Harry Lambert, inventor del ‘look’ de Harry Styles: «Hoy al fin hay hombres divirtiéndose con la moda»
El hombre que viste a Emma Corrin o a Harry Styles ha sabido capturar la energía del momento y transformarla en estilismos que van más allá de las imposiciones estéticas del género. Reconocido como uno de los nombres más influyentes del panorama, sus objetivos pasan por apoyar a la gente en la que cree y, por el camino, divertirse.
“La moda puede ser intimidante, pero si creas tu propia comunidad deja de parecerse a El diablo viste de Prada”, defiende desde su estudio el estilista y consultor Harry Lambert (Norwich, Reino Unido, 35 años). Él ejemplifica una nueva manera de entender esta industria, no como una carrera por llegar a alguna meta, sino como un recorrido en el que ir sumando compañeros. Viste con ojo editorial a Emma Corrin, Josh O’Connor o Eddie Redmayne, pero su relación laboral más notable (y longeva) es la que mantiene con Harry Styles, al que cubre sin prejuicios de perlas, rosa o encajes. Todo e...
“La moda puede ser intimidante, pero si creas tu propia comunidad deja de parecerse a El diablo viste de Prada”, defiende desde su estudio el estilista y consultor Harry Lambert (Norwich, Reino Unido, 35 años). Él ejemplifica una nueva manera de entender esta industria, no como una carrera por llegar a alguna meta, sino como un recorrido en el que ir sumando compañeros. Viste con ojo editorial a Emma Corrin, Josh O’Connor o Eddie Redmayne, pero su relación laboral más notable (y longeva) es la que mantiene con Harry Styles, al que cubre sin prejuicios de perlas, rosa o encajes. Todo empezó con los brocados de una de las primeras colecciones de Alessandro Michele para Gucci y evolucionó hacia una de las relaciones a tres (Michele-Lambert-Styles) más fértiles de los últimos tiempos. Ahora, con el italiano recién desembarcado de esa aventura, su legado permea: “A Michele le estaré eternamente agradecido por su visión y por la forma en que ha llevado la moda, especialmente la masculina, hacia una nueva dirección”, dice Lambert.
Los hombres no habían disfrutado tanto con la ropa desde el fin del Antiguo Régimen, desde “la gran renuncia masculina” de la que hablaba el sociólogo John Flügel. Styles no ha sido el primero en jugar con estereotipos (en música hay personajes memorables), pero sí un ejemplo que tiene reflejo en las calles. Quizá, como señalan sus detractores, porque su perfil de hombre blanco y cis hace que el mensaje se difunda mejor, pero de lo que no hay duda es de su alcance. Y de que la mano que anuda la seda es la de Lambert. Por ello, entre otros, el estilista ha sido reconocido este año con el galardón Leaders of Change (líderes del cambio) de los prestigiosos Fashion Awards y ha entrado en el ranking de personalidades influyentes BoF 500 de The Business of Fashion. Nada estaba planeado: de adolescente le rechazaron en Topman por no molar suficiente y en el colegio sufrió acoso que superó con el sostén de los suyos. A lo mejor por eso las redes de apoyo son la base de muchas de sus decisiones hoy.
Tiene el don de transformar carreras, véanse las de dos de sus colaboradores, Harris Reed y S.S.Daley: flamante director creativo de Nina Ricci y ganador del LVMH Prize, respectivamente. ¿Se toma muy en serio apoyar a los que están empezando?
Sí, es fundamental porque entrar en la industria es duro. Si ahora mismo puedo decir que estoy en un lugar privilegiado de mi carrera es porque puedo contribuir a mostrar el talento de los más jóvenes. Me parece importante que aparezcan junto a grandes marcas porque muchos de ellos son muy dignos de estar también ahí y, además, porque su creatividad es imprescindible para mi trabajo. Cuando hago una sesión siempre me aseguro de incluir algún diseño de un creativo novel o de encargar algo. Cuando conocí a S.S.Daley fue algo así, sus lookbooks pedían un editorial, yo justo estaba trabajando en uno de los vídeos de Harry Styles y todo fluyó. Tanto él como Harris Reed estaban llamados a triunfar, pero yo estoy orgulloso de haber podido ayudarles a acelerarlo.
¿Y qué busca en ese talento joven, qué le gusta avalar?
A aquellos que tienen la capacidad de crear un mundo propio. Se ve rápidamente, pero es difícil de explicar. Esos creativos apasionados que saben imprimir un ADN personal a sus marcas, en las que se aprecia su punto de vista sobre el mundo. Me emociona por ejemplo Marco Ribeiro, con el que acabamos de cerrar un gran proyecto con Pleasing [la firma que comparte con Harry Styles].
¿Qué opinan los artistas a los que viste? No es habitual que alguien como Harry Styles ceda su imagen a un diseñador desconocido.
Les encanta. A Harry, Emma, Josh, Eddie… obviamente no se van a poner algo que no les guste, pero todos fueron estrellas en ciernes en algún momento, todos tuvieron esa pelea para entrar por la puerta. Creo que aprecian lo que momentos como las alfombras rojas pueden hacer por la carrera de alguien y a todos les emociona apoyar a los jóvenes, no solo a las marcas potencialmente monetizables. Nunca es una cuestión de si ‘hacemos esto’, sino de ‘cuándo lo hacemos’.
