Marta Nieto: «Me siento en el derecho de probar a dirigir, de no hacerlo bien y no ser perfecta»
La actriz prepara su estreno como directora. Es una necesidad personal, pero también un acto reivindicativo.
A Marta Nieto (Murcia, 39 años) hacer teatro en el instituto le sirvió para dejar de tartamudear, pero también para intuir hacia dónde quería encaminar su carrera. «Me subí a un escenario y tuve una catarsis», recuerda la actriz sonriendo, «luego vino mucho trabajo, pero fue una herramienta para entenderme, interpretar exige conocerte». Debutó con Antonio Banderas, ha rodado una decena de películas y ha participado en más de 20 series. En 2019 se alzó como mejor actriz en la sección Horizontes de la Mostra d...
A Marta Nieto (Murcia, 39 años) hacer teatro en el instituto le sirvió para dejar de tartamudear, pero también para intuir hacia dónde quería encaminar su carrera. «Me subí a un escenario y tuve una catarsis», recuerda la actriz sonriendo, «luego vino mucho trabajo, pero fue una herramienta para entenderme, interpretar exige conocerte». Debutó con Antonio Banderas, ha rodado una decena de películas y ha participado en más de 20 series. En 2019 se alzó como mejor actriz en la sección Horizontes de la Mostra de Venecia por Madre –cinta que rodó con su entonces pareja, el director Rodrigo Sorogoyen–, por la que también se llevó el Forqué o la medalla del Círculo de Escritores Cinematográficos. Ahora está al borde de otro instante de inflexión, a punto de salir de escena para colocarse detrás de la cámara. «He escrito una película», dice orgullosa, «y también un corto, como idea de la productora, para probar en la dirección. A ver qué tal se me da». El plan pasa por rodar el cortometraje en verano y el largo el próximo año.
La silla de dirección ha estado casi vetada a las mujeres, pero el sector vive una revolución: este año Chloé Zhao se convirtió en la segunda mujer en ganar el Oscar a mejor dirección, mientras que el Goya a la mejor película fue para Las niñas, de Pilar Palomero, que también se llevó el cabezón en la categoría de dirección novel. «La voz femenina está ocupando su espacio. Las cuotas ayudan, pero todavía queda mucho», señala Nieto, «vamos logrando nuestro espacio, público y privado, y se refleja en todo, también en el cine «. Asumir el mando no es fácil, «da miedo», confiesa, pero la artista se lo toma casi como un deber personal, como acto político para ir conquistando puestos masculinizados. «Entiendo que tenemos una responsabilidad, cada una de nosotras, de atrevernos. Estamos en el derecho de hacer las cosas mal y equivocarnos, aunque nos hayan enseñado que tenemos que ser excepcionales para destacar. Yo me siento en el derecho de probar a dirigir, de no hacerlo bien y no ser perfecta».
Su salto a la dirección tiene que ver con el relato que quiere compartir y que escribió al amparo del programa de residentes de la Academia del Cine, «es importantísimo que haya espacios de creación por la creación». Cuenta la vida de un niño trans desde el punto de vista de su madre: «Empecé a escribir sobre mí, porque es lo que conozco, y al final ha ido derivando en esta historia que tiene que ver conmigo. Para mí el asunto trans es un extremo de algo muy propio: mi conflicto conmigo misma, con mi identidad. Los géneros están muy estancos, son muy estrechos y tener que estar encajando me ha causado mucho desasosiego». Lleva dos años documentándose y ya ha elegido al protagonista, Ale, un niño trans. «He conseguido contar un aprendizaje desde el punto de vista de una madre, con toda mi humildad».
Viéndola posar para estas fotografías cuesta imaginar que en algún momento fue una adolescente tímida. Opina, elige y defiende lo que le gusta. «La belleza es una actitud. Es subjetivo lo que miras cuando te ves en el espejo». Se enfrenta a la cámara y se transforma: todopoderosa, desarmada o reflexiva. «En esta se te ve altiva», le dice el fotógrafo. «No me importa, es un personaje», bromea mientras le retocan el maquillaje. No está en sus planes renunciar a la interpretación y tiene cola en pendientes de estreno. Algunos tan interesantes como Tres, de Juanjo Giménez, «de los mejores guiones que he leído nunca», confiesa. En la serie Feria buceará en el género del terror –»Netflix confía bastante en el producto»– y en Lasciarsi un giorno a Roma, que rodó en italiano, en la comedia romántica. Está donde quiere: «Hay mucho que aún no he hecho, pero a día de hoy todo va bien».
Maquillaje: Enrique Crespo para Armani Beauty. Peluquería: Jesús de Paula (COOL) para Sebastian y GHD. Manicura: Nubia Janeth Soacha F. Asistente de fotografía: Bosco Grados. Asistente de estilismo: Carlota Linné.