Nacieron para proteger a los marineros y Coco Chanel viajaba a Normandía por ellas: las camisetas de rayas que son patrimonio francés
Saint James, que fabrica junto al Mont Saint-Michel desde 1889, es considerada en Francia Empresa del Patrimonio Vivo. Brigitte Bardot lució sus marineras y Macron le regaló un jersey de la firma a Biden en su visita oficial a Estados Unidos.
A finales del año pasado el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, recibió en la Casa Blanca a su homólogo francés, Emmanuel Macron. Biden celebró un gran evento con más de 300 invitados, la primera cena de Estado de su presidencia, y entre los ...
A finales del año pasado el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, recibió en la Casa Blanca a su homólogo francés, Emmanuel Macron. Biden celebró un gran evento con más de 300 invitados, la primera cena de Estado de su presidencia, y entre los regalos que Macron le llevó con motivo de esta visita oficial había un jersey de Saint James, una compañía centenaria nacida en Normandía conocida por sus jerséis y camisetas de rayas marineras. La marca, que nació para crear prendas que protegieran del frío y la humedad a los pescadores de la zona, es parte de la historia gala: suma ya 134 años, cuenta con un único centro de producción junto al monte Saint-Michel y desde 2012 es considerada Empresa del Patrimonio Vivo de Francia (EPV), un sello de calidad que el Estado renueva cada cinco años y con el que se reconoce el saber hacer de excelencia de algunas compañías francesas.
Cuenta Luc Lesénécal, presidente de la firma desde 2013, que todo empezó con “unos jerséis con un tricotaje de lana muy apretado que los hacía casi impermeables para proteger a los marinos de las tempestades, y unos años más tarde llegaron las marinières (camisetas de rayas marineras) de algodón”. Esos jerséis de lana, curiosamente, pasaron a llamarse pronto chandail, porque entre campaña y campaña de pesca los marineros viajaban al sur de Inglaterra a vender ajos, y para hacerlo gritan “Marchand d’ail!” (“¡vendo ajos!”), expresión que da origen luego a la española chándal, según detallan en la marca. Pero ¿cómo esas prendas nacidas para el duro trabajo del mar acabaron llegando a desfiles y convirtiéndose en uniforme oficioso del estilo francés? “El primer hito es Coco Chanel, que venía a menudo a Deauville, la leyenda cuenta que vio a los marinos guapos y elegantes con sus jerséis y decidió vestirse con esa prenda. Y luego otros diseñadores como Jean-Paul Gaultier llevaron esas prendas icónicas al mundo de la moda”, explica Lesénécal. “Otro hito es el establecimiento de las vacaciones pagadas, que se establecen en Francia en 1970, porque la gente empieza a ir de vacaciones por el país y descubre el jersey bretón y la marinera, los compran para tener una prenda chic y cómoda en vacaciones y luego vuelven a las ciudades y llevan estas prendas en su vida cotidiana”, añade.
Brigitte Bardot o Serge Gainsbourg popularizaron las prendas de esta firma, que tiene su sede en la localidad de Saint James, junto a la bahía del monte Saint-Michel, y “siempre ha luchado por mantener la producción en Francia y rechazar la deslocalización”, recalca su presidente. En la actualidad 260 personas trabajan en su fábrica, donde se mantienen y enseñan oficios como el de tejedor, remendador o remallador. “Los remalladores, que ensamblan malla a malla el cuello al cuerpo de un jersey, aprenden un oficio manual, muy técnico, que no se enseña en los centros de formación profesional, es importante transmitir ese saber hacer y evolucionar dentro de la empresa, la directora actual de la fábrica es una antigua modista”, señala Lesénécal.
León Legallais fue quien dio forma a esta compañía a finales del siglo XIX, cuando comenzó a tejer lanas que luego comercializaba en Bretaña y Normandía, y en los años setenta del siglo XX la compañía se estableció como un referente dentro de las prendas náuticas en Francia. Su unión con el mar no ha dejado de estar presente nunca: la compañía es una de las proveedoras de los ejércitos franceses. “La actividad con ellos representa hoy un 10% de las prendas que fabricamos. Hacemos las marineras de rayas de algodón y los jerséis de lana con los botones en el hombro para la Marina, también para los oficiales, y hacemos los jerséis en color caqui del Ejército de Tierra y otros en un azul muy específico para el Ejército del Aire. Son contratos de tres años con un concurso público”, concreta Lesénécal. Añade que el origen de la marinera auténtica seguía “un decreto de Napoleón y tenía 21 rayas horizontales, hay varias leyendas sobre el porqué, una dice que estas rayas permiten distinguir a un marino que cae del barco y otra que las 21 rayas simbolizan las 21 victorias principales de Napoleón”.
En la actualidad la compañía exporta el 40% de su producción, y no se limita a los jerséis y las camisetas de rayas, sino que explora nuevos estampados y materiales y ha acabado por convertirse en algo más que un uniforme vacacional o deportivo. “Desde hace unos 10 años hemos visto una transformación de la manera en que los franceses se visten para ir a la oficina. Antes se iba en traje, ahora es casual-chic, y en La Défense (centro financiero parisino) ves que mucha gente lleva un jersey de Saint James”, indica Lesénécal. Sostiene que una de las claves de sus prendas es que son duraderas y resistentes. Y que en su fábrica no se tira nada: “El 96% de los restos de la producción de lana y algodón son reciclados, con el algodón fabricamos futones y con la lana paneles de aislamiento térmico y sonoro”.