Cien niñas unidas para gritar que quieren vivir sanas y salvas

Decenas de niñas depositan girasoles bajo las 41 cruces instaladas en la plaza central de Ciudad de Guatemala. Ahora llamada Plaza de las Niñas, se ha convertido en un espacio de reivindicación para la lucha feminista y contra la violencia de género en el país. Sobre las cruces pueden leerse los nombres de las 41 menores de edad que murieron calcinadas en 2017 en un hogar de acogida y por las que sus familias claman aún justicia. De fondo, resuena un coro de voces infantiles, pero fuertes y decididas, que acompañan la escena al cántico de: “Soy niña y sueño con un mundo mejor, soy niña y quiero que se escuche mi voz, quiero al mundo gritar que sanas y salvas queremos estar”.

Como ellas, y con motivo del Día Internacional de la Niña, el pasado 11 de octubre, más de cien niñas de Honduras, Chad, España, Kenia, El Salvador, Guatemala, Sudán del Sur, Nicaragua y Perú salieron a las calles para reivindicar y defender su derecho a una infancia libre de miedos, amenazas y agresiones. Todas ellas se han estado reuniendo durante los últimos meses para conversar sobre la situación de violencia que sufren y han recogido sus demandas y exigencias en el manifiesto global Sanas y Salvas.

De la mano de la ONG Entreculturas y sus organizaciones socias, Fe y Alegría y el Servicio Jesuita a Refugiados, las representantes han construido este manifiesto en el marco de la campaña La LUZ de las NIÑAS. Se trata de un documento con 11 peticiones fruto del trabajo colaborativo, que partió de 11 consejos locales celebrados en los nueve países. Tras las sesiones locales, todas las participantes se reunieron en un emocionante taller global virtual, en el que, por primera vez, pudieron verse las caras, dialogar e intercambiar experiencias y sueños.

“Todas conocemos la violencia y las desigualdades que sufrimos y también las que hemos visto en otros países”, afirmó Lamaku, una participante de Sudán del Sur. “Lo que sé es que deberíamos estar unidas y luchar juntas por nuestra propia supervivencia, para que podamos tener nuestros derechos y para ser fuertes. Quizás la educación es lo que más nos puede ayudar para conseguir nuestros objetivos y para que se nos vea como personas valiosas para el país. Estamos muy muy felices de estar aquí hoy”.

A pesar de venir de contextos muy distintos, en este encuentro las adolescentes comprendieron que esta violencia no ocurre solo en sus países. Actualmente, la violencia hacia las niñas es algo de lo que difícilmente algún país puede escapar. Más de 200 millones de ellas en el mundo han sufrido la mutilación genital, una de cada cinco es obligada a casarse y 120 millones han sido víctimas de violencia sexual.

En el manifiesto Sanas y Salvas, las anfitrionas han recogido 11 peticiones para impulsar una protección internacional efectiva de sus derechos. El documento llama a los gobiernos a trabajar para erradicar todas estas prácticas nocivas. Además, insta a los Estados a garantizar un acceso a una educación de calidad y un sistema de protección robusto ante la violencia hacia ellas.

El testimonio sobre violencia sexual y matrimonio infantil de una de las participantes en el taller global emocionó a Edith, una joven de El Salvador: “No sé cómo explicar lo que siento, estoy muy conmovida. Quería preguntarles qué podemos hacer nosotras para ayudarles a que puedan decidir con quién se van a casar o qué quieren hacer en su vida”.

La inquietud de Edith no quedó ahí, ya que las adolescentes pasaron a la acción manifestándose en contra de la violencia y entregando el manifiesto global ante instituciones públicas y ONG. Piden la protección internacional efectiva de los derechos de todas las niñas, por ellas y por todas, para que puedan vivir sanas y salvas.

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