoras perfecto y chaquetones que rompen con la dulzura de estas creaciones primavera-verano 2012.

Detalle de uno de sus divertidos bolsos de silicona a modo de cesta de la compra.

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A mitad de camino entre muñecas rusas y Caperucita Roja , Miuccia Prada presentó ayer sus nuevas propuestas para Miu Miu (su colección primavera/verano de Prada todavía no se vende, pero ya la llevan todas). Colores almendrados y acero; encaje, organza, algodón y terciopelo en vestidos de rígida silueta acampanada, faldas de cintura elástica y abullonada, o dos piezas a base de tops camiseros, drapeados sobre el torso y tipo bustier que decoran de manera sistemática capas con lazada y estampados patchwork de aires eslavos. Todo muy de fábula pero con un punto apagado y afligido. Y voilà, se acabó París.

Una Matriohska con gesto de bruja en el desfile de Miu Miu

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