¿Protocolo o desaire? El extraño gesto de la princesa Ana ‘negando’ el saludo a Trump

Una breve conversación entre la reina Isabel II y su hija, con encogimiento de hombros incluido, invita a las redes a sospechar que la princesa Ana negó el saludo a Donald Trump. Según varias fuentes, el malentendido se debe a una cuestión de protocolo.

La princesa Ana espera mientras su madre saluda a Donald Trump.getty

Si mezclas en una coctelera al matrimonio Trump, la familia real británica y un aparente desencuentro, la polémica está servida. Eso ha sucedido con un reciente vídeo en el que se ve cómo, durante una visita de Estado del presidente estadounidense a Inglaterra, la reina Isabel II hace un comentario a la princesa Ana y ésta se encoge de hombros.

Internet se ha apresurado a lanzar sus propias interpretaciones. La más aplaudida, la que asegura que la hija de la reina negó el saludo a Trump y fue regañada por su madre.

En las imágenes, se aprecia cómo, tras los saludos del núcleo pri...

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Si mezclas en una coctelera al matrimonio Trump, la familia real británica y un aparente desencuentro, la polémica está servida. Eso ha sucedido con un reciente vídeo en el que se ve cómo, durante una visita de Estado del presidente estadounidense a Inglaterra, la reina Isabel II hace un comentario a la princesa Ana y ésta se encoge de hombros.

Internet se ha apresurado a lanzar sus propias interpretaciones. La más aplaudida, la que asegura que la hija de la reina negó el saludo a Trump y fue regañada por su madre.

En las imágenes, se aprecia cómo, tras los saludos del núcleo principal de la familia real al presidente y la Primera Dama, la matriarca se dirige a la princesa y ésta, como respuesta, se encoge de hombros. Los usuarios de Twitter lo han visto como una llamada de atención de la madre a su hija y un desaire por parte de Ana. Y todos los que han abrazado esta teoría han elogiado su comportamiento y bromeado sobre la situación.

Sin embargo, esta no parece ser la realidad de lo sucedido. Un periodista de The Guardian ha explicado que la reina le pregunta por el resto de mandatarios que faltaban por saludar (se trataba de un encuentro de la OTAN). La princesa responde «It’s just me» (Sólo quedo yo). Según la CNN, se trataría de una cuestión de protocolo porque solo la reina y el heredero directo con su mujer tenían que recibir a los jefes de Estado de los diferentes países, por lo que la princesa Ana debía esperar a que los Trump saliesen para acceder a la estancia.

El corrillo contra Trump, una realidad

En lo que sí participó la princesa fue en una charla informal entre el primer ministro canadiense Justin Trudeau, el presidente francés Emmanuel Macron y el primer ministro británico Boris Johnson. Grabada con un micrófono abierto, se les escucha hacer comentarios que se han entendido como referencias a Donald Trump, aunque en ningún momento lo mencionan.

En él, comentan la larga extensión de la rueda de prensa concedida por Trump y las reacciones de su equipo que, según Trudeau, se quedó con la boca abierta. La princesa no participa en ningún momento, pero se mantiene en el grupo y escucha como el resto de mandatarios se mofan.

Antecedentes

No es la primera vez que el mandatario y sus saludos, por lo general enérgicos, copan titulares y enciende las redes. En julio de 2017, la Primera Dama polaca Agata Kornhauser-Duda no estrechó la mano que Trump le tendía y se fue directa a Melania, a la que sí saludó.

Si bien después se aproxima al presidente, por lo que parece que fue un lapsus sin ninguna intención, la selección del pedazo de vídeo dio pie a una conversación en Twitter en la que se alababa el comportamiento de Kornhauser-Duda.

Sus apretones de mano con el presidente francés también han dado que hablar en diferentes ocasiones. Primero fue en mayo de 2017 durante una cumbre de la OTAN en Bruselas, cuando el contacto se alargó más de lo habitual. En junio 2018, durante la cumbre del G7, Trump dejó marcados sus dedos en la mano de Macron.

En Filipinas, en noviembre de 2017, se lio con el tradicional saludo del país e intentó iniciar los saludos a los que está acostumbrado en Occidente, por lo que tuvo que maniobrar para lograr cruzar los brazos y agarrar a dos personas al mismo tiempo, como manda la tradición.

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