Iconos del pasado: Motorcycle City de Balenciaga, el bolso que estuvo a punto de no existir y que Kate Moss convirtió en superventas
El bolso rebelde que conquistó a toda una generación en el cambio de siglo es una estrella en los sitios de reventa de lujo
No se puede hablar de las tendencias de moda de principios de los 2000 sinmencionar el impacto que el Motorcycle City Bag de Balenciaga tuvo sobre toda una generación, un arrobo de tal magnitud que aquel accesorio no solo definió el espíritu de aquellos años, sino que aquellas millennials han atesorado y alimentado durante casi 25 años hasta traspasarlo hoy a las zetas interesadas por la moda. Pero la verdad es que ese bolso, también llamado City, casi no llega a existir. Esta es su intrahistoria. En el año 2001 Nicolas Ghesquière estaba en los comienzos de su tenure como director creativo de Balenciaga (que le llevó a liderar la marca desde 1997 hasta2012) y tuvo una corazonada: iba a diseñar un bolso que tuviera una actitud, ”como una chaqueta de cuero en forma de bolso”, declaró después en una charla con The Business of Fashion. El bolso que le gustaría a él ver en las calles. Así, el diseñador francés diseñó varios prototipos, pero sus jefes en Kering (el grupo dueño de la marca) no estaban muy entusiasmados: era demasiado blando, demasiado flexible, demasiado carente de estructura, pensaban. Y no tenía logos. Tal y como reconoció el diseñador años después a un periodista, “los accesorios [en ese momento] eran rígidos. El cuero de lujo, especialmente, se trataba de rigidez. Así que no estaban muy contentos, y decidieron no producirlo.
”Eran, efectivamente, los años del Baguette de Fendi, del Speedy de Louis Vuitton y del Birkin de Hermès. Firmes, reconocibles y logotipados. Frente a ellos, el Motorcycle City Bag resultaba de lo más chocante, con su piel ligera, casi des gastada, sus tachuelas planas y ese aspecto intencionalmente desestructurado, una antítesis de todos los que marcaban tendencia en el cambio de siglo. Ghesquière relató en 2017 durante una entrevista con System Magazine que tuvo que luchar para que esas primeras unidades vieran la luz: ”Sabía que no era lo que esperaban, pero también sabía que tenía algo especial. Era un bolso que hablaba a una generación”. Finalmente, los directivos aceptaron producir 25 unidades como parte de la colección Primavera/Verano2001, pensados más como accesorios para el desfile que como un producto comercial.
Y llegó el primer golpe de efecto
En una inteligente maniobra, aquellos 25 bolsos se enviaron a algunas celebridades y editoras de moda. Carine Roitfeld, entonces al frente de Vogue Paris (así se llamaba entonces la edición francesa de la revista), recibió uno. También su mano derecha, Emmanuelle Alt (quien después dirigiría la cabecera) y las estilistas de la marca Marie Amelie Sauvé y Suzanne Koller. Y pasó algo definitivo: al parecer, después del desfile, Kate Moss -que solía modelar para Balenciaga en la época- solicitó a Ghesquière un bolso y lo llevó por todo Londres, con sus vaqueros skinny y sus abrigos de leopardo. El icono nacía casi en directo, ante los flashes de los paparazzi, que seguían todos los movimientos de la modelo, considerada el epítome del estilo, el “rollo” y la actitud de la época .Aquello, como no podía ser de otra forma, desató una obsesión generalizada por el Motorcycle City. Una temporada después, y con el visto bueno de las que más sabían de moda en el momento, los bolsos pasaron a producción.
En el fulgurante ascenso al éxito de este Balenciaga hubo algo más que el sello de Moss: el bolso hablaba de su momento, con esa elegancia tandes preocupada, ese toque bohemio inconfundible y esa sofisticación sin aparente esfuerzo a la que aspiraban todas las seguidoras de la moda en la época. Exactamente igual que lo que proyectaba Ghesquière: un bolso tan icónico como una chupa de cuero. Según explicó en una entrevista con Vogue,” era un diseño que tenía alma, algo diferente a los bolsos rígidos y logotipados que dominaban entonces”. Con el éxito llegó una gran variedad de modelos a la familia del Motorcycle City, con sus pequeñas y sutiles diferencias: el Velo, con un tamaño más cuadrado; el Part Time y el Work, que solo diferenciaban los ojos más entrenados; el Twiggy (más fino); el Weekender, el Town, el Polly, el Courier, el Mini Pom Pom… los modelos iniciales, disponibles solamente en marrón o negro, dieron paso a una enorme gama de sorprendentes colores, con tonos lavanda, rosa pálido, menta, rojo, hueso… el diseño que nació contra todo pronóstico era ya un fenómeno global. Todas las celebridades llevaban uno (Nicole Richie, Nicky Hilton, Lindsay Lohan, Sienna Miller) y hubo una, particularmente, que hizo de él una extensión de su personalidad. Mary Kate Olsen, que había saltado a la fama junto a su gemela Ashley como actriz infantil en la serie estadounidense Padres Forzosos, se vislumbraba como una figura que sería clave en la industria de la moda. En 2006 acababa de recibirla llamada para fundar una marca que sería clave en la industria de la moda The Row, aunque su primer desfile no llegaría hasta 2009) y, aunque aún se presentaba como actriz, se percibía su olfato para sentar tendencia. No en vano, era un personaje favorito en las revistas de moda con sus fotos de paparazzi.
