Cuestión de estilo
Si estás perdido en el mundo del yoga, aquí tienes la guía para saber diferenciar sus tipos y elegir bien.
Has oído a tus amigos hablar sobre yoga. Has leído sobre sus beneficios y tu barrio está empapelado con anuncios de estudios y gimnasios que lo ofrecen. Quieres probar, pero te pierdes en la maraña de estilos. He aquí una guía básica de tipos de Hatha yoga, el yoga físico.
Principiantes
Recomendamos comenzar por Iyengar, un estilo que el gurú de la India B.K.S. Iyengar exportó a occidente a mediados del siglo pasado. En estas clases se utilizan sillas, manta...
Has oído a tus amigos hablar sobre yoga. Has leído sobre sus beneficios y tu barrio está empapelado con anuncios de estudios y gimnasios que lo ofrecen. Quieres probar, pero te pierdes en la maraña de estilos. He aquí una guía básica de tipos de Hatha yoga, el yoga físico.
Principiantes
Recomendamos comenzar por Iyengar, un estilo que el gurú de la India B.K.S. Iyengar exportó a occidente a mediados del siglo pasado. En estas clases se utilizan sillas, mantas o cinturones como soportes para facilitar la movilidad de los practicantes y el uso de yoga como herramienta terapéutica, por lo que también es apropiado para personas con movilidad reducida o ancianos. A sus 92 años, Iyengar continúa con su práctica, de modo que no hay excusas.
Estresados
Aunque cualquiera de los estilos procurará relajo mental, el yoga restaurativo está especialmente centrado en este objetivo. Las posturas se mantienen durante varios minutos y están diseñadas para estirar el cuerpo suavemente y ofrecer descanso con ayuda de soportes. Sólo hay que dejarse llevar y disfrutar de la dulzura del momento. Está también indicado para personas de edad avanzada o con movilidad reducida, con las modificaciones apropiadas.
Místicos
“Fluir con el corazón” es lo que significa en sánscrito Anusara. Desde 1997, cuando lo creó el estadounidense John Friend, este estilo se ha extendido rápidamente por todo el mundo, ganando adeptos en todos los continentes. Combina altas dosis de espiritualidad con principios estrictos de alineación del cuerpo. “Engloba el trabajo interior, la inspiración filosófica para comprender nuestra grandeza y un trabajo físico refinado cuidando mucho la colocación en las posturas”, señala Gisela Vázquez, profesora certificada en este estilo.
Otra opción es Sivananda, un estilo en el que se siguen rutinas idénticas, lo que supone que una clase tomada en Barcelona es idéntica a otra en Cáceres. La rutina incluye el canto de mantras y ejercicios de respiración (o Pranayama). Atletas. El estilo Ashtanga, donde se practica una serie fija de posturas que enlazan unas con otras con la respiración, es el tipo de yoga más atlético. Igualmente dinámico pero más creativo y adaptable a diferentes niveles de practicantes es Vinyasa (también conocido como Flow o Power yoga). La sincronización armónica de la respiración y el movimiento, junto con la concentración ininterrumpida que se practica en este estilo “convierte el yoga en una danza que te hará sentir ligero, fuerte y lleno de energía”, señala Susann Mayer, profesora de Vinyasa en Madrid.
Juguetones
Si ya tienes experiencia con el yoga y no te da apuro ponerte boca abajo –y darte algún coscorrón– el Acroyoga, una mezcla de yoga, masaje tailandés y acrobacia cada vez más en boga, promete llevar la práctica a otro nivel. En Acroyoga, señala Pau Castellsagué, director del estudio Om Shanti, en Gerona, “todo se convierte en un juego. El yoga prepara nuestros cuerpos, el masaje tailandés nos relaja y la acrobacia aporta alegría y diversión”. Para el principiante, tan importante como dar con el estilo adecuado es encontrar el profesor idóneo. Se trata de probar diferentes clases y conectar con la persona, algo “mucho más importante que el puro ejercicio”, señala Ángel Altolaguirre, director de La Tortuga Feliz, en Madrid. “A lo largo de los años he descubierto que todos los estilos nos llevan al mismo sitio”, indica. “Es mucho más que un deporte. Pero también es bueno que se dé yoga en gimnasios u otros lugares. Cualquier espacio puede convertirse en sagrado”.
A estilos no citados aquí, como Kundalini, Jivamukti o Bikram, se suman otros más o menos estrafalarios, desde talleres de “yoga y vino” a “yoga para perros”. Por eso hay que andarse con cuidado. “Hay muchos tipos y estilos de yoga, quizás demasiados”, dice Castellsagué. “Cada uno debe encontrar su yoga. Mejor todavía, cada persona encuentra su profesor. Alguien con el que conectas, sintonizas, y te sientes a gusto para aprender y crecer”.