Federico Luppi o por qué olvidamos el lado oscuro de los más grandes
O por qué se ignora la violencia de género en el relato vital de los mitos del cine.
«¿Sabés cuándo me separé de Haydée, yo? En 1978. ¿Y ahora habla de las palizas?». Así, sin desmentirlas, contestó Federico Luppi a las presuntas acusaciones de maltrato que su ex, Haydée Padilla, había narrado en televisión ese mismo año, en 2013, adelantándose entonces a esas actrices de Hollywood que ahora han destapado los abusos de Weinstein.
Padilla decidió hablar en la época en la que los encontronazos violentos del acto...
«¿Sabés cuándo me separé de Haydée, yo? En 1978. ¿Y ahora habla de las palizas?». Así, sin desmentirlas, contestó Federico Luppi a las presuntas acusaciones de maltrato que su ex, Haydée Padilla, había narrado en televisión ese mismo año, en 2013, adelantándose entonces a esas actrices de Hollywood que ahora han destapado los abusos de Weinstein.
Padilla decidió hablar en la época en la que los encontronazos violentos del actor con la prensa argentina saltaron a una politizada palestra mediática (con pocos días de diferencia, Luppi abofeteó a un periodista frente a las cámaras y agarró por el cuello a otra cronista televisiva en un acto social). La también intérprete, con la que mantuvo una relación durante más de una década en los años 70, desveló que éste la agredía al mantener relaciones sexuales («son cosas que él pedía y que yo no estaba dispuesta a hacer en la intimidad. Yo creo que todo es aceptable con respecto al sexo. Pero… a ver, si yo quiero. Vamos juntos, no me obligues»), dijo que alguna vez llegó a pensar «que podría haber muerto» y que su círculo de amistades estaba al tanto de los ocurrido («yo amo a Soledad Silveyra, Selva Alemán y Virginia Lago, ellas fueron testigos cuando iba al teatro rara, llegaba tarde, tapada y me apoyaron en ese momento. A veces uno no puede defenderse por miedo. Había otro Federico Luppi para el mundo. Yo era la loca, ¿cómo un tipo tan bueno, tan culto, podía hacer eso?»).
Conocida como ‘La Chona’ en Argentina, la mujer justificó destapar el maltrato décadas después –nunca denunció– porque hacerlo en 2013 no era lo mismo que hacerlo en 1976: «El problema es que hace años te decían: ‘bueno, está bien, aguántatela’. Eran tiempos diferentes». Al hilo de sus acusaciones, otra ex del actor, la cantante Cecilia Milone, negó haber recibido malos tratos por parte de Luppi pero sí apoyó la teoría de Padilla, aclarando que era un secreto a voces en el gremio: «Algunos actores dicen que sabían esas cosas tan horribles de lo de Haydée, y no entiendo por qué no lo contaron antes», dijo en televisión. A otra de sus ex parejas, la actriz uruguaya Brenda Accinelli, no quiso reconocer un hijo que ella afirmaba que era del actor. Él la llamaba «hija de puta» ante los medios por reclamar una pensión alimenticia.
El pasado 20 de octubre Luppi fallecía en Buenos Aires por las complicaciones de un hematoma tras una caída en su casa unos meses atrás. En el amplio espectro de necrológicas y mensajes de recuerdo por personajes públicos, pocos han sido los medios o los personajes que han recordado este episodio, nunca desmentido por el actor, al resumir su vida. Guillermo del Toro lo calificó de «hombre bueno y leal», Pablo Iglesias dijo que «pocos actores supieron tocar las conciencias como él» y Juan Diego Botto lo recordó como «inmenso ser humano». La guionista y columnista argentina Carolina Aguirre fue de las pocas en destacar este caso al tuitear: «Leo loas a Federico Luppi, cuya esposa contó cómo le pegaba. Después se preguntan cómo paso lo de Harvey Weinstein. Simple. No les importa».
Quién también ha reflexionado sobre el caso ha sido Lorena G. Maldonado, desde The Objective, en Por qué amamos a éste (y otros) cabrones: «Me repugna más la actitud conciliadora del público cuando los acosadores, los maltratadores, los violadores o los pederastas son figuras artísticas aclamadas por las masas, de Hitchcock a Polanski pasando por Pablo Neruda y con la mirada puesta en Woody Allen. Aquí la cultura como neutralizador de delitos. Nos cambia la mirada. Nos vuelve cómplices», escribe. La periodista denuncia esa suerte de inmunidad moral que ostentan los mitos que han maravillado artísticamente al planeta: «No se trata de dejar de disfrutar de sus obras –el arte es arte y hay que consumirlo sin firmas, sin sentirnos culpables: es absurdo calibrar si nuestro libro favorito lo ha escrito una buena persona–, pero sí de evitar que la belleza de sus trabajos dulcifique nuestra concepción del autor, tanto que nuestra conciencia clemente se salte la propia legalidad», sentencia.
Además de los recientes escándalos de Weinstein, Toback o Johnny Depp, la lista de supuestos hombres admirables e iconos de nuestra era relacionados con la violencia de género no es precisamente corta (y, para la gran mayoría, desconocida).
En este vídeo de 1987, Barbara Walters le recuerda a Sean Connery si es verdad que él dijo que era «mejor pegar a las mujeres con la mano abierta que con el puño cerrado«. El que fuese James Bond no solo lo confirma, sino que alega que «no pienso que sea malo pegar a una mujer si se lo merece». Ante el asombro de la conductora, Connery va más allá y asegura que pegar a las mujeres está bien porque «cuando no están contentas con la última palabra, y quieren tenerla, se ponen a provocar y entonces es ahí cuando la bofetada es correcta».
