4 youtubers científicas que arrasan desmontando mitos
Hablamos con DéborahCiencia, La Hiperactina, Antroporama y La Gata de Schrödinger sobre feminismo, ciencia y divulgación. Todas comparten conocimientos a golpe de vídeo y sin pelos en la lengua.
Comienzo este tema de la forma en la que no me gustaría hacerlo. Utilizando el término «mujeres», en vez de un general como «personas» o «divulgadoras». Tratándolas como a un colectivo femenino que necesita apoyo y referentes, y no exclusivamente como a profesionales individuales. Sucede que, aún hoy, no queda otra alternativa, a mi pesar y al suyo:
“A veces nos borran el nombre. Das una charla y de repente pasas a representar a todas las mujeres que se dedican a la ciencia, pierdes tu individualidad”, confiesa Déborah García Bello. Es química y divulgadora científica y...
Comienzo este tema de la forma en la que no me gustaría hacerlo. Utilizando el término «mujeres», en vez de un general como «personas» o «divulgadoras». Tratándolas como a un colectivo femenino que necesita apoyo y referentes, y no exclusivamente como a profesionales individuales. Sucede que, aún hoy, no queda otra alternativa, a mi pesar y al suyo:
“A veces nos borran el nombre. Das una charla y de repente pasas a representar a todas las mujeres que se dedican a la ciencia, pierdes tu individualidad”, confiesa Déborah García Bello. Es química y divulgadora científica y, antes de abrir su canal en YouTube, Déborahciencia –en el que supera los 24.000 suscriptores– ya lo había vivido en sus propias experiencias: “Percibo que a las mujeres en la ciencia se nos trata con condescendencia y paternalismo. Como si las cosas típicamente femeninas fueran de segunda y las ciencias, típicamente masculinas, fueran más importantes”. Le ha pasado también a Patricia Tezanos: “Eres divulgadora científica, pero te reclaman por ser mujer. No para hablar de tu campo de investigación, sino para que des testimonio de cómo es ser una mujer en tu ámbito”. Es publicista, neurocientífica y divulgadora, y cuenta con más de 280.000 suscriptores en su canal, Antroporama.
Con quienes he hablado, sin excepción, afirman estar satisfechas con su recorrido cuando se les pregunta por el papel de las mujeres en la ciencia, pero no cabe duda de que aún quedan aspectos que pulir y senderos inexplorados que ellas han venido a recorrer: “En la ciencia existe el techo de cristal. A lo largo del tiempo he sentido que iba a estar más expuesta por el hecho de ser una mujer, me echaba para atrás el tema de YouTube porque la gente iba a ser más crítica conmigo e iba a cuestionar mi inteligencia y mi formación”. Ella es Sandra Ortonobes, biomédica y comunicadora científica. Divulga ciencia en su canal, La Hiperactina –con más de 12.000 suscriptores– y fue capaz de superar sus temores: “Me daba miedo, pero me daba aún más rabia que eso me fuera a echar atrás. Cuando lancé el canal hace un año no había casi referentes femeninos, así que no dejé que me afectara, habría sido una batalla perdida”.
Rocío Vidal, periodista y divulgadora científica –tiene más de 187.000 seguidores en su canal, La Gata de Schrödinger– lo evidencia: «Al ser un espacio dominado por hombres hasta ahora, que haya una mujer que haga ciencia de una forma crítica y vehemente ha hecho que mi canal crezca. He hecho lo que he hecho igual que lo podría haber hecho cualquier otro, el éxito de mis vídeos es la prueba». Fue este, por cierto, el principal motivo para que se lanzara a la piscina: «Tenía algo que decir y pensé que no había mujeres divulgando en Youtube, todos los canales grandes eran de hombres. Siempre he tenido en cuenta la importancia de tener referentes femeninos, no iba con grandes perspectivas, pero quería que se viera que había mujeres que también podían dar caña en ese aspecto con escepticismo y pensamiento crítico».
