Paula Echevarría: ¿se ha pinchado la burbuja de la más influyente?
Su contrato con Mediaset no consigue los éxitos esperados, su última serie fracasa en audiencia y pierde influencia en el bastión de su negocio, Instagram. ¿Se ha perdido la empatía con ese perfil de chica cercana, apolítica y alejada de reivindicaciones?
La crítica dice que Los Nuestros 2, su última serie, ha sido un «fracaso» y «uno de los mayores tropiezos de Telecinco en ficción» (El País). La audiencia no ha querido acompañar a Paula Echevarría en la primera ficción televisiva que protagonizaba tras firmar un contrato de exclusividad con Mediaset en 2017 al calor del éxito de Velvet. Blanca Suárez, protagonista de la primera parte del show, aglutinó a 3.649.000 espectadores y un de...
La crítica dice que Los Nuestros 2, su última serie, ha sido un «fracaso» y «uno de los mayores tropiezos de Telecinco en ficción» (El País). La audiencia no ha querido acompañar a Paula Echevarría en la primera ficción televisiva que protagonizaba tras firmar un contrato de exclusividad con Mediaset en 2017 al calor del éxito de Velvet. Blanca Suárez, protagonista de la primera parte del show, aglutinó a 3.649.000 espectadores y un destacado 19,6% de share convirtió a la serie en uno de los fenómenos de 2015. La segunda parte, protagonizada por la asturiana, se ha quedado muy por debajo de la media de la cadena: 1.194.000 espectadores y 9,4% de cuota de pantalla (menos de la mitad de audiencia que su antecesora). «Una de las ficciones que peor rendimiento ha dado a Mediaset en un lustro», defendían en el análisis del pinchazo en Vertele. «Quizá el mayor problema que tiene la serie es que no hay forma de creerse que Paula Echevarría sea una paracaidista que se ofrece para llevar a cabo una complicada misión. Siempre impecable, maquillada y con el pelo perfecto en cualquier situación«, apuntaba Natalia Marcos, señalando a la actriz como uno de los motivos del descalabro de la serie.
En Vertele aseguran que el contrato de la intérprete con la cadena «no está dando los frutos esperados». Además de la escasa cuota de pantalla de Los Nuestros 2, sus apariciones en programas para incentivar el interés de los telespectadores no han surgido efecto: cuando se sentó en el Chester de Risto tuvo el peor registro de esta tanda (6,2% de share), cuando amadrinó Todo es mentira, el programa de sobremesa de Mejide, no llegó al 4% de cuota. Y no solo pierde audiencia en televisión, también en su perfil, más comercial, de influencer en redes. A pesar del tirón de una cuenta de Instagram que no para de crecer, Echevarría se enfrenta a un cambio de ciclo: según datos facilitados por Personality Media –la consultora a la que recurren las firmas cuando quieren fichar a famosos–, su valoración general ha caído un 10% (de 6,5 a 5,9 exactamente).
Echevarría es la influencer de moda más seguida de España (más de dos millones y medio de followers y subiendo) pero su estrategia de redes decae con sus seguidores. ¿Por qué? Sube menos fotos que sus competidores, factor que provoca que caiga drásticamente en los ránkings y le haga perder cercanía y conexión con el público. De la tercera posición que ostentaba a finales de agosto en el ránking de popularidad de Metricool –la herramienta especializada en analítica de redes sociales–, a caer hasta la séptima plaza medio año después. La intérprete y empresaria sigue manteniendo una clara estrategia comercial en su cuenta de Instagram (en 2018, el 37% de sus posts mencionaron a alguna marca según datos de Personality Media), pero una actividad más moderada que el resto de competidores ha provocado que su nombre ya no solo quede por debajo del de Dulceida o Laura Escanes en cuanto a popularidad como le pasó en verano, sino que haya sido pasado por otros influencers con muchos menos seguidores como María Pombo, Rocío Osorno, Daniel Illescas o Alba Paul Ferrer. Su grado de conexión con sus followers (lo que en marketing de redes se llama engagement), también se desploma. Según datos de Metricool, en agosto tenía un 36%. A finales de enero, la cifra ha caído hasta un 16,32%.
Fuentes cercanas a la intérprete disienten con esta «caída» de popularidad. Si bien admiten que la audiencia de Los Nuestros 2 «no ha sido buena», aseguran que los indicadores sobre Echevarría no han afectado a su relación profesional con Mediaset o con las marcas de las que es imagen. «En Telecinco están muy contentos con Los Nuestros 2 y con el próximo proyecto en marcha», indican. Sobre la pérdida de influencia y conexión con sus followers en redes dejan una postura clara: «Los seguidores de Paula siguen creciendo y hay que destacar que ella, en sí, no se considera influencer. No tiene a nadie que le lleve la cuenta de Instagram y siempre ha subido lo que quiere de forma personal. Por supuesto, habla de marcas con las que trabaja, pero lo hace porque quiere hacerlo», indican.
Santiago de Mollinedo, director de Personality Media, apunta hacia un «cambio brusco» en la percepción del perfil de la actriz y empresaria entre el público y seguidores. Coincidiendo con el asedio mediático por su vida personal y las lecturas moralistas que se han hecho sobre su vida privada, sumadas a declaraciones polémicas que polarizan a las redes sociales y la conviertan en Trending Topic, la aceptación de la actriz ha caído, según los datos de la consultora, entre un 14 y 17% en conceptos como ‘cercanía’, ‘llama mi atención’ o ‘naturalidad’. Ese «ruido» mediático, «acompañado de una falta de éxito profesional», según defiende Mollinedo, «es el escenario que más perjudica a la marca de cualquier celebrity«. Desde el entorno de Echevarría destacan cierto malestar con la prensa del corazón: «cansa que se hablen de los temas que Paula no quiere hablar. Se emiten programas monotemáticos sobre su figura, que ella no ha fomentado nunca y que, obviamente, no son de su agrado».
«Existe una evolución del personaje, que pierde unos valores empáticos y se focaliza en unos más de tendencia o actualidad», resume el CEO de Personality Media sobre el nuevo horizonte de la actriz. Una nueva era que abre una puerta a un futuro con una imagen menos encorsetada y que rompe con esa imagen de chica correcta y discreta, sin opinión aparente más allá de los asuntos de estilo o domésticos.