Análisis

El festival de Montoro

El ministro de Hacienda lo mismo intenta ridiculizar a sus oponentes como habla de Juego de Tronos

El ministro de Hacienda, Cristobal Montoro, tras el debate sobre los Presupuestos. Uly Martín

Los días de debate de Presupuestos son los días de Cristóbal Montoro, tan feliz, tan cómico y tan sobrado en la tribuna del Congreso, porque lo mismo intenta ridiculizar a sus oponentes como habla de Juego de Tronos o se refiere a actores o periódicos con deudas con Hacienda. Nunca defrauda a los suyos, ni deja de irritar a los demás. Su perfil fue hace años el de profesor universitario, pero, en los días de debate de Presupuestos, Montoro se acoda en la tribuna, saca toda su...

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Los días de debate de Presupuestos son los días de Cristóbal Montoro, tan feliz, tan cómico y tan sobrado en la tribuna del Congreso, porque lo mismo intenta ridiculizar a sus oponentes como habla de Juego de Tronos o se refiere a actores o periódicos con deudas con Hacienda. Nunca defrauda a los suyos, ni deja de irritar a los demás. Su perfil fue hace años el de profesor universitario, pero, en los días de debate de Presupuestos, Montoro se acoda en la tribuna, saca toda su dureza, todo su sarcasmo y su peculiar risa y reparte a todos sus oponentes. Montoro ya está en cifras de récord en la historia de España: ha presentado y defendido diez Presupuestos como ministro de Hacienda. Y está camino de afrontar algunos más. Además, participó en la elaboración de otros cuatro como secretario de Estado en tiempos de José María Aznar y Rodrigo Rato, en tiempos del milagro económico. Y en los años del PP en la oposición daba la réplica a los del Gobierno del PSOE. Es decir, es muy probable que nadie conozca como él las cuentas del Estado y todos sus rincones.

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Montoro ha debatido sobre las cuentas con los tres últimos secretarios generales del PSOE. También con los partidos nacionalistas cuando eran nacionalistas y ahora con independentistas y con Podemos. En 2014 se enfrentó a Pedro Sánchez y para ridiculizarlo se dirigió a él permanentemente como “doctor en economía” e incluyó consejos como “se lo tiene que preguntar a su asesor”. Antes lo había hecho con Zapatero, ironizando sobre las dos tardes que necesitaba para aprender economía. Y este año lo ha vuelto a hacer.

Tenía enfrente al portavoz socialista, Antonio Hernando, que le atacaba por la corrupción, a cuatro portavoces de Unidos Podemos que unían la denuncia de los recortes y la desigualdad y a Joan Tardà, de ERC, que le advertía de que “Cataluña se irá como se fue Cuba”. Pero Montoro tuvo para todos y casi siempre con el mismo tono displicente. “Después de escucharles, creo que no se los han leído; no tengo más respuesta que esta. ¿Saben cuándo cayó el Muro de Berlín? No sé de qué hablan, me he perdido hace tiempo. No se trata de redistribuir el tiempo entre más oradores, sino de esperar a que alguien diga algo. No digo que alguien diga algo con sensatez y con contenido, que a lo mejor es pedir mucho, sino que alguien suba y diga algo que no sea lo que ya escuchábamos en Europa en los años sesenta”, dijo entre risas.

El ministro ya incendió el debate al decir en su intervención inicial: “Venimos de una crisis por borrachera de gasto público y algunos se quieren ir de copas para celebrarlo”. Y, como casi siempre, obtuvo la recompensa de risas y aplausos de los diputados del PP, tan necesitados de alegrías.

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