Sara Sálamo: “Hay que sacar a los toros de la cultura porque no lo son”
La vida personal de la actriz suele copar titulares y acaba de abandonar Twitter una temporada, el lugar donde expresa sin ambages sus opiniones sobre lo que le parece injusto
A Sara Sálamo (Santa Cruz de Tenerife, 29 años) le gustaría que la recordasen por ser la sobresaliente actriz que participó junto a Ricardo Darín y Penélope Cruz en la película Todos lo saben y que fuese noticia que en diciembre estrenará El refugio, donde aparecerá junto a dos gigantes como Loles León y ...
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A Sara Sálamo (Santa Cruz de Tenerife, 29 años) le gustaría que la recordasen por ser la sobresaliente actriz que participó junto a Ricardo Darín y Penélope Cruz en la película Todos lo saben y que fuese noticia que en diciembre estrenará El refugio, donde aparecerá junto a dos gigantes como Loles León y María Barranco. Sin embargo, es su vida personal la que suele copar titulares. Pero ella no se calla: feminista, vegetariana, animalista y entusiasta usuaria de redes, acaba de abandonar Twitter una temporada, el lugar donde expresa sin ambages sus opiniones sobre lo que le parece injusto. “Soy así desde siempre, en el colegio tenía un profesor, el señor Cabrera, que me acuñó como ‘la abogada del diablo”.
P. ¿Recuerda la primera vez que dijo algo sabiendo que no iba a gustarle a todo el mundo?
R. En una ocasión separaron a los mejores alumnos de inglés de los que tenían peor nota, a los que pusieron en el aula de informática. Mi mejor amiga estaba en el otro grupo y me contó que la persona que estaba a cargo se sentaba a pasar el rato y no les hacía ni caso. Me di cuenta de que aquello solo iba a hacer que creciera la desigualdad. Se lo dije a la profesora y de ahí me llevaron al despacho de la directora porque ella era la hermana de la directora. Intentaron amedrentarme entre todas, fue muy desagradable.
P. ¿De dónde le viene esa valentía?
R. En mi casa siempre me han dado la posibilidad de tener libertad de decisión en muchas cosas. Yo les decía a mis padres: “Quiero conocer a otros compañeros”. Y cada dos años me cambiaban de colegio. En mi habitación tenía una pared blanca entera para pintar lo que yo quisiera, pero a la vez la paga semanal me la hacían con un contrato con primas si conseguía unos objetivos y si quería hacer algo que no les gustaba se llegaba a un consenso, se firmaba y se dejaba por escrito.
P. O sea, que ellos son más bien progres...
R. Bueno no sé muy bien qué significa eso… Mi padre en su primera etapa laboral fue empresario y los empresarios tienen tendencia a ser de centro-derecha. Ahora es escritor y ya no tengo tan clara su ideología. Soy yo la que está más escorada a la izquierda.
P. ¿Y discuten por política?
R. ¡Muchísimo!
Enarbolando la libertad de expresión mucha gente aprovecha para generar odio
P. ¿Le hacen comentarios impertinentes por ser vegetariana?
R. No, no. Cuando tomé la decisión se preocuparon por mi salud, pero cuando vieron que se puede llevar perfectamente una dieta vegetariana sin tener ningún tipo de carencias, todo arreglado.
P. ¿Por qué despierta tanta ira la idea de que hay que comer menos carne?
R. A la gente le da muchísimo miedo aquello que desconoce y, además, enarbolando la libertad de expresión mucha gente aprovecha para generar odio.
P. ¿A usted le molestó aquel comentario que hizo Pedro Sánchez sobre el chuletón al punto?
R. Yo creo que quiso quitar hierro al asunto para generar empatía haciendo una broma, cosa que me gusta, pero al final le quedó el comentario un poco raro.
P. He leído que le encanta el cineasta Yorgos Lanthimos. ¿Por qué un director tan complicado?
R. Me gusta mucho esa forma que tiene de dirigir actores tan antinatural y tan fría. El cine que te deja rumiando o que te remueve dentro durante días es el que me interesa.
Yo nunca soy la primera opción para hacer el papel de una politoxicómana. Y eso es un poco lo que anhelo en realidad
P. ¿Qué fue lo que más le sorprendió de Penélope Cruz cuando trabajó con ella?
R. La forma en que pide ayuda a un compañero para sacar la mejor versión sobre sí misma. Desde un lugar bonito, con tacto, serenidad. “Oye, ¿te importa hacer esto para yo generar lo otro?”. Consigue que se cree un vínculo especial.
