Mercedes Debellard: “Cuando borraron mi mural de Nevenka me enfadé mucho”
La ilustradora de origen jienense reflexiona sobre el papel político de su trabajo y su trayectoria
Cuando hace dos semanas recibió la llamada de la directora de arte del Wall Street Journal para retratar con sus trazos sinuosos, sugerentes y coloristas a Taylor Swift, Mercedes Debellard (La Carolina, 39 años) estaba muy lejos de su mesa de trabajo en la pequeña localidad alavesa en la que vive. “Pero no podía decir que no, tenía que hacerlo aunque eso supusiera pasar un fin de semana sin dormir”. Sumaba así el nombre de la cabecera económica un currículum en el que ya figuran Time, The Washington Post, The Guardian, The Sunday Times y este diario. Ahora sueña con aparecer en las páginas del New York Times, aunque la portada del New Yorker le parece inalcanzable: “Es demasiado conceptual para mí”. Sin embargo, ha sido la carga conceptual de los retratos femeninos que hizo en 2018 para las Fiestas de San Isidro más populares (y feministas) de la historia de Madrid y de mural homenaje a Nevenka (a la que no conoce en persona) que pintó en Ponferrada por encargo de Netflix en 2020 lo que la han posicionado como una de las ilustradoras españolas con más proyección internacional.
Pregunta. Se nota cuando le cae bien el personaje que dibuja?
Respuesta. Lo primero en lo que influye es en el gesto. Cuando me toca un político con el que estoy obviamente en desacuerdo el gesto será rudo o yo intentaré que sea frío. A veces no es posible porque te piden expresamente que sea un retrato neutral, pero yo siempre intento meter algo mío.
P. ¿Qué personaje le cae peor de todos los que ha dibujado?
R. Trump. Lo hice en un tema para el Washington Post y la petición estaba acotadísima: como eran pre elecciones tenían que estar los dos candidatos al mismo nivel; no podía ponerle un gesto más antipático a él que a Biden. No podían estar ninguno de los dos ni tristes, ni enfadados, ni muy antipáticos. Así que busqué como referencia una de sus fotos en las que tiene boquita de culo… (risas)
P. De manera que las ilustraciones tienen ideología…
R. Sí, sí. Por supuesto que sí.
P. ¿Y si le etiquetaran como ‘woke’ le parecería mal?
R. A ver, mis hijastros me han explicado más o menos lo que es, pero no tengo el concepto nítido en mi cabeza. Me han explicado que se trata de corregir valores morales equivocados del pasado aplicándoles los valores del presente.
P. ¿Y a usted eso le parece mal?
R. Por supuesto que no. De hecho intenté explicarles por qué es necesario meter a más mujeres protagonistas en los dibujos animados o gente negra cuando siempre han sido blancos los personajes. Nuestros debates casi siempre surgen a partir de los dibujos animados. A veces les convenzo totalmente, otras menos...
P. ¿Cómo le sentó que hayan borrado su mural de Nevenka en Ponferrada?
R. Al principio me enfadé mucho porque no me lo esperaba. Yo daba por hecho que se iba a quedar ahí. Es verdad que cuando lo hicimos nos prepararon para la posibilidad de que lo vandalizaron y hubiera que rehacerlo pero como no ocurrió nada de eso y la gente se hacían muchos selfies, lo subían a Instagram, yo pensaba que permanecería como un homenaje de la ciudad a ella.
P. ¿Lo sintió como un síntoma de la nueva ola reaccionaria?
R. A mí me dio como la impresión de que todavía hay mucho esquema antiguo y que a lo mejor ahora hay gente a la que le molesta que ella se haya convertido en un símbolo del feminismo, de manera que la borra.
P. ¿Recuerda haber pasado miedo pintándola?
R. Miedo no, porque había mucha gente. Muchas mujeres se me acercaban y me decían: “Qué bien, qué bien. A esta mujer había que pedirle perdón”. Pero también otra mucha se me acercaba diciendo cosas súper groseras.
P. ¿Cómo se acaba trabajando desde un pueblo de Álava para Nueva York?
R. Yo soy de un pueblo Jaén pero vivía en Madrid cuando conocí al que ahora es mi marido en un encuentro, porque él hace también es ilustrador, hace animación y 3D. Veníamos mucho aquí porque es un sitio precioso y nos dijimos: “Pues vamos a comprar una casa vieja y la arreglamos”. Y aquí estamos.
P. ¿Y qué le enriquece más creativamente? ¿Los inputs de lo urbano o los inputs del campo?
R. Yo creo que aquí se apaga mucho el ruido de la actividad, que a mí me afecta mucho porque me sobreestimulo muy fácilmente, con tanta gente, tantos planes. Aquí me resulta más fácil concentrarme, aunque claro que echo de menos cosas de la ciudad a veces. Los amigos sobre todo.
P. Usted es autora de una campaña que representa el culmen de la alcaldía de Manuela Carmena. ¿Trabajaría para Martínez Almeida?
R. Creo que no, no tendría ningún sentido y todo lo que he hecho hasta ahora lo perdería también.
P. ¿Alguna vez ha rechazado algún trabajo por sus ideas?
R. A algún candidato político, que me ha pedido retratos. Y luego muchos de la industria alimentaria, porque soy vegana.
P. Su trabajo ha triunfado en un momento de renacer del cartelismo. ¿Le importaría que le recordasen como propagandista?
R. Duele un poco la palabra. Acepto que mi obra tiene un matiz político a todos los niveles. no me veo haciendo algo con lo que no estoy a favor. Pero bueno, esto lo digo ahora. Igual me acabo comiendo mis propias palabras…
P. Acaba de ser madre. ¿Ha cambiado en algo su forma de trabajar?
R. El primer año fue duro. Coger la rutina con un bebé al lado es difícil pero ahora procrastino mucho menos. Antes a lo mejor podía pasar una mañana entera mirando referencias y decidiendo por dónde ir. Ahora es como: tengo este tiempo, y lo tengo que definir súper rápido. Ahora soy más rápida.