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Madouro con su grupo en el Festival de Biama, el 20 de agosto de 2025 en Abiyán. Foto: Miléquêm Diarassouba | Vídeo: SOL ACUÑA

‘Biama’, la revolución juvenil de la alegría en Costa de Marfil gana fuerza gracias a TikTok

Nacido en los barrios populares de Abiyán y creado por niños y adolescentes, este baile se ha convertido en un fenómeno cultural que mezcla arte, redes sociales y crea vínculos entre distintas generaciones

“¡Te sigo en las redes!“, le dijo a Ismael Mondesir Ouattara, alias Madouro, una mesera de un maquis (restaurante) en Youpougon, la comuna más poblada de Abiyán, la capital marfileña. Con sus más de 119.000 seguidores, el joven de 19 años se perfila como una estrella de TikTok, al ser uno de los principales exponentes de una danza que arrasa en el país: el biama. ¿Su particularidad? Sus creadores son niños y las redes sociales son su herramienta de difusión.

En los barrios populares de Gotham y Toit Rouge siempre hay algo que celebrar: bodas, partidos de fútbol o cumpleaños en los que la música y la danza son siempre protagonistas. “En Gotham todos bailan y la vida es armonía y alegría, por eso yo no aprendí a bailar, nací bailando”, asegura con orgullo Madouro.

La palabra biama es originaria del nouchi, el francés dialectal marfileño que adopta palabras de lenguas locales o del inglés, que nació durante los años setenta en Abiyán. Si bien cada quien aporta definiciones distintas de este baile, lo cierto es que es una de las expresiones artísticas más reconocidas entre la población.

La danza refleja la juventud de quienes la practican: contorsiones imposibles y muecas teatrales con dosis de comedia y un dominio corporal del que normalmente solo podrían presumir los bailarines más experimentados. “Yo casi no duermo pensando en mi próxima coreografía, y cuando veo a los niños bailando mis retos me lleno de felicidad”, señala el joven. No obstante, este arte fascina también a los adultos y estos niños artistas han sabido obtener la admiración de los mayores. “La gente me reconoce, me saluda, y siento un gran orgullo porque hemos posicionado lo nuestro y por eso nos respetan”, afirma Madouro.

El hermano travieso del ‘coupé décalé’

Léo Montaz, investigador en antropología en la Universidad Libre de Bruselas, lleva cerca de siete años estudiando la música marfileña. “El biama es una declinación del coupé décalé, un movimiento musical hoy día importante y lucrativo, que en su día fue creado en París por chicos marfileños migrantes sin papeles”, explica. Sin embargo, la particularidad del biama es que no se puede entender sin la influencia del TikTok. “Es la conjunción de una escena muy local [en Youpougon]y la viralidad y estética del TikTok, abanderada por algunos influencers”, puntualiza.

El biama nace en 2017 pero, fue durante la Copa Africana de las Naciones celebrada en Costa de Marfil en 2023 cuando se viralizó. Sin embargo, para el investigador, ambos estilos portan un mensaje que es muy exitoso en la juventud marfileña: “El potencial para que los pequeños se conviertan en grandes y la posibilidad de triunfar en la vida gracias al arte”. Eso, sostiene Montaz, en “una sociedad muy marcada por el dinero y el éxito personal”, funciona.

El biama ha permitido que los niños tengan una doble vida: la de estudiante por la mañana y estrella de TikTok por las tardes. “Es un movimiento de niños que se divierten mientras le muestran al mundo: no es porque soy un niño y vengo de un barrio modesto que no puedo ser alguien”, expresa Montaz. En medio de una cultura donde, a mayor edad, mayor respeto, algunos hermanos mayores del movimiento dedican su vida a orientar a los pequeños en sus carreras artísticas, mientras les inculcan valores de disciplina y se aseguran de que no caigan en malos hábitos.

Es un movimiento de niños que se divierten mientras le muestran al mundo: no es porque soy un niño y vengo de un barrio modesto que no puedo ser alguien
Léo Montaz, investigador en antropología en la Universidad Libre de Bruselas

“Es bueno que los niños se identifiquen con el movimiento porque no hay nada de malo en el biama, no son niños que consumen drogas o que hacen tonterías, y ese es contrato entre los hermanos mayores y ellos”, señala el antropólogo.

