La magia del cristal: el material se convierte en inspiración y aspiración para la cosmética

Cuando se corta el árbol Pistacia lentiscus, conocido como lentisco y originario de la zona mediterránea, sale una resina que recuerda al cristal. “Al fluir, se solidifica en forma de pequeñas gotas que recuerdan la forma de las lágrimas”, explica Ana Sacristán Palos, directora de formación en España de la firma de alta cosmética Vagheggi. Las características antiinflamatorias, antioxidantes y antiedad de estos cristales de lentisco lo han convertido en el activo estrella de una de las líneas cosméticas de la marca itali...

Cuando se corta el árbol Pistacia lentiscus, conocido como lentisco y originario de la zona mediterránea, sale una resina que recuerda al cristal. “Al fluir, se solidifica en forma de pequeñas gotas que recuerdan la forma de las lágrimas”, explica Ana Sacristán Palos, directora de formación en España de la firma de alta cosmética Vagheggi. Las características antiinflamatorias, antioxidantes y antiedad de estos cristales de lentisco lo han convertido en el activo estrella de una de las líneas cosméticas de la marca italiana nacida en 1975: “Estimulan las funciones de las proteínas de los fibroblastos, lo que reafirma el óvalo facial”, añade Sacristán.

La tecnología detrás de una de las estrellas antiedad de Perricone MD también imita al cristal. “En Cold Plasma Plus+ The Intensive Hydrating Complex, los activos tienen una textura similar al cristal fundido, lo que aumenta la capacidad de penetración. La piel asimila mejor las propiedades”, cuenta Raquel González, directora técnica de la firma. La cosmética se trasforma así en un sastre. “El cristal líquido personaliza y se adapta a las necesidades de cada piel: entrega de manera más eficaz los activos de la fórmula que más necesita”. El secreto está en el sistema de encapsulación. “Esta tecnología estadounidense, patentada por el doctor Nicholas Perricone, incluye iones y permite combinar activos que normalmente no se podrían juntar o que no serían tan eficientes juntos”, afirma. No son los únicos que envuelven los componentes de sus cremas en burbujas. “Para el suero Crystal Retinal, el retinol se encapsula en ciclodextrina, dentro de una estructura parecida a una burbuja de cristal. Esta técnica estabiliza el activo, lo protege para que no se degrade y permite que la piel reciba el principio de forma paulatina”, asegura Estefanía Nieto, directora técnica de Medik8. El polvo de rubí es el filtro de las cremas: disimula las arrugas y las manchas. “Esta piedra preciosa, incluida en nuestro Illuminating Moisturizer minimiza imperfecciones gracias a su efecto flash e iluminador”, detalla Mireia Fernández, directora técnica de Omorovicza. El polvo de diamante se asemeja asimismo al filtro ‘buena cara’: “Nuestra gama de Orchidée Impériale lo incorpora para aumentar la luminosidad”, explican desde Guerlain; ellos incluyen una pizca de oro de 24 quilates en el maquillaje Parure Gold 24K.

Lujo por dentro y por fuera

La fiebre eco obliga a buscar continentes de alta calidad. “En cosmética convencional, encontramos conservantes entre las primeras posiciones del INCI [Nomenclatura Internacional de Ingredientes Cosméticos, por sus siglas en inglés]. En cambio, a la hora de formular cosméticos ecológicos, orgánicos y naturales, en el caso de que se utilicen conservantes, es en pequeñas proporciones. Esta circunstancia, y el origen natural de las formulaciones, nos obliga a perfeccionar envases punteros que conserven las propiedades intactas”, corroboran desde Eleven Obi. Para sus frascos la enseña apuesta por el cristal ultravioleta, un material que blinda los productos frente a los rayos más dañinos del espectro de luz.

Como la belleza de lujo (hoy alcanza unos 20.000 millones de dólares) crecerá un 20% anual durante los próximos cinco años, según el informe The State of Fashion: Beauty, realizado por The Business of Fashion y la consultora McKinsey & Company, no es de extrañar que la cosmética y el maquillaje se vistan de gala. Para el Art Basel del pasado junio y con motivo del 25 aniversario de la icónica crema Skin Caviar Luxe de La Prairie, la diseñadora holandesa Sabine Marcelis reinterpretó el clásico tarro azul: una edición limitada de 300 unidades con una bandeja de tocador de cuarcita y una espátula a juego. ¿Su precio? 1.850 euros.

De quita y pon

Más allá de la inspiración para encapsulaciones o fórmulas, el cristal se convierte en un material que busca perdurar. Casas clásicas de velas se reinventan por respeto al medio ambiente con opciones recargables: “Invitamos a los clientes a conservar los tarros y a reutilizarlos: los 185 gramos de cera fundidos en los talleres de Normandía se desmoldan a mano. La cera conserva las cualidades de combustión de las velas tradicionales. El vidrio se fabrica artesanalmente en la Toscana”, nos explican desde Carrière Frères, casa nacida en 1884. Su envase, 100% compostable, está fabricado con materiales biodegradables.

También aspiran a perdurar en las rutinas de belleza los rodillos masajeadores, cuyo fenómeno no remite. Reducen la hinchazón, drenan y potencian la circulación; los hay de cuarzo, amatista, aventurina o cristal de roca. “Los beneficios son también emocionales. Relajan tensión y, al mejorar la circulación, ayudan a que los nutrientes y el oxígeno lleguen a las células. Eso sí, es fundamental aprender la técnica correcta, los movimientos efectivos de masaje”, cuenta Ana Santamarina, experta en dermocosmética.