De segunda mano sí, pero de lujo
El re-commerce es ahora la práctica favorita de los adictos a las tendencias. Los nuevos espacios para vender y comprar ropa usada poco tienen que ver con los mercadillos tradicionales.
Las principales ciudades del mundo tienen thrift stores, esos grandes espacios en los que vender y comprar prendas de segunda mano. Durante años, su contraparte digital ha sido eBay y, desde hace algo menos, Etsy, lugares donde comercializar con lo que ya no necesitamos y perseguir nuestro último capricho a buen precio.
Sin embargo, llevamos unos meses asistiendo al surgimiento de tiendas online de ropa usada que poco tienen que ver con los prejuicios asociados a este tipo de espacios. Páginas en las que se elige cuidadosamente qué vender y a quién vendérselo, que s...
Las principales ciudades del mundo tienen thrift stores, esos grandes espacios en los que vender y comprar prendas de segunda mano. Durante años, su contraparte digital ha sido eBay y, desde hace algo menos, Etsy, lugares donde comercializar con lo que ya no necesitamos y perseguir nuestro último capricho a buen precio.
Sin embargo, llevamos unos meses asistiendo al surgimiento de tiendas online de ropa usada que poco tienen que ver con los prejuicios asociados a este tipo de espacios. Páginas en las que se elige cuidadosamente qué vender y a quién vendérselo, que se actualizan diariamente con información sobre tendencias o desfiles y cuya apariencia y contenidos son lo opuesto a un mercadillo al uso. Justo cuando el e-commerce está logrando afianzarse, llega el re-commerce a dar una vuelta de tuerca más a la compra de moda en Internet.
Carmen Busquets, la gurú del comercio online y principal fundadora de Net-à-Porter, acaba de invertir en la web BuyMyWardrobe, una tienda online que se define a sí mismo como “El sitio de reventa para conocedores de la moda”. Los usuarios deben registrarse con sus datos reales, el equipo analiza la autenticidad de los productos que quieren vender y crean un “armario virtual” para cada miembro. En menos de un año, cuentan con más de 30.000 registros, la mayoría bloggers, trabajadores o conocedores del sector que compran, venden y se intercambian ropa de marca o prendas de tendencia.
Los nuevos espacios de re-commerce hacen hincapié en los contenidos editoriales a través de blogs, seleccionan minuciosamente los productos que exponen, cuidan el proceso de venta y el packaging e incluso realizan eventos y fiestas periódicas. Como cualquier tienda online de prestigio. ASOS, que ya posee un marketplace en su propia página, se ha hecho con un porcentaje de Covetique, cuya apariencia, productos y tratamiento del cliente recuerdan mucho a Net-à-Porter, si no fuera porque todo lo que se vende es de segunda mano.
Google Ventures ha preferido apoyar a Copious, donde puedes hacerte con las prendas de la blogger Man Repeller o del famosísimo estilista Brad Goreski. El contar entre sus miembros con estilistas, editores o relaciones públicas es también el mayor valor de Vaunte, verdaderos insiders de la industria que intercambian sus vestidores sólo a través de invitación.
Vender eso que lleva meses olvidado la percha y reinventir el dinero en armarios ajenos es una tendencia en alza que, al parecer, ni está sólo reservada a los bolsillos más ajustados ni a esos mercadillos físicos o digitales impersonales y abarrotados de objetos descartables. El nuevo mercado de ropa de segunda mano prioriza la experiencia de compra como si de una tienda de lujo se tratara. Los compradores conocen a los vendedores, los vendedores postean, suben fotos de sus looks y colaboran en el contenido de la página. Más que de comercios al uso, se trata de redes sociales de compra-venta en las que la confianza y el criterio de sus miembros juegan un papel fundamental.
Material Wrld pide a sus usuarios que suban fotos con su estilo personal o hablen de sus marcas favoritas antes de empezar a comerciar, porque de esta forma ganan seguidores compatibles a sus gustos y añaden valor personal a su mercancía. Bib+Tuck, por invitación, juega directamente al trueque de lujo. No hay dinero, pero sí prendas de diseño y hits de temporada supervisados al detalle por su equipo para que cada intercambio sea justo y seguro.
El auge del negocio de la segunda mano responde, obviamente, a la crisis y a la necesidad de apostar por un consumo más ecológicamente racional y sostenible. Pero así como es común encontrar a consumidores que venden una versión anterior de sus juguetes tecnológicos para reinventir en el último modelo, es difícil toparse, más allá de los coleccionista de vintage, con clientes que apuesten por hacer lo mismo con la ropa. Hasta ahora. Marcas como Levi’s, A.P.C. o H&M han lanzado iniciativas que ofrecen descuentos y reparaciones a los que donen las prendas que ya no utilizan. El re-commerce, a su vez, aporta un giro de sofisticación y criterio al mercadillo online. En la moda, vender es la nueva moda. Y renovar nuestros armarios sin derrochar ni desperdiciar lo que almacenamos debería empezar a ser una práctica necesaria.