Historias de superación en un centro de formación de adultos en Ceuta
Un centro en la ciudad autónoma imparte clases a personas mayores para que aprendan materias básicas, pero sobre todo, para que sean protagonistas de sus vidas y cooperadores necesarios de una sociedad más humanizada
Acompañamos a Saba durante una tarde en el Centro de Educación de Personas Adultas (CEPA) Edrissis de Ceuta. Ella es una estudiante de 50 años nacida en Marruecos. Acostumbrada a luchar contra la adversidad, mantiene su propósito de conseguir el título de Graduado en ESO, cursar un Grado Medio de FP de Peluquería y trabajar en una ocupación que le gusta.
“Con hambre de libertad y ...
Acompañamos a Saba durante una tarde en el Centro de Educación de Personas Adultas (CEPA) Edrissis de Ceuta. Ella es una estudiante de 50 años nacida en Marruecos. Acostumbrada a luchar contra la adversidad, mantiene su propósito de conseguir el título de Graduado en ESO, cursar un Grado Medio de FP de Peluquería y trabajar en una ocupación que le gusta.
“Con hambre de libertad y sed de dignidad, proveniente de un entorno patriarcal, curtida en peripecias de todo tipo para sacar a su familia adelante (...) Saba ha ‘aprendido a desaprender’, es decir, a tener la mente abierta para considerar nuevas formas de pensar (...). Ha aprendido de sus experiencias y de sus errores. Ha desarrollado su capacidad de reflexión y de expresión de sus propias opiniones, pensamientos y sentimientos”, escribe Jesús Canca, su profesor de inglés.
En educación de adultos, el docente no es el único mediador, los hijos y los compañeros de clase colaboran en el proceso. La hija mayor de Saba, estudiante de ESO, le ayuda en las tareas académicas, en un claro intercambio de roles.
También se recurre al aprendizaje por pares. Un estudiante acompaña a otro en el dominio de una temática o una habilidad en la que tiene mayor competencia. Se propicia un aprendizaje cognitivamente activo, mayor equilibrio emocional y mejor desarrollo social. Facilita la compresión, por la cercanía emocional y de comunicación. Compartir argumentos, descripciones y ciertos marcos mentales permite profundizar en el sentido y aplicación del nuevo conocimiento.
Esta tarde tienen dos sesiones de Lengua Inglesa y otras dos de Lengua Castellana y Literatura, cada sesión de 50 minutos. Trabajan dos idiomas (inglés y castellano) distintos de su lengua materna, el dariya en el caso de Saba.
Saba, siguiendo una rutina habitual, está trabajando con dos de sus compañeros en la elaboración de un proyecto sobre una canción en lengua inglesa (My Song). Jesús Canca, su profesor de inglés, explica el sentido y modo de proceder del proyecto a un grupito de estudiantes, que no pudieron asistir el día de la presentación. Les comenta y aclara dudas de la guía sobre cómo realizar el ejercicio; disponible en el blog de clase. El resto de los estudiantes se distribuyen en pequeños grupos y en parejas. Saba trabaja con su compañera Fátima; más tarde, lo hará con José Antonio (nombres supuestos).
Mantiene un animado diálogo con Fátima, una joven de poco más de 18 años, que sufrió acoso escolar en el instituto, abandonándolo el curso pasado. Fátima aporta un mayor conocimiento de la lengua inglesa; durante un tiempo asistió a la Escuela Oficial de Idiomas de Ceuta. Observamos mucha actividad, participación, motivación por la tarea y sensación de avanzar en el aprendizaje. Fátima y Saba se sienten auténticas protagonistas. Son conscientes de que enseñar y aprender de otros incrementa la calidad del propio aprendizaje.
En la segunda parte de la sesión, Saba trabaja con José Antonio, un joven de treinta y pocos años que quiere obtener el Título de Graduado en ESO para permanecer en el ejército. Es hábil en el uso de las tecnologías y ayuda en la utilización de diccionarios online como Merriam-webster y WordReference. Buscan sinónimos y antónimos de algunas palabras. Percibimos cordialidad, afecto entre el alumnado y con el profesorado, mejora de la confianza en las posibilidades de aprender y seguir avanzando en dignidad.
“Sin lugar a dudas, Saba forma parte de ese elenco de mujeres que hoy, en pleno siglo XXI, viven en circunstancias difíciles para el desarrollo pleno y su mayor dignidad personal. Los entornos más cercanos condicionan sus vidas y les ponen trabas a sus sueños de autonomía y libertad”, afirma Jesús Canca.
Estos estudiantes forman parte de “los nadies” a los que se refería Galeano, y a quienes en el CEPA Edrissis consideran sujetos activos en la construcción de sus propias vidas y cooperadores necesarios de una sociedad más humanizada. Mirada que recoge Raju Shivdasani, docente y presidente de la Comunidad Hindú de Ceuta, al realizar el vídeo Tú, ¿Qué huellas dejas? Valga esta mención de reconocimiento póstumo de sus compañeros.
