Breve historia de la ‘go-go boot’: vuelven las botas segunda piel reinterpretadas por Miu Miu y Chloé
Su caña ceñida está en el punto de mira. En los 60 supusieron una drástica ruptura para el armario de la mujer en forma de futurismo pop
En 1964, casi como un presagio de la carrera espacial que culminaría unos años más tarde, André Courrèges presentó su colección The Moon Girl Look. Sus maniquíes ataviadas con tejidos sintéticos como el lúrex y el elastán, vestidos trapezoidales y minifaldas de tiro bajo que rivalizaban en su autoría con Mary Quant, abrirían una nueva era bautizada como Space age.
Una drástica ruptura para el armario de la mujer en forma de futurismo pop, bajo el contexto de la Guerra Fría y la segunda ola del movimiento feminista que explosionaría poco después. “Ya no caminamos por la vida. Vamos corriendo, bailando. Conduces un coche, coges un avión. Tu ropa debe ser capaz de moverse también”. El alegato que acompañó a su famosa colección ponía el foco de atención en los pies, con una curiosa bota de caña media y suela plana que sustituiría a las medias de nailon y los zapatos de tacón.
La etimología del término con el que se acabó conociendo a ese calzado –the go-go boot– apunta a la expresión francesa à gogo que podríamos traducir como ”en abundancia, sin límites”, y a la jerga coloquial en países anglosajones de usar la palabra go cuando algo está de moda, además de la coletilla que asumieron las bailarinas de clubes nocturnos del momento como el famoso Whiskey a Go Go, en West Hollywood.
Con la misma rapidez que fue adentrándose en la cultura mod y juvenil de la época aumentaron también los centímetros de su caña y la altura del tacón. Así, adquirió la forma de una segunda piel hasta el muslo en una versión mosquitera, y llegó a formularse como una sola pieza junto a unas medias en la Pan-T- boot.
“Estas botas están hechas para caminar. Y eso es justo lo que harán. Un día de estos, estas botas te pisotearán”. La letra de These boots are made for walking, escrita por Lee Hazlewood y que hizo famosa en el mundo entero Nancy Sinatra en 1966 ataviada en una infinidad de ocasiones con su horma, reforzaba esa mensaje insurrecto que miraba hacia nuevos tiempos –esta vez, como una ardiente vendetta– formulado pocos años antes por el mismo Courrèges.
En el plano estético, su estilizada planta de cuero brillante, vinilo o charol en llamativos colores, juegos en blanco y negro y metalizados –con el añadido posterior del ante, influenciado por la cultura hippie– se convirtió en símbolo de estatus copando editoriales de moda, y fondo de armario para multitud de celebridades. Francoise Hardy, Brigitte Bardot o Jane Fonda fueron fieles a su horma ceñida durante los años setenta, popularizada por templos de la época como Biba y Battani Boutique (cuyos diseños originales se cotizan a precios astronómicos en subastas online).
Tras infinidad de interpretaciones en décadas posteriores –la de Frida Giannini para Gucci en OI 2014 fue quizás la más memorable–, Miuccia Prada es la gran culpable de su revival este 2025. En su desfile otoñal de Miu Miu presentado en París, hubo una pisada que acaparó todas las miradas: una idéntica go-go boot con hebilla a la que Battani Boutique y la británica Zandra Rhodes popularizaron en los años setenta. Adherida a una cobertura de napa en colores vibrantes como el púrpura, rojo o caramelo, los 1.850 euros que rondan su etiqueta no son obstáculo para que se encuentre sold out en casi todas las tallas.
Su puntera ligeramente cuadrada conecta con otro diseño clave de la temporada: la bota Janis de Chloé. Reconocible por su tacón acampanado de ecos victorianos (muy popular también en los años setenta), el pespunte en la delantera y un tejido elástico con efecto cuero, entronca con ese ideario hippie chic que su directora creativa Chemena Kamali lleva haciendo desde hace temporadas (y todo apunta a que se alargará en el tiempo).
La fidelidad a los modelos de la época es la base de una tendencia que cede la experimentación al color y el influjo de materiales más duraderos y ligeros. Es el caso de Jil Sander, que retoma la media caña original con un tacón ligeramente desviado. Courrèges, sin embargo, añade a su línea Reedition, que bucea en los grandes hits de su archivo, un diseño en vinilo un poco más alto y refinado, con el logo AC en la puntera que hará las delicias de cualquier fanático de la época.
A continuación, una selección de botas en colores y estampados que reflejan el espíritu vibrante de este icono ya atemporal.