Chipre, tierra prometida... otra vez
Cientos de miles de libaneses emigraron a tierras chipriotas en la década de los ochenta para escapar de la guerra civil. La crisis económica que azota ahora al país ha hecho que esta ruta se reactive. La familia Chatawan ha sido una de las últimas en hacer las maletas
Los vuelos de Beirut a Lárnaca, ciudad al sur de Chipre, llevan meses llenos de libaneses para los que la vida en su país, con todo tipo de carestías, se ha vuelto insostenible. Tras solo 25 minutos de trayecto aéreo, numerosos ciudadanos llegan a una tierra que ya acogió a sus antecesores hace un cuarto de siglo: durante la guerra civil que arrasó Líbano entre 1975 y 1990, cientos de familias migraron a la isla del Mediterráneo para escapar de la sangrienta contienda.
En Chipre, de nuevo, se buscan porvenires más tranquilos, más seguros, menos míseros. “He tenido que dejar mi país y a mis padres para intentar garantizar un futuro para mis hijos”, asiente Nanor Abachian, de 30 años, al salir del aeropuerto de Lárnaca. Junto a ella van su marido, sus dos hijos y siete pesadas maletas.
Atrás queda un país en bancarrota, sin electricidad durante 22 horas al día y con escasez de múltiples necesidades cotidianas, desde gasolina y gas hasta medicinas y pan. Más de la mitad de sus 4,5 millones de habitantes se encuentra por debajo del umbral de la pobreza, según un cálculo del Banco Mundial, a raíz de la profunda crisis económica. Desde comienzos de la crisis de 2019, varios miles de libaneses han emigrado, muchos de ellos a Chipre. No existe una cifra oficial, dado que muchos de ellos disponen de un segundo pasaporte.
El embajador de Líbano en Chipre, Claude el Hajal, indica que el número de familias instaladas en la isla ha experimentado “un aumento significativo”, especialmente desde la devastadora explosión en el puerto de Beirut, el 4 de agosto de 2020, que se cobró 200 vidas.
En los años 1980, en el momento álgido de la guerra civil, alrededor de 100.000 familias huyeron a Chipre, indica Hajal. Sin embargo, muchas volvieron tras el conflicto. Posteriormente, la isla mediterránea volvió a convertirse en refugio para casi 60.000 libaneses durante el conflicto de 2006 entre Israel y el grupo armado Hezbolá.
Para Abachian, el principal motivo de marchar es “la sensación de inseguridad”. “Vivimos en lo desconocido… Mis hijos no tienen futuro en Líbano”, señala. Una vez en Lárnaca, se ha instalado con su familia en casa de un amigo, esperando poder alquilar un apartamento cerca de la escuela donde ya están inscritos sus niños.
Educación e inversiones
George Obeid, de unos 40 años, también ha optado por trasladarse a Chipre pensando en la trayectoria académica de sus hijos. “No hay esperanza respecto a este curso escolar en Líbano”, asegura, señalando los cortes de electricidad y la escasez de combustible que lastran los servicios y las actividades escolares. “También nos preocupa nuestra seguridad”, apunta, temeroso de un aumento de la criminalidad ante la pobreza y la desesperación imperantes. Naciones Unidas ha indicado que un 78% de los libaneses vive bajo el umbral de la pobreza, cuando antes de 2019 eran menos del 30%.
En Nicosia, la escuela francochipriota, con un curriculum similar a varias escuelas francófonas de Líbano, ha recibido 250 solicitudes de familias libanesas recién llegadas. Y no únicamente llegan civiles, pues Chipre también atrae a compañías e inversiones libanesas. Según Constantinos Karageorgis, alto funcionario del Ministerio de Comercio e Industria, un procedimiento introducido en octubre de 2020 para facilitar la instalación rápida de compañías extranjeras permitió a siete empresas libanesas y sus casi 200 empleados instalarse en la isla. Con este mecanismo, “el proceso se demora entre 10 y 15 días, en vez de dos o tres meses”, explica el embajador Hajal.
Naciones Unidas ha indicado que un 78% de los libaneses vive bajo el umbral de la pobreza, cuando antes de 2019 eran menos del 30%
Otro sector atractivo para los más acaudalados es el inmobiliario. El empresario libanés Georges Chahwan, propietario de decenas de proyectos inmobiliarios en Chipre, asegura haber vendido “casi 400 apartamentos a libaneses entre 2016 y 2021 (…), un centenar en los últimos seis meses”.
Este turístico país, miembro de la Unión Europea, ofrece residencia permanente a quienes inviertan cierta cantidad de dinero en el sector inmobiliario, explica. Además, los bancos chipriotas ofrecen créditos a libaneses que cobren en dólares estadounidenses. “Ya desde 1975, Chipre ha sido un refugio para los libaneses”, dice Chahwan. “La isla está a tiro de piedra de Líbano y es estable y segura. La consideramos una segunda casa”.