Silvana Estrada: “Mis maestras me hicieron ‘bullying’ por tener el pelo rizado. Es algo muy racista”
Renacida y luminosa tras un tormentoso proceso creativo, la mexicana regresa con su álbum ‘Vendrán Suaves Lluvias’
Durante los tres años que dedicó Silvana Estrada (Coatepec, México, 28 años) a la composición de su nuevo disco, Vendrán Suaves Lluvias, las expectativas que la industria y el público depositaron en esta joven prodigio de la música latinoamericana casi pudieron con ella. “El disco tenía que ser nuevo, pero diferente, fresco, pero más transparente, futurista, pero novedoso… Era imposible acallar las voces”, admite la cantautora tres veces nominada al Grammy Latino. El proceso fue tormentoso, pensó incluso que su nombre podía haberse borrado del recuerdo del público, pero consiguió bajarse de la ola del hype y seguir el dictado de “su entraña”. Ahora, en plena gira mundial, ya no siente más presión: “Sé que he venido al mundo para sacar estas canciones”.
Mientras sus compañeros escuchaban a Daddy Yankee y Don Omar, usted prefería a Mercedes Sosa o Billie Holiday. ¿Le costó conectar en clase?
Siempre me costó, pero no fue por la música. Me sentía más madura que los demás, era una niña muy solitaria y sensible así que me ponía un muro para protegerme. No tuve una buena amistad hasta los 17 años, pero los niños no me hicieron bullying. Me lo hicieron mis maestras por tener el pelo rizado. Es algo muy racista que en mi escuela era motivo de burla.
¿Qué escucha Silvana Estrada cuando sale de fiesta?
Me encanta salir a bailar salsa y cumbia. También me gusta el afrobeat, el dancehall y el reggaetón. Puede sonar fuerte, pero yo crecí perreando. En los barrios de Latinoamérica el reggaetón ya es folclore.
¿Cómo ama la generación Z y en qué es distinta a sus predecesoras?
Siente una especie de orfandad frente al amor. Por un lado, crecimos con el amor romántico de Disney y el “juntos para siempre”, pero también le dimos con furia al poliamor y a las relaciones abiertas. Ganamos la libertad de explorar, pero no nos hemos emancipado de la ilusión romántica. Estamos intentando entender cómo amar: son tiempos convulsos, pero emocionantes.
Ha confesado públicamente su admiración por Rosalía. ¿Ha llegado a comunicarse con ella?
Escribí un texto muy sentido sobre su música en Instagram y me dio las gracias. La vi en los Grammy pero acceder a ella es muy complicado, está blindada. Me conmueven mucho las superestrellas, estas mujeres perfectas que trabajan y se sacrifican tanto. Espero que la industria la cuide bien, a esa muchacha no le puede pasar nada.
¿Cree que la actuación de Bad Bunny en el intermedio de la próxima Super Bowl ya es un hito de la música latina?
Es un orgullo. Bad Bunny es vocal frente a los conflictos políticos que enfrenta Puerto Rico y se ha negado a girar por Estados Unidos por miedo a las deportaciones del ICE. Me da mucho gusto su elección porque hoy más que nunca los latinos en Estados Unidos necesitan sentirse representados. El Estado está echando a gente que lleva años construyendo allá sus vidas.
¿Cuándo supo por primera vez que su talento para cantar era superior al resto?
Desde muy chica porque veía que a mis papás y a mi hermano, que nunca fue muy cariñoso conmigo, les gustaba verme cantar. Ellos son músicos y son brutalmente sinceros. Como no somos religiosos, recuerdo que cantaba mucho en los baños y en lugares donde había mucho eco para buscar esa reverberación de las iglesias. Me impactaba escuchar mi voz resonando entre muros, era un momento místico y muy feliz para una niña.
¿Una cantautora escribe mejor con el corazón lleno o con el corazón roto?
Las dos tienen su magia. Con el corazón roto el camino hacia la canción es más claro, pero el corazón en paz te pide más atención. Te pide estar más presente y abrir los ojos porque el deseo es menos evidente. Hoy en día todos tenemos un poco roto el corazón por el estado del mundo, así que hay muchas cosas de las que hablar.
Acaba de hacer promoción de su nuevo disco en Estados Unidos. ¿Ha notado un ambiente más hostil hacia los latinos?
No lo noté en Nueva York porque estaba trabajando, pero en verano estuve en Puerto Rico y me encontré a la gente del ICE esperando a los vuelos que venían de Colombia o República Dominicana para deportar. Me impactó muchísimo. En los aeropuertos, que sinceramente es donde paso más tiempo, sí hay un ambiente de miedo.
¿Qué echa en la maleta alguien que va a recorrerse media Europa en un mes, de Madrid a Reikiavik?
Me encanta planear mi maleta. Está todo medido porque tengo problemas de espalda, yo no puedo cargar peso, y me da pesar que la lleve la gente con la que viajo. Además de mi ropa de show, que son blusas y faldas intercambiables para ir lavando, soy muy sencilla: con un buen pantalón, una blusa y un suéter soy feliz.