Entramos en Alma, un club exclusivo solo para mujeres en Madrid

Con capacidad para 500 personas, este club situado en un bonito palacio del centro de Madrid, es un espacio privilegiado donde todo está pensado para la mujer.

Cuántas veces han querido entrar o pertenecer a un club y se les ha negado esa opción simplemente por ser mujer. Ahora son ellas las que deciden qué hombres puede formar parte de su club exclusivo para mujeres ubicado en un palacio en pleno centro de la capital en el que admiten a “algunos hombres buenos”. Alma Sensai, ubicado en el número 9 de la calle Príncipe de Vergara, en pleno barrio de Salamanca, lo fundó en mayo un grupo de mujeres que quiso contar con la presencia de varios varones. Enrique Cantero es uno de ellos, y lo reconoce: “Y...

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Cuántas veces han querido entrar o pertenecer a un club y se les ha negado esa opción simplemente por ser mujer. Ahora son ellas las que deciden qué hombres puede formar parte de su club exclusivo para mujeres ubicado en un palacio en pleno centro de la capital en el que admiten a “algunos hombres buenos”. Alma Sensai, ubicado en el número 9 de la calle Príncipe de Vergara, en pleno barrio de Salamanca, lo fundó en mayo un grupo de mujeres que quiso contar con la presencia de varios varones. Enrique Cantero es uno de ellos, y lo reconoce: “Yo lié a todos”. Echaba de menos “un punto de encuentro de personas cosmopolitas que se empaparan del arte y la cultura en Madrid y le comenté a una amiga que por qué no montábamos un club. Ella me sugirió que fuera de mujeres”.

Enrique aceptó, con la condición de poder ser parte de él. Y se pusieron manos a la obra. Buscaron un espacio adecuado y acabaron encontrando este bonito palacio ubicado en un edificio catalogado diseñado en 1912 por Luis Sainz de los Terreros, con referencias al Renacimiento español y al Minierismo italiano. Pero que esta condición, la de un club exclusivo en un palacio no suponga ningún reparo al visitante, porque se trata de un palacio muy discreto: desde la calle nada hace pensar lo que allí dentro se esconde. “Sorprende sin abrumar”, describe Cantero que considera que lo más importante es que “los invitados (invitadas en su mayoría) se sientan a gusto”, como si Alma en realidad fuera una extensión de la casa de cada uno (o una).

Carlos Jiménez Díaz y su esposa Conchita de Rábago Fernández vivieron en este lugar. El inmueble, de hecho, pertenece a fundación que lleva el nombre de esta mujer y que tiene por objetivo preservar la obra y la memoria del profesor a través del fomento de la investigación biomédica. En el palacio, él investigaba y ella lo llenaba de amigos inquietos del ambiente cultural y artístico de los años 30 y 40 del siglo pasado. Los creadores de Alma han querido heredar el espíritu de aquella mujer y que el palacio se ocupe desde por la mañana hasta la noche de socias decididas a disfrutar de un espacio privilegiado en el que “todo está pensado para la mujer”, destaca su director Javier Díaz.

Las escaleras de entrada al Club Alma.Cortesía del Club Alma

Techos altos con decoradas molduras, vidrieras coloridas, mosaicos en la madera de los suelos, escaleras de mármol, mucho color blanco, luz, amplitud, antigüedad y modernidad son cualidades se mezclan y repiten en todas las estancias distribuidas en 1.700 metros cuadrados: el espacio de belleza en el que Mariló Herranz asesora, forma y trata con exclusivos productos a las socias; el de coworking; la sala de descanso o “la habitación de los sueños”; el gimnasio; la sastrería; la coctelería; el comedor principal y el que parece una habitación oscura con una mesa central preparada para ocho comensales y rodeada de una pantalla envolvente que proyecta “sensaciones” sobre los platos elaborados por Iván Sáez, chef de Alma, galardonado con el premio BIB Gourmand de la Guía Michelín 2016.

Por el momento, forman parte de este club con capacidad para 500 personas, unos doscientos socios. Insisten en que se trata de un lugar “exclusivo pero no elitista” al que cada vez llaman más mujeres jóvenes emprendedoras que lo escogen como lugar para sus reuniones de trabajo.

Es el caso de Helena Avilés, productora de cine y televisión, que dejó su oficina para trasladarse aquí porque le resultaba más económico (la cuota es de 1.800 euros al año) y mucho más divertido: “Vi que podía optimizar mi tiempo” relacionándose con sus clientes, con las demás socias, desayunando, comiendo y relajándose viendo una exposición, escuchando música o asistiendo a un recital de poesía cuando concluye la jornada laboral. Para elle fue “una especie de empoderamiento” femenino.

Otro de los comedores del Club Alma.Cortesía del Club Alma

Los responsables guardan la identidad de las socias aunque reconocen que hay mujeres conocidas entre ellas. De hecho, existe una puerta más o menos secreta que llega hasta un comedor con vistas al Jardín de la Rosa, lo poco que queda de los desaparecidos Jardines de Recreo de los Campos Elíseos y que reabrirán la próxima primavera, al que se accede atravesando la cocina. Pero aquí no se cierran espacios porque a alguien “con un montón de apellidos” se le antoje, advierten. Queremos “un lugar integrador” del que no “vas a formar parte por ser” únicamente alguien relevante.

Para formar parte de él es necesario pasar una entrevista personal y que el comité de mujeres acepte la solicitud presentada y avalada por dos miembros del club. El requisito fundamental es, al margen de cuotas económicas y posición social, “estar enamorado del proyecto”, apunta Enrique Cantero sobre un proceso de admisión similar tanto para ellas como para ellos.

En el caso de las mujeres “el amor surge a primera vista”; los hombres “tienen más miedo”, quizá por involucrarse en un proyecto “en el que se aprecia el universo femenino” de una forma evidente. Puede eso suponga un reto para algunos y también que sea un “símbolo de que las cosas están cambiando”. Alma es un club único en España en cuanto a “servicios, espacios, oferta cultural y entretenimiento” aparte de por su carácter femenino, inspirado en clubs ‘only women’ como el londinense Grace Belgravia o en el parisino Silencio de David Lynch en “un referente nocturno de la sofisticación elegante del diseño”; y en otros exclusivos espacios sin la etiqueta de ‘solo para mujeres’, como son Annabel’s  y Soho House de Londres, este último perteneciente la cadena de clubs privados más popular del mundo que acaba de desembarcar en Barcelona.

El baño del Club Alma.Cortesía del Club Alma

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