Para Madouro, que siempre va rodeado de adolescentes de todas las edades que bailan con él y le admiran, hay una cosa clara: no va a aceptar a cualquiera en su equipo, no solo porque es consciente de la influencia que tiene sobre sus seguidores, sino también porque valora el trabajo que hay detrás de sus éxitos. “Si quieres bailar en mi equipo debes cumplir ciertos criterios: la disciplina, ir al colegio, respetar a tus padres, ser educado y aplicado y siempre cumplir con los horarios de trabajo. El que no siga esas reglas, no puede estar conmigo”, asegura, tajante.

Los hermanos mayores, una pieza clave de cohesión social

El biama se circunscribe en una dinámica de autogestión en la que los hermanos mayores del barrio juegan un rol fundamental. El influencer y promotor cultural de 29 años, Kevin Junior Koffee, alias Goodofwar, es uno de ellos. Acumula un millón de seguidores, pero no gana dinero, ya que, pese a la popularidad de la red, casi en ningún país africano se pueden monetizar las cuentas de TikTok. Goodofwar lleva más de dos años organizando ensayos cada miércoles y sábados en Toit Rouge. A veces llegan a ser hasta 40 bailarines, lo que, sumado a los espectadores y curiosos, se convierte en un espectáculo donde se pulen los mejores talentos desde la tierna edad de cuatro años.

“Vivimos nuestra pasión, si otros lo aprecian, lo aceptamos, pero no hacemos esto por dinero, bailamos por la popularidad, porque queremos ser estrellas internacionales y que la gente nos reconozca por nuestra influencia positiva”, explica. Así, el peso de los hermanos mayores es crucial: quien sea apadrinado por uno de ellos puede impulsar su carrera y obtener notoriedad y coaching. Muchos no tienen teléfono móvil ni mucho menos acceso al mundo adulto que les puede permitir ganar dinero con el arte.

Poco a poco los niños del biama ―llamados biamaseurs― reciben pagas para bailar en eventos o en videoclips de artistas famosos; gracias a eso que muchos logran un pequeño sustento para ayudar a sus familias. “Muchas madres me bendicen porque tienen una boca menos que alimentar, eso también empodera a mis chicos, ya que tienen dinero para sus pequeñas necesidades y evita que vayan a tomar aquello que no les pertenece”, explica Goodofwar.

Talento local con aspiraciones internacionales

A 200 metros de los ensayos organizados por Goodofwar, los miércoles por la tarde, se da el pistoletazo de salida del Festival de Biama, organizado por Cheikh Mohamed y Sam Gbongue Diaz desde hace seis meses. Ambos en la treintena, se enamoraron del biama porque los niños iban a bailar al bar de Gbongue, la Cave GDS, en pleno corazón de Toit Rouge. Pronto la afluencia de los espectadores superó las posibilidades del bar y se lanzaron a la aventura de organizar un festival en la plaza contigua. Para agosto, ya contaban con cientos de asistentes y más de 845.000 seguidores en TikTok.

El festival se ha vuelto una vitrina donde se concentra y se exhibe el talento local en un formato más profesional y que a su vez atrae artistas que actúan o graban sus videoclips en medio de la multitud. La entrada, que cuesta 1.500 o 2.000 francos CFA (dos y tres euros aproximadamente), financia el alquiler de equipos y sillas, paga a los artistas y también brinda un sustento a otros jóvenes que se implican para que todo sea un éxito. Para Mohamed, el impacto que ha tenido en el barrio ha sido notorio. “Desde que el biama llegó a nuestras vidas, empezó a ocupar a jóvenes que por falta de oportunidades no tenían trabajo. Entonces, chicos que antes robaban cosillas, ya no hacen tonterías porque vienen aquí cada semana y tienen un pequeño salario”, explica.

Los niños, y los hermanos mayores tienen claro que no quieren que nadie interfiera con sus sueños de exportar su arte a los cinco continentes para que “el mundo entero conozca la inteligencia y la excelencia que sale de África”, en palabras de Madouro. Para el artista, quien encarna los sueños de todos sus seguidores, la juventud tiene solo un anhelo y el país solo tiene un camino a seguir. “Quiero que nos desarrollemos en la sabiduría, sin momentos que nos traumaticen, deseo para la juventud de mi país que haya paz, amor y fraternidad”.

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