Historia y resurgimiento de los ‘jorts’, la prenda de este verano 2024
Prenda recurrente en los ‘skateparks’ y la cultura hip hop, este vaquero con pernera generosa arrasa junto a formatos muy dispares como roturas, deshilachados o ‘fits’ de ciclista.
Puede que este anglicismo no nos resulte familiar pero nuestro vínculo con el jort es mucho más estrecho de lo que imaginamos. Esta unión de las palabras jean (vaquero) y short (corto), que elude a una bermuda casi siempre generosa, tiene una larga historia a sus espaldas. Casi tan dilatada como el origen del pantalón denim en manos de Levi’s Strauss en 1973. La razón de su temprana existencia es muy simple: el jort fue una respuesta lógica y refrescante al pantalón de trabajo, fruto de un tijeretazo para aliviar su carga en verano.
¿Quién fue la primera persona en cometer este sensato tuneado de unos vaqueros? No se sabe a ciencia cierta, aunque los libros de historia apuntan a que Bartholomew Bubbins, amigo de Levi Strauss, fue la primera mente que cogió unos vaqueros y cortó las perneras. Sobre el motivo que acompañó a esta proeza existen diversas teorías, desde saldar una apuesta a defender el honor de una mujer o simplemente para aliviar el calor y proseguir con su trabajo a la intemperie.
El siglo XX no hizo sino recalcar la espontánea genialidad de Bubbins con multitud de términos: fueron unos cropped dungarees –un peto pesquero– entre los trabajadores del campo, half trousers en los trabajos de la minería o incluso blue babies como dicen los herederos de Bubbins que los llamaba cariñosamente. El traspaso de este mínimo vaquero de la workwear a la industria de la moda no llegaría hasta los años cincuenta, casi una década antes de la invención de la minifalda y el recorte generalizado de los vestidos.
Pero sería en el ocaso de los sesenta cuando el jort adquirió ese concepto de vaquero ‘boyfriend’ –es decir, cogido del armario de nuestra pareja– que brilla con furor en el presente. Woodstock, el Summer of Love y la psicodelia hicieron de esta prenda un símbolo de la libertad, acortándose cada segundo mientras adquiría un halo despreocupado a través de deshilachados y agujeros.
En el plano ‘celebrity’ hubo una mujer que hizo de esta microprenda su amuleto de estilo, Jane Birkin. Quedará para la posteridad ese look estudiadamente risueño formado por un short vaquero y una camiseta de tirantes blanca que llevó durante unas vacaciones en Saint Tropez, junto a Serge Gainsbourg y sus hijas Kate Barry y Charlotte.
La presencia masiva de las campanas y las patas de elefante que trajeron los hippies (y redondearon el glam rock) no ensombreció su minúscula presencia, siendo el uniforme recurrente de bandas femeninas como The Runaways o Hearth. Si Debbie Harry lo elevó hasta su mínima expresión entre los imperantes skinny jeans de una futura escena punk, fue la llegada del hip hop y el superávit de denim que trajeron los años noventa el momento en el que nos interesa detener la historia.
Las referencias a ese patrón de tiro bajo y pernera ancha de entonces que resurge este verano 2024 se multiplican: de la versión infantiloide de Salt-N-Pepa con unos centímetros por encima de la rodilla a la silueta XXL de Missy Elliot, o ese look de cintura relajada que asomaba la ropa interior tan de Lisa ‘Left Eye’, la integrante de TLC.
Ese deshilachado recurrente en la cultura skate de los 2000 se actualiza ahora en las pernera de Emily Ratajkowski y Bella Hadid, mientras Hailey Bieber ejemplifica el estilo ‘boyfriend’ con unos vaqueros que parecen sacados de la fase grunge que su marido vivió en 2016.
Sobre la pasarela, las propuestas vanguardistas se disparan. Es el caso de la propuesta con bolsillo tipo cargo de Daniel W. Fletcher y PLN, la pernera oversize de Vaquera o el toque coquette con lazos en los costados de Baum und Pferdgarten.
Paula Cánovas del Vas firma uno de los diseños más aplaudidos, los jorts a ras de la rodilla con remates en tela vuelta de denim sobre bolsillos y costados. Valentino, Maitrepierre y Dries Van Noten lo dibujan, en cambio, con un suave lavado y un discreto fit de ciclista. Un fichaje muy a tener cuenta por las oficinistas.
Si queremos saber cómo llevarlos con acierto nada mejor que fijarnos en esa pasarela alternativa que se genera a la salida de los desfiles durante las Semanas de la Moda. Resultan sublimes con camisas masculinas o un tank top y zapato kitten para cualquier momento del día, y junto a mocasines y calcetines aportan un giro masculino muy interesante.
Pero si sumamos alguna pieza superior de cuero, o incluso botas moteras, daremos con un estilismo más personal y arriesgado. Todo depende del momento.