Cuando se filtraron a la prensa los papeles de divorcio de Bill Murray (Cazafantasmas, Atrapado en el tiempo, Lost in Tanslation) y su segunda mujer, Jennifer Butler –un matrimonio de once años, casados entre 1997 y 2008–, en éstos ella denunció episodios «continuos de abusos físicos y abandono». Butler, que defendía haber tenido que mudarse en 2006 llevándose a los cuatro hijos en común, especificaba en los documentos un altercado en noviembre de 2007, cuando el aclamado humorista salido de la cantera del Saturday Night Live le llegó a decir que «tenía suerte de estar viva» tras «golpearla en la cara». La mujer pidió una orden de alejamiento al solicitar el divorcio. Este se formalizó en 2008 y, según The Telegraph, Butler retiró entonces las acusaciones. Murray nunca las ha desmentido.
En 2010, la ex novia de Michael Fassbender, la también actriz Sunnawin ‘Leasi’ Andrews, presentó una denuncia al juzgado de Los Ángeles en el que pedía una orden de alejamiento contra el actor y reclamaba que abandonase el domicilio común en Bel Air. En el documento, al que accedió TMZ, Andrews defendía que durante un festival de cine en 2009, y tras una borrachera, Fassbender le lanzó una silla a la cara que le rompió la nariz. También acusaba al actor de «haberla arrastrado desde su coche» una noche, después de discutir sobre un ex novio de la joven, hecho que le provocó una lesión en el tobillo y la rótula izquierda, así cómo la rotura de un quiste ovárico. Los cargos fueron retirados por la afectada un mes después y, según explicaron fuentes cercanas a la actriz, se hizo «porque ella no quería dañar la carrera del actor».
Nicholas Cage fue arrestado por la policía de Nueva Orleans en abril de 2012, acusado de los cargos de violencia doméstica y alteración del orden público, tras ser pillado por unos agentes arrastrando del brazo a la que por entonces era su mujer, Alice Kim (se divorciaron en 2016 tras once años de matrimonio). Según los agentes, Cage, en presunto estado de embriaguez, estaba «arrastrando a Kim hacia la propiedad que creía haber alquilado». Según el relato policial, el actor empezó a golpear los coches que tenía cerca y que incluso llegó a intentar saltar dentro de un taxi hasta que los agentes le llamaron la atención. Su mujer no quiso presentar cargos contra su marido ni ofrecerse como testigo de los hechos.
El pasado mes de septiembre la modelo Elsie Hewitt presentó una denuncia contra el actor Ryan Phillippe (Studio 54, padre de dos hijos en una relación pasada con Reese Witherspoon) por una supuesta agresión que recibió el pasado 4 de julio. La modelo y el intérprete salían desde el mes de abril. Según la denuncia de la joven, el actor la pateó, dio un puñetazo y lanzó por las escaleras en su casa al volver de una fiesta porque «se había sentido ignorado» por la modelo. En el relato de la denuncia, Hewitt asegura que Phillippe le gritó «vete de mi jodida casa, puta loca». Tras el incidente, la modelo acudió al hospital Cedars Sinai y rellenó una denuncia con la policía de Los Ángeles, donde pidió una orden de alejamiento. El registro médico dice que tenía dolor en el pecho, cortes y moratones (las fotos de las lesiones se pueden ver en este vídeo de People). Ryan Phillippe, por su parte, publicó un comunicado alegando que «todas las acusaciones son falsas«. La joven ha asegurado que si existe compensación económica en su juicio, lo donará a organizaciones que luchan contra la violencia doméstica (tal y como hizo Amber Heard con Johnny Depp). No era la primera vez que a Phillippe se le denunciaba por agresiones. Tal y como ha desvelado TMZ, su anterior prometida, Paulina Slagter, presentó una denuncia por acoso contra él el pasado mes de marzo.
Gary Oldman, que tuvo que pedir disculpas en 2014 en varias ocasiones por una entrevista en Playboy en la que defendió el antisemitismo de Mel Gibson y llamó «zorra» a la congresista Nancy Pelosi, también tuvo un divorcio marcado por acusaciones de violencia doméstica de su tercera mujer, la fotógrafa Donya Fiorentino, con la que estuvo casado entre 1997 y 2001. Su relación estuvo marcada por las adicciones, mutuas, a las drogas y alcohol. Según los documentos filtrados a la prensa, el intérprete supuestamente habría golpeado la cara de la mujer con la base de un teléfono en repetidas ocasiones delante de sus dos hijos, mientras ella intentaba llamar a la policía por la discusión que estaban teniendo. El actor consiguió la custodia legal completa de los dos hijos en común (Fiorentino afirmó ser adicta a la cocaína en aquella época y estar en tratamiento).
En 2010 se hizo público un mensaje de voz que Mel Gibson dejó a su exnovia, la pianista rusa Oksana Grigorieva, tras haberle roto dos dientes durante una pelea en la que ella sostenía a la hija recién nacida de ambos en brazos. «Te lo merecías”, gritaba el actor y director en el mensaje, para a continuación espetar: “Si te violase una manada de negros, te lo merecerías. Voy a ir allí, y voy a prender fuego a la casa, pero primero me la vas a chupar». En la última gala de los Oscar, Gibson tuvo que pasar la penitencia de escuchar un par de incómodas bromas de Jimmy Kimmel. Todos, incluidos él, rieron y aplaudieron los chistes.