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De asistente de Pizarro a esperanza del Ibex

Pablo Casado en el funeral del expresidente de la Xunta, Gerardo Fernandez Albor,OSCAR CORRAL

Hace 10 años, Pablo Casado tenía 27 y era un destacado meritorio de Nuevas Generaciones del PP al que el aparato le había asignado asistir a Manuel Pizarro en la campaña electoral. Pizarro (expresidente de Endesa, de Ibercaja, de la Bolsa...) era la figura emergente que el partido conservador había fichado para barrer los proyectos económicos de Pedro Solbes y el PSOE. No lo consiguió, pero eso es otra historia. La que interesa ahora es la de aquel joven militante que no se resignaba a ser el asist...

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Hace 10 años, Pablo Casado tenía 27 y era un destacado meritorio de Nuevas Generaciones del PP al que el aparato le había asignado asistir a Manuel Pizarro en la campaña electoral. Pizarro (expresidente de Endesa, de Ibercaja, de la Bolsa...) era la figura emergente que el partido conservador había fichado para barrer los proyectos económicos de Pedro Solbes y el PSOE. No lo consiguió, pero eso es otra historia. La que interesa ahora es la de aquel joven militante que no se resignaba a ser el asistente de Pizarro. Su ambición iba mucho más allá.

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Diez años después es el presidente del partido, y Pizarro una de las personas que puede asistirle para acercarle al mundo empresarial, que hasta hace poco le veía como uno de los tertulianos habituales de las noches de los sábados; luego, un aspirante más al que apenas conocían y, finalmente, candidato a convertirse en la gran esperanza de la derecha para el colectivo empresarial, que espera concreción de su programa. Un título en el que pugna duramente con Albert Rivera e, incluso, con Pedro Sánchez, a quien algunos sectores empresariales le tienen gran consideración.

De momento, ha logrado auparse por encima de Soraya Sáenz de Santamaría, que no convencía demasiado al mundo empresarial. La derrotada candidata a guiar el PP no logró nunca generar muchas simpatías entre los empresarios del Ibex, salvo excepciones, y eso se notó en las votaciones del pasado sábado, en las que, se quiera reconocer o no, ha tenido mucho peso la opinión empresarial. Siempre la tiene.

Casado la superó entre ese selecto grupo, que ha escuchado en él un mensaje más moderno y diáfano, más acorde con sus perspectivas y deseos de pasar página a la etapa de un desgastado Rajoy, y con este, de su protegida, Sáenz de Santamaría. “Ha sido un contexto peculiar, en el que ha tenido que distinguirse de una mujer de su propio partido en el que las diferencias son más de forma que de fondo”, comenta una fuente empresarial que, como todas las consultadas, pide guardar el anonimato.

No obstante, algunas de esas fuentes reconocen que recibieron con alivio el resultado porque en la lista de la exvicepresidenta figuraban exministros como Álvaro Nadal y Cristóbal Montoro, con los que no hubo casi ninguna sintonía en los campos energético y fiscal.

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“La verdad es que apenas hemos hablado de él hasta ahora, no nos ha ocupado ni un minuto. Ya veremos qué hace. Parece más bien un tipo del lado de la oferta que todavía no tiene un perfil definido”, comenta un empresario. “Suena a la nueva derecha sin complejos que dicen las cosas como son y quita del medio la hipocresía histórica de este país”, manifiesta otro, que reconoce que la mirilla empresarial estaba puesta en Alberto Núñez Feijóo, de quien dice: “No sabemos si ha dado un paso atrás para luego dar dos adelante”.

Otro empresario considera que la ascensión de Casado ha sido “un revulsivo conveniente”, porque “la renovación es necesaria”. No obstante, muchos de los consultados subrayan que, en esa renovación, tiene que hacer un gran esfuerzo para quitarse la rémora de “hombre de Aznar” y de la derecha radical. “Por ahí no pasamos los empresarios”, enfatiza uno de ellos.

Los bancos están más preocupados por el impuesto que quiere poner el presidente del Gobierno y otras cosas de “más enjundia” que por lo que pueda proponer ahora el nuevo líder conservador, según una fuente sectorial. Esta visión obliga a Casado “a sacar el lobo que lleva debajo de la piel de cordero y demostrar que ha llegado ahí para mandar, con decisión, buen pulso y transparencia”, destaca otro consultado.

Una de las asignaturas inmediatas del nuevo líder es reunirse uno a uno con las gentes del poder económico y convencerlas de que su mensaje es más convincente que el de sus adversarios políticos. Y en esa misión seguro que le echará una mano Pizarro. El discurso del sábado tiene una traza muy aceptable en términos económicos, tanto en el terreno fiscal como en el de la energía, que seguramente son los que más preocupan a los empresarios en estos momentos. Otra cosa es que tenga oportunidad de poder llevarlo a la práctica.

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