De Simone Biles a Nadia Comaneci: las 10 gimnastas que más nos han emocionado a lo largo de la historia
Y sus ejercicios que no podemos parar de ver en bucle.
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Nadia Comaneci consiguió en Montreal 76 poner nombre propio al fenómeno mediático de la gimnasia artístistica. A los 14 años, la gimnasta rumana se convertía en la primera de todos los tiempos en conseguir la máxima puntuación posible en un ejercicio de esta disciplina, un 10. Su impecable ejecución en barra la convirtió en portada de la revista Time con un titular rotundo que rezaba: ‘Es perfecta’ y que la condicionaría para siempre más allá de la Rumanía de Ceausescu. Nadia traspasó las fronteras del telón de acero convertida en la obsesión de medios y muchachas de occidente. Una locura por la niña gimnasta que, en un reflejo de lo que ocurre con otros tantos niños prodigio -véase en España el caso de Marisol-, la industria y el público se negó a ver crecer como mujer y atleta.
En Estados Unidos, donde Comaneci vive desde que huyó en el 89 y montó su propio gimnasio, está siendo testigo de la nueva era de este deporte de élite que lideran las estadounidenses. Sus protagonistas del presente, además de batir récords, están desmontando la imagen de la eterna deportista niña con discursos que –golpeados por duras circunstancias– se adaptan a los tiempos, a su edad y madurez. Las mediáticas Final Five de Río 2016 (Simone Biles, Aly Raisman, Lauren Hernandez, Madison Kocian y Gabby Douglas) y las Fierce Five de Londres 2012 (Aly Raisman, Kyla Ross, Gabrielle Douglas, McKayla Maroney y Jordyn Wieber) -en ambos casos, ganadoras del oro en sus respectivas olimpiadas-, han impulsado en su mayoría la iniciativa de denuncias sobre el calvario de exigencias físicas de esta disciplina y el infierno de abusos sexuales por el que quien fuera su médico fisioterapeuta, Larry Nassar, hizo pasar durante años a cientos de gimnastas. Un discurso amargo por los acontecimientos que convive con la pasión y disfrute del deporte que las ha encumbrado.
Desde la consagración definitiva de Simone Biles en el mundial de Stuttgart (Alemania) a los antecedentes al perfecto 10 de Comaneci en Canadá, así ha evolucionado el fenómeno de la gimnasia artística a través de sus protagonistas.
1. Simone Biles es la mejor gimnasta de todos los tiempos a sus 22 años. Referente a nivel mundial desde Río 2016, este octubre de 2019 la deportista estadounidense se ha hecho además con el récord de medallas en Campeonatos del Mundo de gimnasia que ostentaba Vitaly Scherbo. Con un oro en barra y otro en suelo en Stuttgart, Biles ha sumado 25, superando así los 23 del ruso. Su revolución en la gimnasia se traduce también a dos movimientos que llevan su nombre y que hasta la fecha ninguna gimnasta ha igualado: Biles y Biles II. El primero, un doble-doble (doble mortal hacia atrás con dos giros) y el segundo, un triple doble mortal en suelo.
Con un pasado familiar complejo, criada por su abuelo y la pareja de este debido a la incapacidad de su madre por su adicción a las drogas y víctima de abusos sexuales por Larry Nassar; Biles se ha refugiado en la gimnasia pero también ha sabido parar para coger fuerzas con un año sabático que se tomó tras hacer historia con sus cuatro oros en Brasil.
2. Katelyn Ohashi. En tiempos de viralidad no es necesario haber pasado por una olimpiada para ser considerada una estrella de la gimnasia. El vídeo en el que Ohashi ejecuta el ejercicio de suelo más chispeante y adictivo de internet a ritmo de Michael Jackson en la final del campeonato femenino de gimnasia de la NCAA el pasado enero llegó a cada rincón de la red. Sus aptitudes no asombran a quien conoce sus antecedentes: se ha formado con la élite, llegando incluso a clasificarse en ocasiones por delante de la que fuera su compañera Simone Biles.
Retirada tras someterse a los 15 años -y en contra de la recomendación de Larry Nassar- a una intervención de espalda que podría haberla alejado del deporte para siempre, denuncia que en esta competición «anteponen las medallas a nuestros cuerpos”. Ahora, con 21 años, además de a su formación dentro del equipo de UCLA, escribe poesía y se ha convertido en altavoz de denuncias sobre los daños mentales relacionados con la imagen corporal que encuentran su raíz en los deportes, como publica en su blog Behind The Madness. “Ir a la universidad y experimentar un lado diferente de la gimnasia es algo que no cambiaría por nada del mundo, ni por ninguna medalla de oro”, decía a Marie Claire.
