La presión de Vox provoca las primeras tensiones en el PP y Ciudadanos

Abascal redoblaba el pulso con un tono muy duro contra los populares pero sobre todo contra los de Rivera

El secretario general de Vox, Javier Ortega, en un encuentro con afiliados de Granada.Foto: atlas | Vídeo: FERMÍN RODRÍGUEZ / ATLAS

Los primeros zarpazos de Vox han mostrado la enorme dificultad para gestionar en Andalucía un acuerdo, aunque sea implícito, entre PP, Ciudadanos y el primer partido de extrema derecha que logra representación parlamentaria en la reciente historia de España. La jugada redobló el protagonismo de Vox y provocó las primeras fisuras en el PP, más favorable a negociar con esta formación, y en Ciudadanos, que insiste en pedir gratis su apoyo. Entre los populares empiezan a salir dirigentes con dudas; en el partido...

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Los primeros zarpazos de Vox han mostrado la enorme dificultad para gestionar en Andalucía un acuerdo, aunque sea implícito, entre PP, Ciudadanos y el primer partido de extrema derecha que logra representación parlamentaria en la reciente historia de España. La jugada redobló el protagonismo de Vox y provocó las primeras fisuras en el PP, más favorable a negociar con esta formación, y en Ciudadanos, que insiste en pedir gratis su apoyo. Entre los populares empiezan a salir dirigentes con dudas; en el partido de Albert Rivera la incomodidad es evidente.

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Las elecciones del 2 de diciembre cambiaron por completo el panorama político. Y no solo en Andalucía. De un PSOE en crecimiento se ha pasado a un espacio a la derecha enardecido que ya se ve llegando a La Moncloa en unos meses. Pero después de la euforia llega la gestión de la nueva situación: los cambios se le están atragantando a la inédita coalición PP-Ciudadanos apoyada por la ultraderecha de Vox que se está fraguando en Andalucía con la indisimulada intención de reproducirse en toda España. Los problemas no llegan solo entre los dos principales partidos del centro derecha, cada vez más molestos con el socio imprescindible para gobernar en Andalucía, sino incluso dentro de estas dos formaciones.

Aunque públicamente solo Manuel Valls, candidato a la alcaldía de Barcelona, ha mostrado a las claras sus dudas sobre la oportunidad de utilizar los votos de un partido de extrema derecha para gobernar, la incomodidad en Ciudadanos es evidente. El sector más moderado del partido alerta del riesgo de quedar aplastado entre el PP y Vox. Varios dirigentes muestran su preocupación en privado, aunque en público solo Valls y uno de los fundadores, Francesc de Carreras, han mostrado su escepticismo, junto a los aliados de Cs en Bruselas, los liberales europeos (ALDE).

Mientras, en el PP, solo algunos como Borja Sémper, portavoz en el País Vasco, se animan a decir que puede peligroso acercarse a Vox, algo que comparten también otras voces dentro del partido —en especial algunos dirigentes regionales—. “El PP debe tener claro que debe alejarse de ese partido populista. Somos diferentes”. Sémper, representante del ala moderada del PP, insistió en que su partido puede aceptar los votos de Vox en Andalucía pero solo si no pide condiciones como la de retirar las subvenciones de la ley de violencia de género. El presidente de la Comunidad de Madrid, Ángel Garrido, ha recomendado este jueves a Vox ser “más cuidadoso” con los asuntos relacionados con la violencia de género, aunque ni siquiera descarta un pacto con Vox en Madrid.

Mientras, Abascal redoblaba el pulso con un tono muy duro contra el PP pero sobre todo con Ciudadanos, al que llama “la veleta naranja”. “Ciudadanos y PP han cerrado un pacto para repartirse los sillones de la Junta de Andalucía. Lo que ocurre es que no tienen mayoría suficiente para sostener ese pacto. Lejos de cualquier talante negociador, Vox solo ha recibido insultos, menosprecios y la amenaza de cordones sanitarios. Y tanto Ciudadanos como PP han repetido que el pacto que ellos han firmado no admite ni el más mínimo cambio”, sentenció. Además, exigió “sustituir las leyes de ideología de género, que no protegen a la mujer y persiguen al hombre solo por serlo, por una ley contra la violencia intrafamiliar. Es decir, lo mismo que proponía la veleta naranja no hace mucho”, remató.

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Las diferencias de tono entre el PP y de Ciudadanos a la hora de hacer frente a esta crisis con Vox, que amenaza con no apoyar la investidura de Juanma Moreno en Andalucía, fueron evidentes. Ambos partidos, eso sí, dejaron claro que van a resistir el órdago de Vox sobre violencia de género y confían en que esta formación no se atreva a asumir el coste de forzar unas nuevas elecciones.

José Manuel Villegas, secretario general de Ciudadanos, aseguró que su partido dará por roto el acuerdo programático cerrado con el PP en Andalucía si este partido acepta las peticiones de Vox.

“Es inaceptable pretender que no se luche con todas las formas posibles contra la violencia machista”, insistió. El tono de Pablo Casado, líder del PP, fue muy diferente. Rechazó las exigencias de Vox, pero con otro estilo. “Lo que tenemos que hacer es sacar del debate partidista esta materia que por desgracia sigue llenando de dolor a tantas familias de nuestro país”, sentenció después de pedir un minuto de silencio por la última víctima de violencia machista. Pero enseguida avisó de que no acepta aislar a Vox. “No vamos a permitir que la izquierda ponga cordones sanitarios cuando ellos están cenando con los terroristas de ETA en Nochebuena y están pactando con los que quieren destruir España”, sentenció.

Munición o diplomacia

En Andalucía, Ciudadanos respondió al órdago con munición; el PP optó por la diplomacia. El más contundente fue el líder de Ciudadanos, Juan Marín, que acusó a Vox de ignorar los procedimientos democráticos: “En el Parlamento hay que hacer el juego político. Algunos representantes no saben cómo funciona esto; hablamos de respetar las instituciones porque hay un procedimiento para todas las cuestiones. Eso se hace en el Parlamento, no en los medios ni en las trincheras: algunos se ponen ya en posiciones extremas amenazando con que no va a haber Gobierno”, dijo en referencia a los líderes de Vox durante una entrevista con La Sexta. “Ese pacto no se toca”, advirtió Marín.

La número dos del PP andaluz, Dolores López, tendió puentes con Vox, y aunque no cedió terreno en la espinosa exigencia para retroceder en la lucha contra la violencia de género, confió en que sus líneas rojas queden en papel mojado. López restó hierro a las amenazas del partido de extrema derecha, con el que mantiene “un diálogo abierto”. “Cuando Vox se lea el acuerdo con Ciudadanos estará conforme con muchos puntos recogidos”, remató.

Las negociaciones entre PP y Ciudadanos avanzan a paso lento, aunque con la vista puesta en el 16 de enero, fecha prevista para el Pleno donde se pueda investir presidente al candidato popular Juan Manuel Moreno. Ambas ya se han puesto de acuerdo para constituir la Mesa del Parlamento presidida por Ciudadanos. Y estos días modulan la constitución del futuro Gobierno. Hay consenso para reducir las actuales 13 consejerías a una decena con Moreno de presidente y Marín de vicepresidente, pero queda por ver el reparto de consejerías y especialmente la llave de la caja, Hacienda, que ambas formaciones ansían. El presupuesto de la Junta de Andalucía ascendió a 34.759 millones el año pasado.

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