Motor

Peugeot VLV: el abuelo de los coches eléctricos

El Peugeot VLV se lanzó en 1941 ante la escasez de combustible. Con 80 kilómetros de autonomía y recargable en cualquier enchufe, mostró hace 80 años el camino que sigue hoy la industria.

Peugeot VLV

La Segunda Guerra Mundial no solo ha sido el mayor y más mortífero conflicto bélico de todos los tiempos: también fue el primero en el que las reservas disponibles de petróleo decidieron batallas e influyeron en el diseño de las campañas.

Según avanzó la guerra, la gasolina se fue convirtiendo en un bien más y más preciado. Eso afectó a la vida en la retaguardia, donde se agudizó el ingenio para exprimir los recursos al máximo. Una de las ideas que surgieron en aquel entonces fue recuperar el motor eléctrico para los coches. Sí, recuperar: los motores de los primeros automóviles fueron ...

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La Segunda Guerra Mundial no solo ha sido el mayor y más mortífero conflicto bélico de todos los tiempos: también fue el primero en el que las reservas disponibles de petróleo decidieron batallas e influyeron en el diseño de las campañas.

Según avanzó la guerra, la gasolina se fue convirtiendo en un bien más y más preciado. Eso afectó a la vida en la retaguardia, donde se agudizó el ingenio para exprimir los recursos al máximo. Una de las ideas que surgieron en aquel entonces fue recuperar el motor eléctrico para los coches. Sí, recuperar: los motores de los primeros automóviles fueron eléctricos.

La marca francesa Peugeot se lanzó en 1941 a producir el VLV, un pequeño biplaza con una autonomía de 80 km recargable en cualquier enchufe. Su objetivo: asegurar el suministro de servicios esenciales, como correos o asistencia médica, en un entorno de escasez creciente de combustible. Aunque la producción del VLV la interrumpió en 1943 el régimen de Vichy, los cimientos del coche eléctrico, hoy uno de los pilares estratégicos de la compañía francesa, quedaron ahí.

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