«Me importa que no os mate la policía»: de la impulsora del BLM a la primera mujer trans, las nuevas caras femeninas del Congreso de EEUU
Las dos Cámaras se abren a nuevos perfiles de políticas, también del partido Republicano, que ha elegido a la primera congresista que cree en la conspiración QAnon.
Aunque el resultado de las elecciones presidenciales esté todavía en el aire, hay ya otros muchos en firme en las elecciones presidenciales de 2020. Una de las primeras conclusiones que se extrae es que sigue adelante el proceso que se inició hace cuatro años cuando entraron en el Congreso las cuatro miembros de la llamada Squad (pandilla), es decir, Alexandria Ocasio Cortez por Nueva York, Ayanna Presley por Massachusetts, Ilhan Omar por Minnesota y Rashida Tlaib por Michigan y otros candidatos que diversificaron el perfil del representante electo y llevaron a las instituciones a mujeres ajen...
Aunque el resultado de las elecciones presidenciales esté todavía en el aire, hay ya otros muchos en firme en las elecciones presidenciales de 2020. Una de las primeras conclusiones que se extrae es que sigue adelante el proceso que se inició hace cuatro años cuando entraron en el Congreso las cuatro miembros de la llamada Squad (pandilla), es decir, Alexandria Ocasio Cortez por Nueva York, Ayanna Presley por Massachusetts, Ilhan Omar por Minnesota y Rashida Tlaib por Michigan y otros candidatos que diversificaron el perfil del representante electo y llevaron a las instituciones a mujeres ajenas al establishment.
Pero eso vale para los dos lados de la Cámara. También entre las filas republicanas se introducen figuras que no han seguido el canal habitual para entrar en la vida política, como es el caso de Marjorie Taylor Greene en Georgia. Esta empresaria de 46 años lo tenía relativamente fácil, presentándose en un distrito muy conservador, y saltó de los medios locales a los internacionales cuando el digital Politico publicó vídeos en los que se la oía comparar Black Lives Matter con el Ku Klux Klan, hacer comentarios antisemitas sobre George Soros y defender que los musulmanes no deberían poder entrar en el ejército. Además, Greene defiende abiertamente las teorías de QAnon, la red conspiratoria que cree que existe un grupo de millonarios, famosos y miembros del partido demócrata practicando satanismo y traficando con niños. Desde hoy, esas posiciones extremas se han hecho con una voz legítima en la Cámara de los Representantes.
La nueva congresista se cruzará por los pasillos con muchos de esos seres satánicos (y hasta musulmanes) que detesta. Para empezar, las cuatro integrantes de la Squad han renovado sus puestos. Ilhan Omar lo celebró con un tuit en el que aparecen las cuatro con el texto: “Nuestra hermandad es resiliente”.
La más famosa de las cuatro, Ocasio-Cortez, que obtuvo el 68,8% de los votos en su distrito del Bronx a pesar de que su oponente republicano gastó más de 10 millones de dólares en su campaña, ha tratado de morderse la lengua con respecto a sus críticas a la campaña demócrata pero en medio del escrutinio no pudo evitar lanzar un recado a su partido: han fallado a la hora de conquistar el voto latino, que es ya el 35% de la población estadounidense y, por tanto, un electorado que los demócratas no pueden permitirse seguir ignorando.
Las cuatro congresistas que marcan la agenda del ala izquierda del partido recibirán seguramente con los brazos abiertos a Cori Bush, que ha ganado su escaño por Misuri. Bush, que aparece en el documental de Netflix Knocking Down The House y perdió en las elecciones de 2018, viene del activismo antirracista, defiende la sanidad universal y una renta mínima vital de al menos 15.000 dólares anuales. En su discurso de victoria se reivindicó no solo como la primera afroamericana que representa a Misuri sino también como la primera enfermera y la primera madre soltera que se sentará en el Congreso. “Os quiero”, les dijo a los congregados. “Y porque os quiero me importa que comáis todos los días y que no os mate la policía”.
Bush pertenece al grupo de los llamados Justice Democrats, el grupo más progresista dentro del partido de Nancy Pelosi, que impulsó las victorias de la Squad, y del que también forma parte otra congresista recién elegida, Marie Newman, por Illinois. Newman, que es blanca, suele definirse con cierta astucia política como “una madre de los suburbios”. Ese apelativo políticamente cargado suele leerse erróneamente como un bloque monolítico y de tendencia conservadora. A ellas se dirigió explícitamente Donald Trump dos días antes del cierre de la campaña. “Mujeres de los suburbios”, les dijo, “ queredme”. La demócrata Newman defiende el Green New Deal y extender la cobertura sanitaria del programa Medicare y no tiene remilgos a la hora de hablar del aborto legal y gratuito.
Con todo, quien se está llevando todos los titulares de la prensa internacional es, con justicia, Sarah McBride, la activista LGTBQ+ que se ha convertido en la primera senadora trans de la historia. McBride, de Delaware, tiene solo 30 años pero ya está acostumbrada a ser “la primera que” en varios terrenos. En 2016 fue la primera persona trans que habló en la Convención Demócrata y tiene una conexión directa con Joe Biden, ya que trabajó en la campaña para la elección de su hijo fallecido, Beau, como fiscal general del Estado.