En aquel contexto, Olsen concedió a la revista estadounidense W una de las poquísimas entrevistas que concedería en las siguientes décadas, y fue precisamente su bolso City el que sirvió al periodista Marshall Heyman para dibujar a la actriz. Así rezaba el extracto del texto: “Sorbiendo una Diet Coke en una habitación privada del Soho House en Nueva York, Mary-Kate Olsen, la estrella de Full House convertida en joven magnate, juega con uno de sus muchos bolsos Balenciaga Motorcycle. Con sus cuerdas de cuero colgantes, asas características y hebillas de bronce envejecidas, el bolso es tan esencial para su estilo famosamente desaliñado como sus enormes gafas de sol y sus suéteres de segunda mano que rozan las rodillas. La versión que lleva hoy originalmente era verde menta, pero está tan sucia, cubierta de manchas,marcas de bolígrafo e incluso un trozo de chicle masticado, que parece casi gris. ”Explica mi vida”, dice Olsen, suspirando, cuando se le pregunta por el estado de su querido accesorio. Al insistir en que aclare, la joven de19 años responde rápidamente que solo estaba “bromeando”, que simplemente quería decir que tiene la tendencia de desgastar las cosas. Pero Olsen podría estar en lo cierto. El bolso desgastado es una metáfora adecuada de su estado actual: un emblema de la elegancia frecuentemente imitado que, en el último año y medio, ha recibido su buena cuota de golpes y moretones”. Olsen, al igual que Moss, era una anti-modelo del momento.
Años después Ghesquière ha mencionado en entrevistas cómo aquel estilo desaliñado tan “cool” ayudó a convertir al bolso en un icono entre las jóvenes dela época: “Mary-Kate llevaba el bolso como si siempre hubiera sido suyo. Eso es lo que quería, un accesorio que pareciera tener historia”. El Motorcycle City Bag consiguió definir una actitud de rebeldía e individualidad. Fue el bolso elegido por una generación que buscaba algo distinto, lejos de los grandes logos y del lujo tradicional. Era, también, relativamente asequible frente a su competencia, ya que su precio estaba entre los 800 y los 1.000 euros (frentea los 6.000 euros que podía costar un Birkin de Hermès o los 3.000 de un 2.55de Chanel). Además, tenía otra cosa que lo diferenciaba de sus rivales: era práctico. En su interior cabían todas esas cosas que una lleva consigo en el día a día, algo totalmente rompedor en los bolsos de diseñador del momento, que eran más pequeños o rígidos. Esa funcionalidad propició el nacimiento de otros bolsos de tamaño grande y con vocación práctica: del Mulberry que Alexa Chung bautizó con su nombre y que tenía forma de cartera, al Proenza Schouler PS1 que medio Nueva York comenzó a llevar. Pero, sin duda, el latido de la época pertenecía al City. Durante la década de 2010, Balenciaga revisó el diseño en varias ocasiones, con nuevas versiones que mantuvieron su relevancia, y aunque no llegó a desaparecer, su fama sí quedó difuminada.
En la década de 2020, la marca lo relanzó con tachuelas más grandes, acabados metálicos y nuevos materiales, atrayendo a una nueva generación que comenzaba a sentir nostalgia por una década que no habían vivido de adultos, los Z. Demna, al frente ahora de Balenciaga, ha sabido capitalizar al relanzar el modelo con un aire más contemporáneo (Le Cagole, el nuevo City), que han llevado por las calles Bella Hadid o Julia Fox, y un gran grupo de celebridades (Pernille Teisbaek, Paloma Elsseser, Olympia de Grecia) en una campaña publicitaria. Y, de nuevo, Kate Moss. La modelo protagonizó una campaña fotografiada por Mario Sorrenti, abrazand oel bolso que convirtió en icono -mientras ella hacía lo propio- hace casi 25 años. Este homenaje está impulsado por la fascinación por accesorios icónicos de otras décadas y por el boom de lo “vintage” (ahora las piezas de otras épocas se llaman “de archivo” y significan que quien las lleva, sabe de moda). De hecho, el modelo original vive un nuevo momento de oro en plataformas como Vestiaire Collective o The Real Real, donde las versiones del City de los primeros años 2.000 están entre las piezas más deseadas.
Ghesquière reflexionó sobre su popularidad actual en una reciente entrevista: ”Este bolso se adelantó a su tiempo. Era disruptivo, y ahora encaja perfectamente en un mundo que busca autenticidad y personalidad (…) Siempre creí en él, incluso cuando otros no lo hicieron. Hoy es un recordatorio de que las ideas más auténticas son las que resisten el paso del tiempo”.