“No vi a un solo tío que se inquietara”, Olga Viza señala los problemas de conciliación que siguen acarreando las mujeres
La periodista, a su paso por el podcast de Estirando el chicle, recordaba la anécdota que le hizo abrir los ojos a la desigualdad en el entorno laboral.
El pasado miércoles la periodista Olga Viza acudía como invitada al podcast de Estirando el chicle para recordar sus inicios, debatir sobre el sector y repasar su carrera. Habló sobre la dificultad de retransmitir eventos deportivos o de la responsabilidad de comunicar las noticias. También evocaba el momento en que fue plenamente consciente de las diferencias entre géneros dentro de una redacción, en plena cobertura del atentado del 11S: “Ese es el día en que vi clarísimamente que hay una diferencia entre hombres y mujeres, que hay un problema de conciliación impresionante”, decía en...
El pasado miércoles la periodista Olga Viza acudía como invitada al podcast de Estirando el chicle para recordar sus inicios, debatir sobre el sector y repasar su carrera. Habló sobre la dificultad de retransmitir eventos deportivos o de la responsabilidad de comunicar las noticias. También evocaba el momento en que fue plenamente consciente de las diferencias entre géneros dentro de una redacción, en plena cobertura del atentado del 11S: “Ese es el día en que vi clarísimamente que hay una diferencia entre hombres y mujeres, que hay un problema de conciliación impresionante”, decía en el espacio presentado por Carolina Iglesias y Victoria Martín. Viza explicaba cómo, según pasaban las horas, sus compañeras se ponían nerviosas y se escondían a llamar por teléfono, intentando que alguien fuera a recoger a sus hijos a la salida del colegio para ellas poder continuar la redacción. “Vi a tías nerviosas, algunas llorar y salir por las escaleras porque estaban dejando atrás la noticia de sus vidas, la noticia de sus carreras, porque tenían que ir a buscar a sus niños. No vi a un solo tío que se inquietara”.
Hoy, más de dos décadas después, el panorama no ha mejorado lo suficiente: según el estudio Desigualdades de género en el trabajo remunerado y el no remunerado tras la pandemia, publicado el pasado mes de febrero por el Observatorio Social de la Fundación la Caixa, los hombres dedican 28 horas a la semana al cuidado de los menores y a las tareas domésticas, mientras que las mujeres dedican 43, un 35% más. Una estadística que no incluye el impacto que la carga mental tiene en la vida de las mujeres, esa labor de planificación, organización y toma de decisiones en el hogar que mayoritariamente asumen ellas.
La mujer que puso voz y rostro a seis Juegos Olímpicos y tres mundiales de fútbol puede presumir de una de las trayectorias más respetadas y admiradas. Quería ser doctora, pero al final ganaron las letras. Ya apuntaba maneras cuando con 13 años hacía un periódico en casa para regalarle a su abuela, The Carmen, “porque entonces nos fascinaba The Times y todo eso”. Llegó al periodismo deportivo para sustituir a Mercedes Milán al frente de Polideportivo, en 1987 en TVE, y cuenta que entonces no encontró machismo porque “éramos cinco, éramos la novedad. No había problema”. Los problemas llegaron después, “las generaciones posteriores ya tuvieron más dificultades, empezó la involución. Porque, ‘cuánta tía, podemos aguantar a cinco… pero ya a 20 no”.
Actualmente colabora en el programa vespertino de Antena 3, Y ahora Sonsoles, donde según contaba hace una semana la propia presentadora, Sonsoles Ónega, Viza le da consejos sobre el espacio: “Olga me dice ‘esto está bien, esto está mal, esto está regular. Si lo hace Olga es palabra de dios”. Ganadora de un Ondas y dos Premios TP, en enero recogía el Premio Nacional de Comunicación de la Generalitat. El Govern resaltaba entonces en un comunicado que ”ha sido un referente para mujeres periodistas con su trabajo en un ámbito especialmente masculinizado como el periodismo deportivo”.
En 2017 recibía también el premio Margarita Rivière al rigor periodístico con visión de género. En Estirando el chicle evocaba también el momento en el que se planteó que estaban cubriendo mal los asesinatos machistas y decidió cambiarlo todo. Hoy lo tiene muy claro: “Por defecto siempre al lado de la víctima hasta que se demuestre lo contrario. Y mucha prudencia”.