3. McKayla Maroney. El impecable salto al potro de la ahora ex gimnasta estadounidense en Londres 2012 desencajó las mandíbulas de los allí presentes. Pero también convivió con otro momento igual de reproducido pero más desafortunado que tuvo lugar en la misma Olimpiada: su caída en el salto en la final. La gimnasta consiguió la medalla de plata, pero lejos de la solemnidad que caracteriza a este tipo de celebraciones, Maroney, que a su vez formaba parte de las denominadas Fierce Five que se hicieron con el oro, no temió a la hora de hacer una mueca de disconformidad mientras estaba en el podio. El gesto encandiló tanto como sus saltos y fue carne de meme y de bromas en internet y McKayla, que entonces tenía 16 años, se lo tomó con el mismo humor, llegando incluso a posar con Barack Obama con la mueca torcida. Maroney ha sido también una de las primeras supervivientes de Nassar que alzó la voz contra sus abusos sexuales.
4. Nastia Liukin. Estadounidense de origen ruso, se hizo con el oro en All Around en Beijing 2008 y otras cuatro medallas más: plata con el equipo, barra asimétrica y de equilibrio y bronce en suelo. Entrenada por su propio padre, el ex gimnasta Valeri Liukin, en Texas, y con los antecedentes de su madre como gimnasta rítmica en conjunto, su elegancia a la hora de ejecutar los movimientos ha sido la característica de su estilo más destacada y puesta en valor.
5. Svetlana Khorkina. La gimnasta rusa ha sido conocida como la ‘Reina de las Barras’. Su destreza con las asimétricas la llevó a ganar, consecutivamente, las medallas de oro en esta categoría en las olimpiadas de Atlanta (1996) y Sídney (2000) y en los mundiales de 1995, 1996, 1997, 1999 y 2001. Su estilo es tan particular y su carrera ha sido tan prolífica y extensa (10 años compitiendo), que existen ocho movimientos registrados con su nombre y cuenta con uno de los palmarés más abundantes, con 20 medallas mundiales que se acercan al récord de 25 que acaba de alcanzar Simone Biles.
6. Kerri Straug. Su hazaña heróica en salto al potro lesionada es historia. Tras un primer salto en el que la gimnasta se desgarró los ligamentos del tobillo, hizo el esfuerzo de volver a repetir el ejercicio para tratar de conseguir la medalla para su equipo. Y lo hizo. Con su resultado consiguió para el equipo estadounidense el que fuera su primer oro olímpico, en Atlanta 1996. La imagen de Kerri abandonando las olimpiadas en brazos de su entrenador escayolada también ha pasado a la posteridad.
7. Oksana Chusovitina bate el récord fuera del medallero: la uzbeka es la gimnasta con trayectoria más longeva de la historia. Activa desde finales de los 80, a sus 41 años participaba en Río 2016. Oksana encarna personalmente la ruptura definitiva de la tendencia niña gimnasta y cambia el canon mientras se entrena con Svetlana Boginskaya, compañera suya en el Equipo Unificado en las olimpiadas de 1992 en Barcelona, donde se llevaron el oro. Con siete Juegos Olímpicos a sus espaldas, Chusovitina aseguraba tras su intervención en Brasil que, a estas alturas, su memoria muscular y su capacidad de visualización del ejercicio hacen que no le resulte necesario someterse a entrenamientos tan duros y extensos (pasa en el gimnasio entre dos y tres horas al día).
8. Mary Lou Retton marcó en 1984 el precedente para el éxito en este deporte de las estadounidenses, hasta entonces ostentado prácticamente en exclusiva por las gimnasta del este europeo. Retton se hizo con la medalla de oro individual en el All-Around de las olimpiadas celebradas en Los Ángeles. Su triunfo y su imagen fueron rápidamente capitalizados por marcas americanas como los cereales Wheaties, bajo el lema “el desayuno de los campeones”, y fue la primera gimnasta en ocupar la portada de la mítica Sports Illustrated.
https://www.youtube.com/watch?v=kYETq4L4-S4&t=42s
9. Nadia Comaneci. El perfecto 10 de la rumana en barras asimétricas con el que voló en Montreal 1976 revolucionó la gimnasia. Eterno icono, Nadia se llevó en aquella misma olimpiada el oro individual y en barra de equilibrio, que volvería a repetir en Moscú 1980. A pesar de que su proeza en barras asimétricas no se llevara ningún otro reconocimiento a lo largo de su carrera, que se inició en competición en 1975 y acabó en el mundial universitario de Bucarest en 1981.
Como ella misma bromeaba en Twitter este verano con otro hipnótico vídeo con el que celebraba los 43 años de aquel ejercicio brillante en Canadá, a los 57 la gimnasta sigue completamente en forma.
10. Olga Kórbut es la primera gran gimnasta antes de Comaneci. Estrella inesperada de la Unión Soviética en Múnich 1972, la bielorrusa acabó haciéndose con tres oros en la olimpiada (equipo, barra asimétrica y suelo). Inspiró el fenómeno de niñas que querían hacer gimnasia antes de que su sucesora rumana lo consagrara y «su enfoque en las acrobacias en lugar de la elegancia revolucionó la forma en que los atletas realizaron a partir de entonces sus ejercicios», dicen de ella en la web especializada en deportes Bleacher Report. Aquí, su ejercicio en Múnich 1972.