«La joyería ya no sigue convenciones rígidas»: Así son las increíbles (y conceptuales) piezas que Pierre Hardy diseña para Hermès
Pierre Hardy trabaja la alta joyería con una visión audaz: piezas para ser llevadas a diario en las que la sombra importa tanto como el brillo.
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Es más valiosa la luz o la penumbra, lo que resalta o lo que está escondido?”, se pregunta Pierre Hardy, aludiendo al mítico libro de Yujiro Tanizaki, El elogio de la sombra: “Lo leí cuando era un estudiante. Y siempre me fascinó. Pero aquí me interesaba, además del valor de la sombra, el diálogo que crea con la luz, cómo lo que está en penumbra resalta más lo que resplandece y cómo lo que resplandece nos crea curiosidad por lo que está escondido”, explica para describir su nueva colección de alta joyería para Hermès, titulada Juego de sombra. En un ámbito donde todo lo que importa es el brillo, él ha decidido apostar por la oscuridad y, por extensión, por todas sus connotaciones: “Hace muchos años fui pintor, y me resultó dificilísimo aprender a tratar la sombra; el punto exacto donde colocar la luz, el punto donde confluyen todas las líneas para crear una perspectiva perfecta. No soy matemático, pero quería trasladarlo a la joyería, porque sé que cuando controlas la sombra, controlas el volumen y cada aspecto de un objeto, aunque sea una ilusión en tres dimensiones”.
Para lograr esa ilusión, más sencilla sobre el papel, Hardy ha trabajado engarzado diamantes con jade, los ha colocado sobre estructuras móviles de titanio o incluso separado la base de la pieza de las gemas que la decoran, en una especie de yuxtaposición, para que estas se reflejen sobre ella. En algunos anillos, ha trabajado con gemas sin tratar. “Siempre había querido probarlo, dejar las piedras tal y como son. Una vez, visitando a un tallador, que me estaba enseñando diamantes y turmalinas, encendí la linterna de mi móvil para verlos mejor, y me di cuenta de que creaban bellas sombras a su alrededor. No he inventado nada, más bien he trabajado como lo haría un geólogo, dejando que el mineral sea como es”, cuenta.
Hardy, que lleva desde 2001 al frente de la dirección creativa de calzado y bisutería de Hermès, es una especie de mago capaz de convertir las piezas más visuales y lujosas en las más prácticas. Si ha diseñado zapatos exclusivos que son lo más parecido a ir descalzo, también crea joyas ligeras, funcionales (si es que eso se puede decir de un objeto cuyo único fin es ser bello) y en esta ocasión hasta móviles. Hay piezas articuladas para adaptarse a la anatomía de quien las lleva: “Si algo tengo claro es que todo tiene que poder llevarse, potencialmente todos los días”, explica, “diseño fijándome en el cuerpo, desde hace un par de años me obsesiona la idea del contacto de las joyas con la piel. No solo tienen que ser bonitas, tienes que sentir placer al llevarlas”. Cree que, en ese sentido, este mercado ha evolucionado. » Solía ser algo formal, más que eso, oficial. Pero ya no vivimos con esas convenciones rígidas. Ni siquiera los que pueden comprarlo. Ahora las mujeres se las compran para ellas. Las joyas a veces simbolizan libertad e independencia”.