Seres Urbanos
Coordinado por Fernando Casado

Dismaland, o el poder del arte para transformar el territorio

El parque temático de Banksy en la ciudad inglesa de Weston-super-Mare evidencia que el arte puede surgir de lugares anómalos y abandonados

Una de las azafatas de Dismaland, un parque artístico de atracciones, parodia de Disneyland, creado por Bansky.Matthew Horwood

El 20 de agosto de 2015, Weston-Super-Mare, ciudad costera del suroeste de Inglaterra, alojó durante cinco semanas Dismaland, “un parque de arte, diversiones y anarquismo de nivel básico”, tal como lo describe Banksy, su creador. Dismaland es un juego de palabras entre Disneyland y Dismal (en inglés, melancolía o desaliento), una antónima versión de lo que los parques temáticos acostumbran a vender. Simulando un paisaje urbano apocalíptico, la intención del artista fue la de cuestionar el papel del arte, los museos como tipología, las corporaciones y los mercados especulativos de obras. En él se albergaron trabajos tanto del propio Banksy como de otros 58 artistas incluyendo Damien Hirst, Jenny Holzer, Jimmy Cauty, Bill Barminski, Caitlin Cherry, Polly Morgan, Josh Keyes, Mike Ross, David Shrigley, Bäst y Espo, entre otros.

Banksy escogió Weston-super-Mare, donde durante más de 50 años existió Tropicana, una de las mayores atracciones turísticas de la costa inglesa. El complejo contaba con un edificio Art-Deco de dos plantas y un Lido de más de 950 metros cuadrados, más conocido como The Pool, la mayor piscina al aire libre de Europa en aquel entonces. En el año 2000 se cerraron sus puertas después de entrar durante la década de los noventa en una crisis irreversible. Desde entonces, ha habido varios intentos fallidos para recuperar Tropicana, llegando a un punto en el que el Ayuntamiento de la ciudad advirtió su demolición a los que aún ocupaban y usaban ese espacio como vertedero ilegal.

Lo relevante de este caso es que esta ciudad inglesa no solo fue escogida por Banksy para hablar de decadencia, sino para criticar y expresar descontento con los parques temáticos actuales. Según afirmó el artista en una entrevista en The Guardian, “deberían presentar temáticas más grandes, no una realidad ficticia”. Para mantener el anonimato, los realizadores de Dismaland se asociaron con el Ayuntamiento de Weston-super-Mare para construir esta atracción artística, donde los trabajos de construcción duraron aproximadamente un mes. La información oficial señalaba que se estaba rodando una película de Hollywood, llamada Gray Fox, para evitar sospechas entre los residentes.

Cuando Dismaland abrió sus puertas, se formaron colas de más de cuatro horas para acceder al recinto, puesto que el sitio web oficial dejó de funcionar debido a la masiva cantidad de visitas para adquirir entradas. Se sospecha que el hecho de dificultar la compra –que obliga al público a hacer largas filas– podría haber pertenecido a la estrategia. Con grandes dosis de controversia y sentido del humor, Banksy creó, una vez más, una evocativa obra generando miles de experiencias a través del arte y la cultura.

Siete años después de esta intervención, el panorama de la ciudad ha cambiado radicalmente. Antes de la apertura de Dismaland, los políticos y altos cargos del Ayuntamiento ya visionaban Weston-super-Mare como una ciudad residencial, contemporánea y moderna donde vivienda, educación y calidad de vida serían los puntos fuertes para promocionar la ciudad. Durante el festival, se estimó que habría un beneficio económico de ocho millones de euros, augurando que la ciudad volvería a ser un nuevo punto de referencia en el mapa del Reino Unido. Pero la realidad es que, en tan solo cinco semanas, Dismaland atrajo 200.000 visitantes a la ciudad, impulsando la economía en 23 millones de euros y situando Weston en el centro de la escena artística y cultural del Reino Unido.

En tan solo cinco semanas, Dismaland atrajo 200.000 visitantes a la ciudad, impulsando la economía en 20 millones de libras, situando Weston en el centro de la escena artística y cultural del Reino Unido

El impacto fue tan grande que durante los siguientes años, el Consejo de North Somerset se comprometió en aprovechar el extraordinario éxito de Dismaland invirtiendo en el recinto Tropicana para traer más eventos y artistas a la ciudad. Cabe destacar que la covid-19 ha supuesto un gran reto para la industria del entretenimiento y los eventos, pero el equipo del parque ha seguido trabajando para encontrar nuevas formas de llegar al público a través de las redes sociales y la tecnología.

Recientemente, el espacio ha sido seleccionado para albergar una instalación artística, llamada See Monster, que promete atraer (de nuevo) a un público internacional. Es uno de los diez trabajos comisionados como parte del UNBOXED: Creativity in the UK, también llamado Festival del Brexit: una iniciativa anunciada en 2018 por el Gobierno conservador tras el Brexit y rebautizado como UNBOXED. El See Monster es una atracción medioambiental al aire libre que consiste en una plataforma marítima desmantelada para que el público pueda disfrutar de su programa de actividades.

Visualización de la plataforma “See Monster” en el Tropicana, Weston-super-Mare, Reino Unido.

Cuenta con el apoyo del consejo de North Somerset y se inaugurará este verano. Contará con jardines, cascadas, un estudio de radiodifusión y un anfiteatro donde se fomentará y apoyará seis temas clave: ciencia, tecnología, ingeniería, arte, medio ambiente y legado, tal y como se explica en su sitio web. Además, con la apuesta de invertir en tecnologías renovables, desde el consejo de North Somerset se comprometen en cumplir la neutralidad en carbono para 2030, asegurando que esta instalación ayudará a promover este objetivo.

Desde las instituciones, ya aseguran que el equipo de See Monster no tiene presupuesto para eventos comunitarios, por lo que esta instalación parece, más bien, estar destinada a solo atraer capital a la ciudad. Sin duda, el legado de Banksy ha dejado huella en esta ciudad costera inglesa, evidenciando el poder del territorio y cómo los entes gubernamentales peligrosamente se apoderan y benefician del impacto que generó Dismaland. No solo se ha evidenciado que el arte puede surgir de lugares anómalos y abandonados, sino que puede también ser el punto de partida desde el que distintos mecanismos se apoderan de su legado para implementar sus propios deseos y políticas.

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