En clase de Lengua Castellana y Literatura
La clase se presenta esa tarde con tintes peculiares. Gloria María Vázquez, la profesora, ha invitado a una poeta a compartir el sentido y el proceso de creación de una de sus obras. La sesión se funde con una actividad de educación informal, organizada por el Departamento del Ámbito de Comunicación, dentro del ciclo Un encuentro con el Autor, en este caso, María Jesús Fuentes, autora del poemario Hebras de una hoguera.
No se trata solo de acercar la poesía a los estudiantes, sino trabajar el valor de adueñarse de la propia vida. Una preocupación de especial relevancia en el contexto de un centro de adultos. Querían mostrar el problema de la violencia de género. El poemario de María Jesús Fuentes (también profesora de Lengua Castellana en el IES Siete Colinas de Ceuta) cuenta la evolución de una mujer que sufre maltrato. La lectura del texto se convierte en una puerta abierta a la esperanza.
Saba, junto al resto de sus colegas de clase, participa de los comentarios y lectura de los textos seleccionados por la autora.
“(28 de julio) A lo mejor fui yo quien fastidió el viaje. / Lo habíamos planeado con tanta ilusión. / La caravana lo puso algo nervioso. / Se había hecho un poco tarde y no aparecía la documentación del coche. / Tanto madrugar para preparar el almuerzo y ahora ruedan, estrellados, los bocadillos y canapés por la ladera de la colina, futuro pasto de ciervos o de alimañas. / Todavía será peor cuando, a la vuelta, empiece a sentirse culpable”.
El poemario consigue emocionar a la audiencia, invadida por el sentimiento de la víctima; a ello, ayuda el lenguaje lírico. La poesía no solo planta cara a la violencia de género; se convierte en una herramienta de la verdad y para el alivio. Desde el primer verso invita a la reflexión: “Nunca pensé que me pasaría a mí”. “(25 de junio) Como estudié con beca / siempre albergué las posibilidades / de un futuro sin orquídeas, de un presente sin alfombras / de un mañana sin asfalto. / En mi oferta de variedades se alternaba / el juego de imprevistos: / enfermedad severa, muertes prematuras, / trabajo vendimia, habitación compartida, / suburbios inaccesibles, desaires, / competitividad. / Luché / con la pancarta labrada en la frente / y el sello póstumo en el pecho, / por el maltrato, por la infancia, / por los desahuciados, por los desfavorecidos. / Pero me equivoqué: / las palomas / sobrevuelan las orillas / y las ramas para el posado /pueden estar envenenadas”.
La obra trae a primer plano un tema de candente. Es un ejemplo del uso de la poesía como recurso didáctico con fuerte valor formativo. Muestra, por otra parte, el valor de esa mixtura de formatos de aprendizaje (formal, no formal e informal) tan habitual en los centros de educación de adultos.
Figuras inspiradoras
Saba es solo una muestra. Podríamos seguir ilustrando los itinerarios de vida académica de Rosa, Farah, Mónica...; estudiantes del CEPA Edrissis. Rosa María de Terán Guisado, con una experiencia vital considerada “inspiradora” por el Servicio Español para la Internacionalización de la Educación (SEPIE) es una estudiante que a los 42 años retoma la ESO, prepara la prueba de acceso a ciclos formativos de Grado Superior, cursa Integración Social y da el salto a la Universidad. Ahora, prepara oposiciones al Ministerio del Interior para el Centro de Estancia Temporal de inmigrantes de Ceuta.
Farah Mohamed, después de cursar sus estudios en el CEPA Edrissis, acabó Formación Profesional, realizando sus prácticas en el extranjero, a través del programa Erasmus+; a sus 42 años, trabaja en una asesoría fiscal, laboral y de administración de fincas, de la que afirma estar aprendiendo mucho. Mónica Marín: “A día de hoy, me encuentro matriculada en el Ciclo Formativo de Grado Superior de Educación Infantil. Estoy con muchísimas ganas de seguir formándome y con muchos proyectos en mente”. Y así, un largo etcétera. De todas estas historias, Jesús Canca ofrece un semblante en el blog de la Plataforma Electrónica de Aprendizaje de Adultos en Europa (EPALE), de la que es embajador para la Ciudad Autónoma de Ceuta.
En el año 2019, el SEPIE concede al CEPA Edrissis el Premio a la Calidad Erasmus+. Jesús Canca comenta: “Es un enorme aliciente para seguir trabajando con más entusiasmo en esta línea. Estamos muy interesados en continuar participando en Programas Europeos y aprovechar todo su potencial”.