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7 extrañas manías que las mujeres tienen en las pelis y no en la vida real

¿Ponerse una camisa masculina después del sexo? ¿Hidratrarse en la cama sobre las sábanas antes de dormir? La industria construye una simbología poco realista con la realidad femenina.

Vestir camisas de hombre después del sexo Uno de los clichés más requeridos es ver a mujeres abotonarse una camisa (o colocarse una camiseta XXL de hombre) en fase postcoital. Se conoce como 'sexy shirt switch' (el cambio sexy de camisa) y se estableció en la ficción a partir de los años 50 para que los espectadores entendiesen que esa prenda extragrande en el cuerpo femenino simbolizaba que antes se habían mantenido relaciones. El mito persiste pese a que el sexo ya no es una elipsis visual en el cine.Cordon Press
Hidratarse de noche en la cama "¿Cuándo te hidratas? O lo que es más importante, ¿cómo? ¿Te lubricas vigorosamente después de una pelea romántica? ¿O quizá te hidratas durante momentos de calma e introspección, mirándote en el espejo antes de adentrarte en la noche?" La añorada web The Hairpin nos descubrió en su día la cuenta de Instagram @nightlotion, donde se recopilan esas imágenes que han moldeado nuestra conciencia sobre mujeres hidratándose antes de ir a dormir.
Si va a la playa, elegirá un jersey blanco de punto El jersey blanco de grecas suele aparecer en pantalla (también sirven derivados en tonos ocre para remarcar etapas otoñales o de entretiempo) como uniforme indispensable de la mujer adulta, blanca y privilegiada en su correspondiente caminata por el litoral, picnic en la arena o paseo en yate. La prenda, en este tipo de escenas, simboliza  clase y estatus social.
Salir de casa sisaber qué tiempo hará y esperar a qué un caballero las abrigue Otro cliché de lo más requerido en el cine es el que en la crítica televisiva anglosajona se conoce como el recurso del You must be cold (Parece que tienes frío), donde las damiselas, desvalidas, necesitan arroparse con la prenda del macho protector.
Si es periodista, se acostará con su fuente Spotlight, basada en hechos reales, es una de las pocas excepciones, pero el arquetipo de "la periodista zorrón" (slutty journalist) es una realidad. Zoe Barnes utiliza el sexo para conseguir scoops en House of Cards, Amy Adams se acuesta con su fuente e intima con el policía en Heridas Abiertas, Sally Field se cepilló a Paul Newman por información en Ausencia de Malicia y Rory también tiene un lío con una fuente en Las Chicas Gilmore. "En el cine, nos metemos en la cama con cualquier entrevistado", ha lamentado Hadley Freeman en The Guardian.
Incapacidad de subirse una cremallera por sí mismas El reverso a esos hombres torpes que no saben atarse una corbata y que piden ayudar para que el guionista introduzca un recurso para la confraternación masculina. Aquí, las damas suelen recurrir de ayuda masculina y sirve, en la mayoría de casos, para denotar que hay, o ha habido, atracción sexual de por medio. Luego están las que piden que les bajen la cremallera, como en El Graduado.
Andar en grupo por los pasillos como el eje del mal A este cliché se le conoce como Girl Posse y se caracteriza en ese cine de instituto donde la sororidad brilla por su ausencia y las malvadas (chicas alfa) llevan la batuta sobre dos o tres consortes que poco tienen que decir y a las que presiona a su antojo. A este tipo de grupos, además, les encanta mirar con desprecio al resto de alumnos mientras la banda sonora atrona los altavoces y ellas se mueven a cámara lenta.