Josh O’Connor o Emma Corrin, ahora entre los mejor vestidos y protagonizando campañas (con Loewe y Miu Miu), eran estrellas en ciernes hace muy poco. ¿Cómo los ha colocado ahí?
Tiene que haber mucha transparencia entre nosotros. Con Emma tuve la suerte de ser su amigo antes de trabajar juntos; está en su propio viaje, el de su identidad de género, así que es bonito ir a su lado, explorar si prefiere una prenda más masculina o más femenina. Se trata de asegurarte de que estén cómodos con lo que llevan. Con Josh es lo mismo. Siempre les digo que me tienen que avisar cuando algo no les gusta, porque eso es lo que más me ayuda. Somos muy honestos entre nosotros, lo que no quita que a veces dejamos que tome el control un niño salvaje, como cuando Emma se puso el vestido con forma de bolsa con un pez (uno de mis preferidos). Son talentos que se atreven a arriesgar y a hacer cosas diferentes.
Visten estilismos tan distintos como polarizantes, con entusiastas seguidores y detractores en redes sociales. ¿Cómo lo lleva, lee los comentarios?
Acabo de dar un paso atrás en este asunto. Solía leer todo, hasta que me di cuenta de que me colocaba en un estado mental muy negativo. Soy un afortunado, porque se escriben cosas muy bonitas sobre lo que hago, pero se te queda lo malo y un día vi que eso que leía me estaba influenciando. Para hacer lo que quiero necesito no pensar en lo que otros van a pensar, así que tomé la decisión de limitar mi interacción. Dicho esto, las redes sociales son increíbles para las marcas y una gran plataforma para mi trabajo, sin ellas, seguramente, no habría llegado tan lejos.
Suele usar prendas de diseñadores españoles como Palomo Spain, Arturo Obegero o Alled Martinez, alejados de los canales tradicionales. ¿Llegó a ellos por las redes?
Sí, tanto mis asistentes como yo siempre estamos buscando en Instagram. Muchos jóvenes etiquetan a escuelas de moda como Central Saint Martins, no sé si les animan a ello desde allí, pero a mí me es muy útil para descubrir gente. Creo recordar que así fue como di con Arturo. Este año le pedimos algunos diseños para el vídeo As it was, pero solo teníamos un par de semanas, así que fue un “mira, necesitamos conjuntos a juego en dos colores, ¿puedes hacerlo a tiempo? ¿Cuánto dinero necesitas?”. Lo hizo y el resultado fue alucinante. Lo mejor es que es gente que está deseando participar, que te va a ayudar en todo y te va a facilitar el proceso. Con las grandes marcas generalmente es más largo y complicado, porque tienes que pasar por más filtros y etapas.
Así que etiquetar, ¿qué otro consejo le daría a alguien que empieza, cómo fueron sus inicios?
Crecí en un pueblo y no sabía nada de diseñadores ni de Vogue. No obtuve ese conocimiento hasta mucho más adelante, en la universidad. Ahora es distinto, todos los jóvenes conocen a Alessandro Michele o a Demna, tienen acceso a los archivos de Margiela o de McQueen y pueden hasta buscar prendas en webs de segunda mano. Yo empecé como freelance cuando era una palabra fea, cuando todo el mundo quería estar en una revista (hoy es al revés, todos quieren la libertad de ser freelance). Puede ser intimidante cuando eres pequeño, pero yo tuve la suerte de cruzarme con gente muy buena y de hacer un grupo de amigos con los que ahora trabajo. Ese sería mi mayor consejo: si vas a una sesión, hazte amigo del asistente del fotógrafo, del asistente de estilismo, sal con ellos, construye tu propia comunidad.
Se le atribuye el mérito de romper con los estereotipos de género, pero esa idea lleva años presente entre los jóvenes y colectivos diversos.
Siempre hay que reconocer el mérito de los que vinieron antes, como David Bowie, Prince o Madonna, esa gente que tiró las normas por la ventana. Adoro su sentido de la extravagancia y del drama. Siempre ha habido alguien que se ha atrevido, pero supongo que los artistas con los que trabajo están, ojalá, entre los que arriesgan hoy. Quizá suene cursi decirlo, pero creo que en los últimos cinco años se ha visto un cambio real, hay hombres divirtiéndose al fin con la moda.
Ya es normal cruzarse con chicos llevando perlas, algo que popularizó Harry Styles.
Harry no fue el único, al principio también estaban Pharrell Williams o A$AP Rocky. Las perlas se convirtieron casi en un símbolo. Recuerdo que cuando empecé a ponérmelas la gente literalmente se paraba en seco. Hoy es normal, es divertido y casi un básico.
Cuando viste a Styles rompiendo con lo que se supone apropiado para un hombre, ¿piensa en esos chicos que aún se sienten marginados?
Sí, sí y creo que importa porque son personas a las que la juventud admira, en las que se fijan para decidir qué sí y qué no a la hora de expresarse ellos mismos. Cuando yo era un niño al que le gustaba la ropa me hacían bullying. Hoy vivo en Londres y me siento seguro yendo por la calle como quiero, y con suerte sucede lo mismo en las ciudades más pequeñas. A medida que la moda se vea más como algo divertido, como una forma de expresión, la gente se sentirá más cómoda. Espero que los cambios tengan un efecto goteo.