Es marzo de 2019 y estamos en Madrid: el aspecto feminista protagoniza, inevitablemente, mucho más de la mitad de nuestra charla… O quizá la copa entera, porque la realidad y la conclusión es que las cuatro están arrasando en YouTube y se encuentran entre la comunidad de creadores más popular y valorada de la plataforma: más de un millón de vídeos de aprendizaje se comparten cada día acumulando más de mil millones de visitas por jornada.
“YouTube está en alza por su formato audiovisual. Cada vez se consumen más vídeos en todos los dispositivos. Además creo que el hecho de divulgar a través de este medio está dando una imagen de la ciencia más informal y accesible. Te están explicando un concepto que esperabas no entender desde la cercanía. De repente es fácil de comprender”, afirma Sandra. Lo sabe bien: gracias a su canal ha comprobado que la gente cada vez está más interesada en estar informada, sobre todo a nivel salud. “A veces temas súper específicos tienen mucho éxito –su vídeo sobre CRISPR acumula más de 12.000 visualizaciones–, me doy cuenta de que no debo infravalorar a la gente que me sigue, ellos mismos me dan muchas veces ideas para mis próximos vídeos”.
Como ella, sus compañeras lo han comprobado: “El conocimiento es una forma de placer. Creo que los vídeos de YouTube funcionan porque te activan, te hacen pensar y generan esa sensación de entender o descubrir algo que es muy placentera. Al hacerlo tan personal estableces un contacto con el público, generas cercanía y un vínculo mucho más fuerte que cuando, por ejemplo, escribes un artículo”, cuenta Déborah. Por eso su éxito se basa en vídeos en primera persona en los que, sobre todo, se dedica a hablar –“creo que es mi fuerte”–, como el último, en el que cuenta su experiencia personal sobre la comida, las dietas y el peso, con más de 42.000 visualizaciones; o aquellos en los que derriba mitos tan extendidos como la aversión hacia los parabenos o el aceite de palma, y las modas del real fooding, la homeopatía o el ácido hialurónico.
Es esta, en concreto, otra de las importantísimas y geniales misiones que la mayoría de la comunidad de divulgadores científicos lleva a cabo a través de YouTube: “Sobre todo en la cosmética y la alimentación hay un montón de mitos que surgen por miedo a una sustancia que ni sabemos lo que es. Casi siempre salta a raíz de un estudio que se ha malinterpretado y la industria reacciona eliminándolo. Pero eso aumenta más la bola”, explica Déborah.
Sus compañeras luchan también contra ellos. Y de formas muy diversas. «Mi primer vídeo, por el que me lancé a crear el canal, fue sobre qué es el gluten y por qué la moda sin gluten no tiene sentido. Me acababan de diagnosticar celiaquía y lo conté desde mi experiencia personal, tenía esa fuerza y tuvo mucho éxito», confiesa Sandra. A Rocío le pasó algo similar: “Ese vídeo fue el que me hizo conocida y cambió las perspectivas que tenía respecto al canal». Habla de Estas influencers os están estafando, su vídeo más popular –con más de 1,2 millones de visualizaciones– en el que destapó a varias influencers que se habían reinventado en «chamanas modernas»: «Recibí todo tipo de amenzas, pero también hubo gente que me dijo que ya era hora”.
Esas amenazas que menciona Rocío no son un caso aislado. Todas aseguran sentirse apoyadas por sus seguidores y haber probado que sus contenidos se valoran, pero el ataque existe y en su caso suele ser mayor: “Nos atacan sobre todo por nuestro físico. Existe todavía la idea de que la imagen es ese espacio por el que las mujeres somos vulnerables”, cuenta Patricia.
Pero lo cierto es que no lo es. Déborahciencia, La Hiperactina, La Gata de Schrödinger y Antroporama lo han demostrado con sus trayectorias y sus canales de divulgación científica. Son, cada una a su modo y en su especialidad, referentes… pero para todos los públicos: «No hay que animar a las niñas a estudiar ciencias como si las demás cosas no fueran importantes o como si no se interesan por sí mismas, ya lo hacen «, explica Déborah –los datos verifican que las cifras de matriculación en carreras de ciencias rondan más o menos el 50%-50%–, «Hay que mostrarles cómo es la profesión y darles oportunidades».