P. ¿Y qué fue lo más importante que aprendió en el rodaje de esa película?
R. A cambiar de piel totalmente durante ese tiempo. Yo estaba acostumbrada a salir y entrar del personaje, pero la inmersión total era un requerimiento del director. De hecho, no quería ni llamarme por mi nombre. Me dijo: “Tú a las seis de la mañana, cuando llegas aquí, eres Rocío y todo lo miras como Rocío. Cuando te vas si quieres ya eres Sara, pero durante las horas que estés aquí no quiero que hables con nadie ni con ningún compañero ni con tu madre por teléfono”.
P. ¿Fue duro?
R. Asghar Farhadi [director de Todos lo saben] está acostumbrado a trabajar en un nivel de exigencia muy alto y con un método que yo no conocía. Adaptarme a él y a eso fue duro pero positivo. Siempre me llevo personas y experiencias buenas de todos los rodajes, incluso en los que más he llorado.
P. ¿En qué rodaje es en el que más ha llorado?
R. Pues en B&B, la serie que hice para Telecinco. Era mi primera producción nacional con un personaje importante, era muy joven y me costaba gestionar muchas cosas de la producción y de relaciones personales dentro de la serie.
P. Hace días puso un tuit muy aplaudido en el que decía: “El amor de verdad no duele”. ¿Ha tardado en descubrir eso o ha tenido siempre muy claro?
R. No lo tuve nada claro desde el principio. De hecho, tengo una espinita clavada con contar historias sobre este tipo de amor tóxico de la adolescencia en los que normalizamos cosas que no lo son y luego marcan el resto de tu vida sentimental.
Creo que desde los medios de comunicación tenéis una responsabilidad muy grande de cambiar los términos que usáis y las preguntas que formuláis a las mujeres
P. Aunque está casada con un futbolista [el madridista Isco] no encaja nada en el estereotipo de WAG [esposas y novias de deportistas de alto nivel].
R. Es que ese estereotipo, ¿quién lo fomenta?, ¿la gente de a pie? Porque de verdad que no he escuchado todavía a una persona de la calle en una conversación en una cafetería utilizar esa palabra. Creo que desde los medios de comunicación tenéis una responsabilidad muy grande de cambiar los términos que usáis y las preguntas que formuláis a las mujeres. A mi marido no le preguntan por mí.
P. ¿El fútbol es un entorno muy machista?
R. Hay machismo en todos los ámbitos: en mi profesión, en la tuya, en el supermercado, está en todos lados. En las Olimpiadas lo hemos visto de una forma muy evidente. Que si la exnovia de Broncano gana, que si se exige esta ropa, ¡es que no parece que estemos en el siglo XXI! La crítica tiene que ir mucho más allá del fútbol.
P. ¿Le ha traído problemas con su pareja ser tan activa en Twitter?
R. Ninguno, jamás.
P. ¿Hay algo que se arrepienta de haber dicho porque ya no esté de acuerdo consigo misma?
R. Cuando inicié la relación con mi pareja me negaba en rotundo a hablar nada sobre mi vida privada porque no me resultaba cómodo. Después intenté explicar de forma más natural por qué no quería hablar de ello pero sacaban titulares extrañísimos.
Todos tenemos que comer y a veces es mejor mantener un perfil bajo porque si dices lo que piensas se te fustiga y se te castiga
P. ¿La presencia en redes le ayuda profesionalmente o al contrario?
R. He hablado de esto con mi chico hace un rato porque siempre que vengo a una entrevista tengo un dilema: ¿soy políticamente correcta, porque sé que las marcas me contratarán más, porque sé que con una actitud blanca no generaría tanta polémica y por lo tanto sonaría más contratable, o contesto desde la honestidad para que la gente sepa quién soy? No entiendo que por dar mi opinión mi trabajo se vea afectado porque cuando me recoge un coche de producción a las 7 de la mañana para llegar a un set de rodaje soy la más profesional. Pero también entiendo a las que no hablan. Todos tenemos que comer y a veces es mejor mantener un perfil bajo porque si dices lo que piensas se te fustiga y se te castiga.
P. Es usted furibunda animalista. Imagínese que se encuentra con Enrique Ponce. ¿Le diría como dijo en redes que tiene mentalidad de maltratador?
R. Si él me viniera a preguntar mi opinión por supuesto que se lo explicaría, con muchísima educación. Para mí hay que hacer un referéndum en España sobre la tauromaquia y hay que sacar los toros de la cultura porque no lo son. Se puede denunciar cualquier maltrato animal, una patada a un perro, pero se desangra a un animal hasta la muerte y la gente lo aplaude y le cortan las orejas. Es una barbaridad.
P. ¿Qué llamada telefónica le arreglaría la vida?
R. Yo nunca soy la primera opción para hacer el papel de una politoxicómana, de la hija de una ladrona o para cierto tipo de cine de autor. Y eso es un poco lo que anhelo en realidad. Que me dejen hacer mi trabajo y me llamen para un papel de ese tipo. Interpretar no es hacer de ti mismo.
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