Opinión

¡A tejer redes (para mejorar la salud)!

Hoy más que nunca son necesarios los servicios de salud integrados, coordinados, preventivos y claramente centrados en el paciente

Joaquina Garzón, de 92 años, lleva un ramo de flores mientras usa una mascarilla, durante su alta del Hospital Suesca donde se recuperó de la covid-19 en Suesca, Colombia, 23 de abril de 2020.Government of Cundinamarca (Reuters)

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Dioselina es una mujer de 54 años, separada, sin hijos y con estudios primarios que vive sola en un barrio de una gran ciudad. No ha tenido trabajo en el último año y hace seis meses que ha comenzado a recibir asistencia social. Tiene un historial médico con obesidad de larga evolución, una enfermedad pulmonar obstructiva crónica y diabetes.

Los servicios de salud de América Latina y el Caribe (ALC) reciben con cada vez mayor frecuencia a personas con unas condiciones similares a las de Dioselina. Sin embargo, Dioselina no tiene apellidos. Es una historia humana hipotética, un “caso trazador” empleado en un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para identificar las características de la atención de la salud en varios países de ALC con el fin de ilustrar la importancia de la coordinación entre personal y servicios de salud para una atención efectiva. Una cuestión que se ha vuelto más urgente si cabe dadas las tensiones que la covid-19 está provocando en los sistemas de salud, el envejecimiento acelerado de la población y la magnitud de las enfermedades crónicas en esta parte del mundo, donde ya son la primera causa de muerte y enfermedad.

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Dar respuesta a estas realidades requiere de servicios de salud integrados, coordinados y con una clara orientación hacia la prevención en la atención primaria (puerta de entrada al sistema de salud), en la secundaria (hospitalaria y de especialidades médicas) y en la terciaria (procedimientos especializados y de alta tecnología).

El modelo de atención primaria en salud (APS) propone una forma integral de abordar la prestación de los servicios sanitarios de manera que sean accesibles para la mayoría de la población, que den respuesta a la mayor parte de sus necesidades sanitarias, que se mantengan a lo largo del ciclo de vida de las personas (“de la cuna a la tumba”) y que estén organizados de manera que promuevan la continuidad y coordinación de la atención entre todos los proveedores y niveles de complejidad de los servicios de salud. Este es un modelo cuya puesta en marcha se facilita con un sistema de redes integradas. Su implementación es una de las estrategias más importantes para lograr una atención primaria fuerte y coordinada que dé respuesta a las necesidades de las personas. Este abordaje permite lograr resultados positivos en la salud de la población y una mayor eficiencia de la atención, ya que reduce la demanda de servicios de urgencia, evita hospitalizaciones y, en consecuencia, puede disminuir los costes de atención.

El análisis de la supuesta “trayectoria” de Dioselina por los servicios de salud de Argentina, Brasil, Colombia y México permite constatar que, si bien la atención primaria es la puerta de entrada para acceder a los servicios de salud, las limitaciones en los recursos humanos, equipamiento, insumos u organizaciones son recurrentes. Los niveles de coordinación e interacción entre el primer y segundo nivel de atención siguen siendo limitados y en todos los países la atención está más centrada en la curación que en la prevención. Aunque se ve una clara orientación hacia la APS, las redes han sido rebasadas por la elevada demanda y la insuficiencia de recursos humanos de salud.

Si bien la atención primaria es la puerta de entrada para acceder a los servicios de salud, las limitaciones en los recursos humanos, equipamiento, insumos u organizaciones son recurrentes

La publicación Redes de salud en marcha en la que Dioselina transita por los servicios sanitarios de los cuatro países mencionados analiza sus características, identifica sus fortalezas y debilidades, extrae lecciones y realiza recomendaciones que permitan consolidar el modelo de redes integradas de servicios de salud en Latinoamérica. Sustenta que estas son el vehículo operativo ideal para lograr los objetivos de la APS y explica en profundidad las dimensiones clave que caracterizan a una red desde el punto de vista operativo, como son el contexto, la gobernanza, el financiamiento, el modelo de gestión y el modelo de atención. Todo ello la convierte en una completa guía para el desarrollo y fortalecimiento de la APS en Latinoamérica, así como de una red de servicios en salud centrados en el paciente, que buscan ser efectivos, sostenibles, equitativos y que satisfagan las necesidades de la población.

El contexto sanitario de América Latina y el Caribe está fuertemente marcado por el aumento de las enfermedades crónicas no transmisibles y el envejecimiento acelerado de su población que, a su vez, presenta mayor prevalencia de este tipo de dolencias. La crisis actual por la covid-19 ha exacerbado unas necesidades en materia de salud redoblando la importancia de la extensión del modelo de atención primaria y de las redes para hacer frente al desafío de mantener servicios esenciales de salud. Ahora, más que nunca, es necesario concentrar esfuerzos para tejer unas redes de salud integradas que sitúen verdaderamente al paciente en el centro de la atención.

Diana Pinto Masís es especialista líder de la división de Protección Social y Salud del Banco Interamericano de Desarrollo.

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