Machismo disfrazado de amor romántico: 4 (anti) ejemplos que deja 2018
Declaraciones de amor tóxicas e intentos de reconciliación en público son algunos de los relatos más comentados de la cultura pop en un año en que reconocimos, señalamos y analizamos con especial atención este tipo de conductas.
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Que ‘tóxico’ haya sido elegida la palabra del año para el diccionario de Oxford no es arbitrario. Sus búsquedas en el diccionario digital han aumentado un 45% en consecuencia al creciente uso del término que se da, entre otras cosas, para catalogar relaciones amorosas que no hacen bien o al modelo de masculinidad derivado del machismo estructural. Su aparición en titulares para retratar momentos álgidos de celebridades, sus relaciones y su arte ha sido continua y responde a la presente conversación feminista. Desde declaraciones de amor a la vista de todos, a videoclips con relatos que contribuyen a la continuidad de roles de género anticuados, repasamos los momentos que nos vendieron como paradigma de lo romántico y no lo son.
1.“Acéptame de nuevo, Cardi”. El ejemplo más reciente lo encarnan los raperos Cardi B y Offset. Días después de que ella anunciara la ruptura con su pareja y padre de su hija a través de Instagram y entre rumores de infidelidad, él se la jugaba con un episodio público que medios de comunicación y usuarios de redes sociales no tardaban en señalar como “tóxico”. Justo cuando Cardi se disponía a empezar su actuación en el festival Rolling Loud en Los Ángeles (California), él irrumpía en el escenario sin previo aviso y con un decorado floral valorado en 15.000 dólares con el que, escrito en flores rojas, le rogaba perdón y una segunda oportunidad. Igual que ocurre con las pedidas de mano en público, tradicionalmente de ellos hacia ellas, -una baza que el rapero de Migos también jugó-, la exposición y la presión del público contagiado de la idea de amor romántico y el final ‘feliz’, interfiere. “Desde el momento en que haces algo que es privado público, las consecuencias pueden ser públicas también. Y este es un factor que, a la persona a quien se le pide, le dificulta más decir que no si esa es su voluntad”, explicaba a S Moda Amparo Lasén, profesora de Sociología de Género en la UCM. Se obvian a menudo los deseos, circunstancias e historial de la persona y la pareja en cuestión, un papel que él usa a su favor. Lo hace además agasajando con flores, perpetuando la idea de que lo material es concluyente para convencer a una mujer, que su cambio de opinión se puede comprar.
Cardi B no contestó y consiguió echarlo del escenario con discreción, aunque después de la actuación acudió a sus redes para pedir con un vídeo que se respetara al rapero, “es el padre de mi hija”. Teen Vogue, The New York Times o la activista Tarana Burke, fundadora del movimiento #MeToo, han reflexionado al respecto. Burke escribía su conclusión tras el episodio y los comentarios opinando que inundaron Twitter: “Lo que más destaca es la cantidad de mujeres que han estado en una situación así. Muchas de nosotras tenemos ‘ex locos’ o historias que daban un ‘poco de miedo’ pero que terminaron (más o menos) bien.
2. «Yo te quiero más». Un caso parecido protagonizaron Aitana Ocaña y Luis Cepeda. Durante su última actuación dentro de su edición de Operación Triunfo, en febrero, interpretaban juntos por segunda vez No puedo vivir sin ti, de Los Ronaldos. Ella aún con novio, entre rumores de que la relación de ambos concursantes era más que una amistad y con el fandom ‘Aiteda’ deseoso de que así fuera, la sorpresa llegaba en plena actuación. Él sustituía parte de la letra original de la canción -esta vez sin debate– para soltarle un “yo te quiero más” que ella tuvo que digerir mientras seguía cantando ante la multitud en plató y en sus pantallas. Horas después, ya desde sus redes, Cepeda confirmaba sus sentimientos escribiendo “Ya no actúo cuando canto contigo.(…) Yo te quiero más. Libre, sea cual sea nuestro camino”, de nuevo haciendo partícipe a toda España de lo que sentía.
Aunque aclaró en Twitter que lo había hablado previamente con Aitana, que se encargara de demostrarlo públicamente ponía el foco automáticamente sobre ella, con el público esperando una respuesta por su parte (de nuevo la presión añadida de los millones de espectadores). Esta llegó: “Es un gran apoyo y sabe que me tendrá ahí siempre”, escribía la catalana sin corresponder con el ferviente ‘yo también’ con el que las rom-com han dictaminado que concluyen este tipo de escenas. Además de no cumplir con las expectativas generales, el gesto de Cepeda evidenciaba y reforzaba el modelo patriarcal según el cual la opinión y sentimientos de ellos priman. Para remate, las críticas y ataques se centraban en ella. Como desarrollaba la periodista Laura Gómez en BuzzFeed: “Aitana no ha mandado a Cepeda a la friend zone, simplemente ha decidido algo que a ti no te gusta”.
3. In my feelings, de Drake. “Desde sus inicios en los 80 el videoclip ha servido para que la juventud tome postura y cree su identidad respecto a cuestiones como el género, clase, identidad sexual…”, explicaba Ana Sedeño Valdellós, doctora en Comunicación Audiovisual y autora de Lenguaje del videoclip (Universidad de Málaga), a S Moda. Ocurre también con el concepto de cómo es el amor o cómo debería ser una relación de pareja. Un relato que, en tiempos de viralidad, pone los productos de artistas como Drake en entredicho. El challenge del año ha sido para el rapero con el peligroso #Inmyfeelingschallenge o #Kikichallenge, que copó Instagram antes si quiera del lanzamiento del vídeo. “Di que nunca te irás de mi lado”, “estoy por ti para siempre” o “te compro champán pero quieres a un tal Henny” son algunas de las frases que Drake suelta en la canción, que se suman a otras del vídeo con las que para convencer a la chica de que quiere estar con ella le ofrece, entre otras cosas, darle su clave del teléfono. Una forma de edulcorar la violencia de control ejerciéndola como si esta fuera romanticismo, un problema de violencia de género que en datos del CIS confunde a más de un tercio de los jóvenes españoles que la consideran normal, aceptable o incluso una demostración de amor. Y normaliza el acoso machista ya al comienzo del vídeo plantándose en casa de Kiki y gritándole a su ventana: “¿Qué pasa? Te he estado escribiendo todo el día, me has estado ignorando… Vengo aquí, como un hombre (…) Intento demostrarte que te quiero”. “Drake una vez más siendo un acosador y un machista de manual disfrazado de nice guy”, escribía al respecto la periodista Elena Rue Morge en Playground con una pieza que desgranaba el vídeo.
4. El anillo. El patinazo machista de Jennifer Lopez es también una de las canciones del año. A pesar del éxito que tanto el tema como el videoclip han acumulado, su mensaje no ha pasado inadvertido a la crítica feminista, aunque en su lanzamiento ella lo definiera como un canto para inspirar a las mujeres. “Me tratas como una princesa y me das lo que pido”, arranca el tema con una JLo aparentemente empoderada y vestida de reina/diosa que no hace sino transmitir el mismo mensaje rancio y dañino de siempre, la mujer se contenta con lo material y con un hombre que la provea de cosas. Adiós autosuficiencia e independencia. Y alcanza el estado supremo, solo, junto a él: “Ya lo tengo todo, ¿y el anillo pa’ cuándo?”, con la sortija que la ‘marca’ como máxima representación del amor y el compromiso. ¿Dejar de perpetuar los roles de género pa’ cuándo?