Lana del Rey, princesa del pueblo

La cantante llevó al Sónar el estilo de las divas mainstream

“Y ahora voy a bajar”, avisó, cuando aún sonaban las últimas notas de Video Games. Y lo hizo. A pesar de sus plataformas-topolino, descendió hasta las primeras filas del público y se dedicó a hacer eso que hemos visto hacer a Lady Gaga y Beyoncé: besar al público de la primera fila, posar para las fotos de sus móviles, dejarse achuchar y recoger declaraciones de amor. “I love you so much”, “Te quiero tanto”, se leyó perfectamente en los labios de un fan enfervorizado. Y todo esto en un festival de electrónica, en un recinto gigantesco en el que nadie querría perderse sin móvil y sin...

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“Y ahora voy a bajar”, avisó, cuando aún sonaban las últimas notas de Video Games. Y lo hizo. A pesar de sus plataformas-topolino, descendió hasta las primeras filas del público y se dedicó a hacer eso que hemos visto hacer a Lady Gaga y Beyoncé: besar al público de la primera fila, posar para las fotos de sus móviles, dejarse achuchar y recoger declaraciones de amor. “I love you so much”, “Te quiero tanto”, se leyó perfectamente en los labios de un fan enfervorizado. Y todo esto en un festival de electrónica, en un recinto gigantesco en el que nadie querría perderse sin móvil y sin amigos.

Para su primer concierto en Europa, Del Rey trasladó al Sonar los usos y costumbres de las divas del mainstream, pero sin renunciar a su propuesta artística. Si Rihanna ha hecho una insignia del gesto de tocarse la entrepierna (alguien, presumiblemente con bastante tiempo libre, calculó que la de Barbados pasa el 11% de la duración del vídeo de You Da One haciéndolo), Del Rey lo insinúa.

Volvió a ir de blanco, su color preferido para actuar, con un vestido corto de encaje sin mangas. Los accesorios reforzaban la imagen de vestal: un potente cinturón dorado y rígido y un tocado-diadema que le emparentaba a ratos con Cleopatra y a ratos con la princesa Leia. Varias veces se puso y se quitó unas gafas de sol de montura blanca estilo años 50. El pelo, que mantiene desde hace unos meses en un tono más oscuro y rojizo, peinado con las ondas al agua que trataron de copiar bastantes asistentes al concierto.

Si Gaga tiene a Nicola Formichetti, Del Rey cuenta con Johnny Blue Eyes. Este estilista británico, que ha trabajado con Scissor Sisters, the Klaxons y the Gossip entre otros, colabora con ella desde mucho antes de que fuera famosa y le acompaña en casi todos sus desplazamientos. Juntos han depurado su imagen, que en los últimos meses ya no referencia tanto el estilo colorido de las pin ups y anuncia coqueteos más dark que potencian el aire de femme fatale. Aunque puede que más de dibujos animados que de cine negro: no por nada en el concierto del Sonar, abundó entre las proyecciones, la imagen de Jessica Rabbit.

Blue Eyes es un connaiseur del vintage (tiene una importante colección privada) y ha potenciado la colaboración de la cantante con diseñadores jóvenes como Joseph Altuzarra, con el que asistió a la gala del Met, con vestido y capa. Aunque si algo confirma el crédito fashion de la canante es que ya ha entrado en el exclusivo club de personas que le han prestado su nombre a un bolso. Mulberry lanzó el Del Rey el pasado mayo, una pieza de asa corta disponible en verde, granate y negro entre otros tonos.
 

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