La infancia interrumpida de Siria
Desde el comienzo de la guerra, del que se acaban de cumplir 13 años, más de 14.000 niños han muerto o han resultado heridos en este país
Durante estos largos años de conflicto y continuos desplazamientos hemos sido testigos de cómo los niños de Siria se llevan la peor parte. A la guerra se añaden una crisis económica sin precedentes, los brotes de enfermedades y, más recientemente, los mortíferos terremotos, que están llevando a los menores más vulnerables al límite de la supervivencia. Durante mis recientes visitas al norte de Siria fui testigo de las secuelas en las escuelas, en la sanidad y en infraestructuras esenciales, y vi cómo tantos niños, padres y comunidades se enfrentan a dificultades y traumas.
El conflicto en Siria acaba de cumplir 13 años y las hostilidades continúan sin tregua en varias partes del país, especialmente en el noroeste. Persisten graves violaciones de los derechos de la infancia. Desde el comienzo del conflicto, más de 14.000 niños han muerto o han resultado heridos en Siria, según datos de la ONU.
La exposición continuada a la violencia y la pérdida de cuidadores tienen efectos negativos duraderos en el bienestar mental y psicosocial de los niños. Muchos niños han sido víctimas o supervivientes de la violencia y otros la han presenciado. A menudo, se han visto obligados a huir de sus hogares y han sido separados de sus familias y seres queridos. Según una encuesta por hogares llevada a cabo en el norte de Siria, el 34% de las niñas y el 31% de los niños declararon sufrir angustia psicosocial. Del mismo modo, las evaluaciones rápidas llevadas a cabo en las zonas afectadas por el terremoto mostraron que un elevado número de niños presentaban graves trastornos de comportamiento (el 83% de los encuestados). “No quería ver lástima en los ojos de mis amigos y vecinos, así que preferí quedarme en casa, rendido a la depresión y la tristeza”, explica, por ejemplo, Hassan. Este joven de 17 años resultó gravemente herido y perdió la mano al estallar un artefacto sin estallar.
No quería ver lástima en los ojos de mis amigos y vecinos, así que preferí quedarme en casa, rendido a la depresión y la tristezaHassan, joven sirio de 17 años
El conflicto también ha tenido un efecto devastador en la economía siria, empujando a millones de personas a la pobreza. La mayoría de las familias son incapaces de llegar a fin de mes. Han agotado sus recursos, con escasas oportunidades de empleo, precios por las nubes y escasez de suministros básicos. Cada vez menos niños en Siria pueden acceder y consumir una dieta mínimamente variada en la primera infancia. Esta situación, agravada por el colapso de los sistemas de prestación de servicios y el aumento vertiginoso de los precios de los productos básicos, ha provocado un aumento drástico de la desnutrición infantil. “La casa está llena de niños hambrientos. ¿Cómo decirle que no a un niño cuando te pide comida?”, explica Manal, una de las muchas madres que luchan por alimentar a sus hijos. “Mi marido y yo llorábamos cada noche cuando nuestros hijos se iban a la cama con hambre. Estaban demasiado delgados y temíamos perderlos”, explicó.
Según la encuesta SMART de 2023 en Siria, más de 650.000 niños menores de cinco años sufren retraso en el crecimiento. Se trata de un aumento significativo con respecto a 2019, cuando el número de niños con retraso en el crecimiento ascendía a 500.000. Este retraso en el crecimiento es el resultado de la desnutrición crónica y causa daños físicos y mentales irreversibles, afectando a su capacidad de aprendizaje, productividad e ingresos más adelante en la edad adulta.
Un sistema que se tambalea
En Siria, los sistemas que sustentan el acceso de los niños a los servicios esenciales se tambalean. La mitad del sistema de atención primaria no funciona, y muchas familias se ven obligadas a retrasar la atención médica o a realizar largos viajes si pueden permitírsela. Los brotes de enfermedades y el impacto de los terremotos de febrero de 2023 están ejerciendo una presión adicional sobre los ya sobrecargados servicios de salud pública y la prestación de asistencia sanitaria en el país. Se prevé que en 2024 empeore el acceso a los servicios esenciales de salud y nutrición.
La mitad del sistema de atención primaria no funciona, y muchas familias se ven obligadas a retrasar la atención médica o a realizar largos viajes si pueden permitírsela
En 2023, en Unicef llegamos a más de 15,8 millones de personas en Siria, incluidos 10 millones de niños, con servicios y suministros esenciales. Casi 3,2 personas como Manal se beneficiaron de servicios de nutrición que salvaron sus vidas. También se prestan servicios de nutrición preventiva, como suplementos de micronutrientes, seguimiento del crecimiento y asesoramiento, y apoyo a la lactancia materna y la alimentación complementaria adecuada a la edad. También se proporcionan servicios y suministros sanitarios esenciales, acceso a agua potable y un buen saneamiento para dar a más niños la oportunidad de sobrevivir.
En total, 1,7 millones de personas, como el joven Hassan, recibieron apoyo de protección de la infancia: prestación de servicios de salud mental y apoyo psicosocial para ayudar a hacer frente a las crisis, resolver problemas, gestionar emociones, y formar y mantener relaciones. También ayudamos a los padres y cuidadores a adquirir los conocimientos y habilidades necesarios para ayudar a sus hijos en situaciones difíciles.
Sin embargo, 16,7 millones de personas —la cifra más alta desde el inicio del conflicto en 2011— necesitarán ayuda humanitaria en 2024. Casi 7,5 millones de ellas son niños. Aunque la financiación para la respuesta humanitaria sigue siendo limitada en 2024, Unicef necesita 401,7 millones de dólares (369,1 millones de euros) para proporcionar un sustento esencial a 8,5 millones de personas, incluidos 5,4 millones de niños. Las mayores necesidades de financiación son para agua, saneamiento, higiene; salud; y educación, mientras que la protección sigue siendo una alta prioridad.
Es primordial que sigamos apoyando a los niños más vulnerables de Siria para que se recuperen y les dotemos de las habilidades que necesitan para construir un futuro mejor. Cuando invertimos en su educación, bienestar y seguridad podemos darles esperanza. Con financiación adicional, podemos ayudar a restablecer los sistemas de prestación de servicios sociales básicos esenciales, como la educación, el agua y el saneamiento, la salud, la nutrición, la protección infantil y social, sin que ningún niño en Siria se quede atrás.
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