Cómo cepillarte el pelo para tenerlo brillante y bonito
Hablamos con la peluquera María Baras, que acaba de publicar el libro Tú también puedes tener pelazo (Harper Collins) sobre los secretos para tener una melena bonita y sana.
Una melena brillante y suelta es el sueño de muchas mujeres. Ponemos ojitos a esos melenones de anuncio que lanzan destellos de luz, aunque sepamos que hay mucho truco escondido. Y acabamos obsesionándonos con la idea de que nosotras nunca tendremos un pelo así de sano y brillante. Pues no es así. “Lo primero que me enseñó mi madre es que, para tener una melena brillante, tenía que cepillarla a diario. Mañana y noche. Y pobre de ti si no lo hacías”, declara la peluquera María Baras. Su madre, a la sazón, es...
Una melena brillante y suelta es el sueño de muchas mujeres. Ponemos ojitos a esos melenones de anuncio que lanzan destellos de luz, aunque sepamos que hay mucho truco escondido. Y acabamos obsesionándonos con la idea de que nosotras nunca tendremos un pelo así de sano y brillante. Pues no es así. “Lo primero que me enseñó mi madre es que, para tener una melena brillante, tenía que cepillarla a diario. Mañana y noche. Y pobre de ti si no lo hacías”, declara la peluquera María Baras. Su madre, a la sazón, es Cheska, fundadora de uno de los salones de peluquería de referencia en Madrid desde hace medio siglo. María sigue su estela como directora artística del salón, aplicando muchas de las reglas esenciales aprendidas de su madre. Entre ellas, lo del cepillado. “El cabello tiene una cobertura en forma de escamas de pez. Es una imagen simple, pero muy visual de la cutícula. Cuando están desalineadas, la luz rebota en todas direcciones y el pelo no brilla. Al cepillarlo conseguimos un efecto espejo porque todas las cutículas van en el mismo sentido y toda la luz rebota en la misma dirección. Y el brillo no es más que eso: luz”.
Pero un buen cepillado, además de brillo, mejora el estado de salud del cabello. “Como cerramos la cutícula, dejamos el córtex bien protegido. A la vez, masajeamos el cuero cabelludo y repartimos parte del sebo de la raíz hacia medios y puntas para hidratarlo. Prueba a hacerlo a diario: no cuesta dinero y en unas semanas verás cómo tienes un pelo mucho más fuerte y brillante”. Este es uno de los trucos que revela en su libro Tú también puedes tener pelazo (Harper Collins). “Es un resumen de los consejos que he aprendido desde niña para cuidarme el pelo y que cualquiera puede hacer”.
En seco y sin tirones
Que levante la mano la que no se ha cepillado alguna vez el pelo a toda velocidad, de raíces a puntas y sin mucho cuidado. O la que se desenreda recién salida de la ducha con el cabello chorreando. Entonemos el mea culpa – yo la primera – y aprendamos a hacerlo bien. “Cuando me llega una clienta lo primero que hago es cepillar en seco. Antes de lavar o teñir o lo que sea, un cepillado. El pelo seco es muy fuerte. Una vez mojado, se hincha, se vuelve extremadamente flexible y, de tanto estirarse, acaba por partirse en los puntos más débiles del largo. Al desenredar antes de lavar eliminamos los enredos más gordos para que al lavar sea suficiente con pasar los dedos a modo de rastrillo”.
La técnica de cepillado para lograr ese cabello brillante también cuenta. “Empieza por las puntas. Las coges como si fueran un manojo, bloqueando con la mano contraria a la altura de medios, y te pasas el cepillo con cuidado, sin prisas y sin tirones. Luego pasa a la nuca, que suele ser un lugar de conflicto porque ahí tienden a formarse enredos y nudos. Cuando ya tienes esas partes lisas, subes hasta la raíz y cepillas el pelo entero. En caso de tener mucho cabello, puedes dividir el pelo por secciones y cepillar por partes. Por ejemplo, separar con una pinza la parte de arriba y empezar cepillando las capas inferiores. O primero un lado y luego el otro. No hay una técnica estándar, hazlo como te sea más cómodo. Si lo haces a diario, no lleva demasiado tiempo”. No hacen falta las 100 pasadas que decían nuestras abuelas. “¡No, claro que no! Ni 100, ni 50. Ve cepillando hasta que notes que el cepillo pasa sin problemas. Cuando ya está todo liso, un par de pasadas y listo. No hace falta más. Hazlo por la mañana y repite por la noche”. Mención aparte merecen las melenas rizadas. “El cepillado en este caso añade encrespamiento y desarma el rizo. La solución es cepillar con cuidado antes de lavarlo y deshacer los enredos con los dedos”.
¿Huyes del cepillado para que no se te engrase el cabello? Error. “Es verdad que el cepillado difunde algo de sebo desde la raíz a la punta, pero también es un elemento que ayuda a proteger el cabello. Las mujeres indias lo hacen así y mira qué melenones tienen. ¿Cepillas por la noche y se te engrasa? Lávalo por la mañana. ¿Cepillas por la mañana y se engrasa? Es que ya había excesivo sebo y sería mejor lavarlo”.
Alerta de nudos
Cepillar no solo aporta brillo. Evita que se formen enredos que acaban en nudos con mal pronóstico. “A veces me vienen adolescentes entre 12 y 18 años, tanto con pelo fino como grueso, tan felices con sus nudos. No enredos, unos nudos tremendos. Les enseñas a cepillarse y vuelven tan contentas. Me comentan que se ven más pelo en la punta. ¡Normal, porque con los nudos al final el pelo se rompe cuando intentas deshacerlos! Si evitas que se formen, al cabo de unos meses acabas teniendo más pelo en las puntas. Esto pasa mucho con las niñas pequeñas. Al jugar se les alborota mucho el pelo y se llena de enredijos. Por eso hay que cepillar a diario. Yo lo hago con mis hijas y mi madre lo hacía conmigo y mis dos hermanas”.
El siguiente paso es buscar el cepillo adecuado. “Toda la vida nos han dicho que los mejores son los de cerdas naturales, buenísimos y carísimos. Si te van bien y te los puedes permitir, fenomenal. A mí me dan electricidad estática. Ahora tienes una enorme variedad de cepillos de silicona y nylon, muy flexibles y de formas muy diversas . Con mango, sin mango, de cerdas más largas, más cortas, de colores… Ahí ya entran los gustos a la hora de peinar y el tipo de cabello. Si tienes mucho pelo, un cepillo pequeño, sin mango y de cerdas cortas, es poco para ti. Lo mismo necesitas uno más grande y de cerdas más largas”. En cambio, para peinar a niños con el pelo un poco largo va fenomenal y es fácil de manejar. “Los cepillos con púas acabadas en bolitas no terminan de convencerme. Mientras están en perfecto estado, masajean el cuero cabelludo. Pero se rompen o se sueltan con facilidad y la púa acaba haciendo daño”. En el caso de llevar extensiones, el cepillado es crucial. “Lo recomiendo 3-4 veces al día y con un cepillo especial con las púas a varias alturas para que no se cargue los enlaces de queratina. Es la forma de que el pelo no se enrede, las extensiones se integren bien en el resto del cabello y esa melena se vea brillante”. Ahora replantéate lo del principio: un pelo brillante también es para ti.