Análisis

Los nuevos ya son decisivos

Díaz ofrece un paquete de medidas para que ninguno de los cuatro partidos de la oposición esté incómodo en la investidura

Los dos grandes partidos del sistema político español en los últimos lustros, PSOE y PP, han sido incapaces de hallar fórmulas que permitan que Andalucía tenga gobierno en los próximos días mediante un acuerdo de mínimos en el Parlamento autónomo. Es una mala noticia que socialistas y populares ni siquiera se hayan puesto de acuerdo en algo tan básico como es la investidura, que no es otra cosa que permitir que ...

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Los dos grandes partidos del sistema político español en los últimos lustros, PSOE y PP, han sido incapaces de hallar fórmulas que permitan que Andalucía tenga gobierno en los próximos días mediante un acuerdo de mínimos en el Parlamento autónomo. Es una mala noticia que socialistas y populares ni siquiera se hayan puesto de acuerdo en algo tan básico como es la investidura, que no es otra cosa que permitir que se forme gobierno y acabar con la interinidad de un Ejecutivo en funciones. Se ha instalado la idea de que facilitar la investidura es prácticamente cerrar un acuerdo de gobierno a sangre y fuego. Nada más lejos de la realidad.

El bloqueo de la negociación entre PSOE y PP para la investidura de Susana Díaz como presidenta de la Junta de Andalucía ha abierto, sin embargo, otros caminos que se van a explorar de forma inexorable en la política española en los próximos meses. El PSOE andaluz, acostumbrado a ejercer el poder dejando escaso margen para el diálogo, está cortejando de forma clara a Podemos y Ciudadanos para permitir que se forme gobierno cuanto antes. A ser posible, esta semana. En caso de que ningún partido cambie sus posiciones de partida en los dos próximos meses, Andalucía estaría abocada a una nueva convocatoria electoral, un escenario que nadie desea y que diría muy poco de la responsabilidad de los políticos autonómicos.

El discurso de investidura de Susana Díaz en el Parlamento autónomo estuvo trufado de guiños a Podemos y Ciudadanos. Salvado el escollo de la marcha de los expresidentes andaluces Manuel Chaves y José Antonio Griñán por el caso de los ERE, Díaz expuso varias medidas para la regeneración política, pero fundamentalmente se centró en concretar otras demandas de las formaciones que dirigen Pablo Iglesias y Albert Rivera. Así, a Podemos le propuso apurar al máximo las competencias autonómicas para luchar contra los desahucios y reducir un 10% los altos cargos de la Administración. A Ciudadanos le planteó una reforma de la ley para desbloquear las listas electorales y una segunda vuelta para elegir alcaldes y presidentes, así como una reducción de impuestos, una propuesta que también comparte el PP. Es precisamente el partido de Mariano Rajoy el que, de momento, parece tener más dificultades para entender que en el mapa político hay nuevas piezas con las que tarde o temprano va a tener que entenderse.

Díaz también asumió algunas de las principales exigencias de IU en la anterior legislatura, iniciativas que se frustraron cuando la dirigente socialista decidió romper el Gobierno de coalición. El discurso de la dirigente socialista, en definitiva, ofreció un variado menú para que ninguno de los cuatro partidos de la oposición esté completamente incómodo con su investidura.

Cuando este trámite pase —algo que, salvo catástrofe, llegará—, el PSOE tendrá que gobernar en un escenario inédito en el que la cultura de diálogo deberá ser una realidad y no una frase hecha para la galería. Las esperanzas del PSOE para formar gobierno pasan por Podemos y Ciudadanos, que están demostrando que no quieren ser unos convidados de piedra y que han llegado a las instituciones para ser decisivos.

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