Análisis

Dudas de última hora para Interior

El primer Gobierno de Mariano Rajoy deparó en el fondo pocas sorpresas

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, llega al Palacio de la Moncloa con su cartera, tras jurar su cargo ante el rey en la Zarzuela.EFE

El primer Gobierno de Mariano Rajoy deparó en el fondo pocas sorpresas. En todo caso una: la guinda del sociólogo José Ignacio Wert en Educación, Cultura y Deportes. Cubiertos los dos puestos clave, la vicepresidente única y el responsable económico, el debate de última hora se concentró en quién debía ser el titular en estos momentos de la difícil y determinante cartera de I...

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El primer Gobierno de Mariano Rajoy deparó en el fondo pocas sorpresas. En todo caso una: la guinda del sociólogo José Ignacio Wert en Educación, Cultura y Deportes. Cubiertos los dos puestos clave, la vicepresidente única y el responsable económico, el debate de última hora se concentró en quién debía ser el titular en estos momentos de la difícil y determinante cartera de Interior, con el proceso final de ETA tan en ciernes.

El nombre elegido fue el de Jorge Fernández, pero Rajoy dudó. Pensó durante mucho tiempo para esa función en otra persona de su absoluta confianza y amistad, como la gallega Ana Pastor. El perfil personal de ambos es similar en su cercanía sin matices al líder, pero Fernández tiene unas aristas políticas más duras, quizá más del agrado de la línea mediática y del partido que no contempla ni la más mínima concesión legal y reglamentaria al futuro penitenciario de los presos de ETA. Tanto Fernández como Pastor harán al final, como todos, lo que Rajoy decida pero la imagen será distinta. Un duro por si hacen falta medidas duras. Pastor es más flexible. Si se hubiese decantado por ella, Fernández habría ido a Fomento, porque era irrefutable que iba a entrar esta vez en el Ejecutivo. Y con todos los galones, porque además, en contra de algún criterio de partida, Interior se quedará con la competencia clave para ese futuro negociador con Instituciones Penitenciarias, frente al modelo más suave que cuelga esa tarea del departamento de Justicia.

En Justicia estará finalmente el eterno ministrable del PP, Alberto Ruiz-Gallardón. Parece poco rédito para tanta paciencia, porque ese ministerio está bastante vacío de contenido y competencias. En el PP, sin embargo, aseguran que Gallardón, junto a José Manuel García Margallo y, sobre todo, Soraya Sáenz de Santamaría, está llamado a nutrir el núcleo fuerte y político del gabinete. Una función etérea pero necesaria y relevante si en algún momento se supera la fiebre provocada por la enorme crisis económica.

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