Animales exóticos a tiro de WhatsApp: una bomba para la próxima epidemia
El comercio de especies exóticas está a golpe de clic en redes sociales. Un grupo de investigadores ha comprobado que, a pesar de la pandemia, este negocio sigue en auge y escapa de los algoritmos
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“Los animales no transmiten el coronavirus a los humanos. No hay necesidad de abandonar o sacrificar ningún animal (como hemos visto en el brote de fiebre amarilla cuando la gente mataba monos)”.
“La muerte está determinada por Alá, así que no tengas miedo del coronavirus. Las personas que tengan mascarillas y desinfectante, por favor donen”.
Estas son dos de las publicaciones analizadas por un grupo de investigadores de dos universidades de Inglaterra y Australia que han constatado que el comercio en línea de especies exóticas no ha perdido fuelle a pesar de la pandemia. Un mensaje, un clic, una transferencia. Así de sencillo es hacerse con uno de estos ejemplares, incluso en un momento en el que el mundo sufre las consecuencias de una enfermedad zoonótica (transmitida por un animal a los humanos).
“Cuando se piensa en el comercio de vida salvaje, la gente piensa en tigres, elefantes, rinocerontes y quizás pangolines, pero lo cierto es que se comercia con miles de especies animales, todos los días, en cantidades asombrosas”, apunta Vincent Nijman, profesor de antropología y uno de los principales investigadores de este proyecto. Los expertos analizaron para el estudio 20.615 anuncios de Indonesia y Brasil con un alcance de una audiencia potencial de más de 200.000 usuarios. “Cualquiera puede encontrar estos anuncios, incluso si no tiene Facebook. Y si no, en Instagram, cualquier web de subastas o WhatsApp. Todo lo que tienes que hacer es escribir las palabras clave correctas: el animal que quieres + a la venta”, añade.
El equipo de la OMS dedicado a analizar el origen de la covid-19 se encuentra en estos momentos en Wuhan, ciudad en la que estalló la pandemia, después de múltiples vaivenes. Los especialistas tienen por delante la tarea de desentrañar de qué animal y en qué momento saltó el virus al ser humano. Una transición que, según apunta la comunidad científica, cada vez se verá más a menudo por la invasión del hombre de los ecosistemas y el contacto más habitual con especies salvajes. Se estima que miles de virus desconocidos duermen en la naturaleza y la interacción con los humanos propiciará que cada vez más, surjan nuevas enfermedades.
“Este estudio nos muestra que las vías de comercio tradicionales están cambiando y que el comercio online es muy activo. Es un medio en el que existe poco control, aunque depende de los países. En este caso se centra en Brasil e Indonesia, que tienen una gran biodiversidad, pero donde tal vez los controles veterinarios no están tan extendidos”, señala Luis Ortega, profesor de la Universidad Complutense especializado en zoonosis. “La investigación señala que existe un comercio ilegal muy alto de especies que pueden suponer un riesgo y de que no se sabe su papel como reservorios de enfermedades”, detalla Ortega.
Los investigadores descubrieron un hecho sorprendente, solo un 0,44% de las publicaciones en redes sociales contenía referencias al coronavirus. Y en muchos de los casos en los que el anuncio mencionaba la pandemia, lo hacía para recalcar que el confinamiento era un momento idóneo para comprar un animal de compañía.
¿Qué países son los grandes consumidores? “China y Estados Unidos. También en Europa hay mucha demanda. Tratan de seguir las reglas y regulaciones, pero hay muchas oportunidades para no hacerlo”, puntualiza Nijman. En 2018 las grandes compañías tecnológicas se unieron con organizaciones de conservación de vida silvestre en la Coalición para el Fin del Tráfico de Animales Salvajes Online. El proyecto incluye a grandes del sector como Facebook, Google, Microsoft o la china Weibo. Solo en 2019 bloquearon tres millones de publicaciones. “En 2020 llevamos a cabo un estudio de cinco mercados online en Francia y Alemania, con 2.000 anuncios y observamos que la mayoría fueron difundidos por particulares, es decir, coleccionistas o criadores” indica Anna Bahraynian-Thayenthal, del Fondo Internacional para el Bienestar Animal, una de las organizaciones pertenecientes a la coalición.
Estos anuncios se mueven entre las sombras. “Un factor común es que las operaciones aparentemente legales (comercio de mascotas y taxidermia) también son cómplices del comercio ilegal. La ambigüedad y la incertidumbre en torno a algunas regulaciones crean un área gris”, explica Anna Bahraynian-Thayenthal. “Los vendedores se están adaptando para evitar ser detectados por algoritmos mediante el uso de palabras clave o la publicación de imágenes únicamente. Muchos piden que los animales sean recogidos u ofrecen la entrega en las principales ferias comerciales de reptiles y aves, lo que demuestra que el contacto cara a cara parece ser el principal método de transferencia de animales”, especifica.
El número de especies con las que se comercia se cuenta por millones. La pandemia no ha reducido el ritmo. Así lo constata Nijman: “Es más fácil enumerar los animales con los que no se trafica que aquellos que no. De la A a la Z se vende todo lo que vaya por tierra, mar y aire”.
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