Una asignatura pendiente que se complica con la pandemia
Se cumplen 25 años de la declaración de Beijing, la agenda mundial para promover la igualdad, en un momento de crisis sanitaria global que expone a mujeres y niñas a riesgos de violencia de género aún mayores de los ya existentes
Pese a notables avances, la violencia de género continúa siendo una de las violaciones de los derechos humanos más extendida en el mundo. Esta se torna todavía más perversa cuando prestamos atención a las distintas interseccionalidades como son la edad, el tener una discapacidad, la clase, el nivel de pobreza o la orientación sexual. Si, además, volvemos la mirada hacia las prácticas tradicionales nocivas como son el matrimonio infantil, la preferencia por los hijos varones y la mutilación genital femenina, nos encontramos ante un escenario que impide que mujeres y niñas vivan en igualdad. La violencia de género, en sus múltiples manifestaciones, constituye una vulneración estructural de derechos humanos que hunde sus raíces en la discriminación por motivos de género.
Este año queremos celebrar el 25 aniversario de la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing, que estableció una hoja de ruta internacional para alcanzar la igualdad de género en el mundo, orientando la lucha mundial contra la discriminación y los obstáculos al empoderamiento de las mujeres y señalando la violencia contra las mujeres como grave obstáculo para lograr los objetivos de igualdad, desarrollo y paz. Este aniversario coincide con una crisis sanitaria global sin precedentes en nuestro siglo a consecuencia de la pandemia ocasionada por la covid-19.
Tal y como ha declarado la Organización Mundial de la Salud (OMS), y nos muestra la experiencia de trabajo en múltiples escenarios humanitarios, en contextos de crisis se experimenta un incremento de las distintas violencias de género. Esta realidad también se ha puesto de manifiesto durante la pandemia: como dato cercano podemos ver el alarmante incremento de llamadas al 016 durante el confinamiento domiciliario. Para dar respuesta a esta inaceptable realidad es importante redoblar los esfuerzos de prevención, atención, protección y vigilancia. Las crisis incrementan los casos de violencia de género, tanto en la pareja como otras formas de violencia de género, como la explotación sexual u otro tipo de abusos. Además, las víctimas/supervivientes pueden encontrar mayores obstáculos a la hora de acceder a servicios de protección, sociales o legales.
Para apoyar a los países socios de la cooperación española en la lucha contra la pandemia y las consecuencias derivadas o acrecentadas por la misma, se ha elaborado la Estrategia de respuesta conjunta de la Cooperación Española a la covid-19, presentada en Consejo de Ministros el 7 de julio de este año, y en seguimiento con el compromiso que tiene desde hace años la Cooperación Española en la erradicación de la violencia de género.
A por el ODS 5
Desde la Agencia Española de Cooperación Internacional tenemos un compromiso firme con la consecución del Objetivo 5 de la Agenda 2030: alcanzar la igualdad de género. Dentro de este objetivo, destinamos la mayor cantidad de fondos a la eliminación de todas las formas de violencia contra todas las mujeres y las niñas en los ámbitos público y privado, incluidas la trata y la explotación sexual y otros tipos de explotación. Son iniciativas que van desde el apoyo a organismos internacionales, como el Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa) y ONU Mujeres, la academia, las asociaciones de mujeres y feministas, así como con a la sociedad civil en general.
Podemos destacar, por su cuantía e impacto, proyectos de cooperación delegada como los que se están llevando a cabo en Guatemala sobre prevención de la violencia y el delito contra las mujeres, niñez y adolescencia, o el proyecto de fortalecimiento de la sociedad civil para la prevención de la violencia y la atención a víctimas y supervivientes.
También cabe destacar proyectos de la mano de Naciones Unidas, en concreto de la Unfpa, como el programa conjunto de servicios esenciales para mujeres víctimas de violencia de género. Su objetivo es la creación de unos estándares internacionales de servicios esenciales para la respuesta integral a las necesidades de mujeres y niñas que han sido víctimas de la violencia de género. El programa tiene en cuenta cuatro áreas de trabajo: los servicios de atención médica, los sistemas de respuesta legal, los servicios de protección social y la coordinación de todos ellos.
También estamos muy orgullosas de nuestro programa de fortalecimiento de políticas de inclusión social, género y prevención de la violencia sexual para poblaciones en situación de vulnerabilidad, con énfasis en el ámbito de la discapacidad. Se trata del programa We Decide, y tiene por objetivo la creación de un modelo de intervención que permita garantizar la no discriminación en la prevención de la violencia sexual, así como en políticas de salud sexual y reproductiva en mujeres, adolescentes y jóvenes más vulnerables y marginadas, con especial atención al ámbito de la discapacidad. Este proyecto se apoya en cinco puntos clave: buenas prácticas en políticas de inclusión social, promoción del diálogo político a nivel mundial, aplicación de los derechos humanos, desarrollo de estrategias comunes y la evaluación.
Crisis y violencia de género
En este contexto de crisis, no podemos perder de vista el sentido amplio de violencia de género, sin restringirlo únicamente al ámbito de la pareja, ya que es habitual que se experimente un incremento de la explotación sexual, la trata de mujeres y niñas, matrimonios forzados e infantiles, u otro tipo de abusos. En este sentido, también es importante hacer un especial énfasis en las niñas y en las discriminaciones y abusos que puedan darse en ciertos colectivos como el LGTBIQ+.
No dejar a nadie atrás no puede ser una frase que utilizamos para enmarcar nuestros discursos
Y si la crisis sanitaria ha impactado a todo el planeta, no podemos dejar de poner atención a las mujeres, niñas y población LGTBIQ+ que se encuentran en contextos humanitarios, campos de población refugiada y desplazada, y en situación de extrema vulnerabilidad. En este sentido, además de reforzar las acciones que ya se venían llevando a cabo, la AECID está apoyando iniciativas como el Fondo para la Paz y la Acción Humanitaria que ha lanzado una convocatoria de proyectos de respuesta de emergencia a la covid-19 a través de la recién creada ventana de emergencia, dirigida asociaciones y grupos de mujeres.
No dejar a nadie atrás no puede ser una frase que utilizamos para enmarcar nuestros discursos. Tenemos el compromiso de luchar por los derechos de las poblaciones más desfavorecidas, y no conseguiremos que estos derechos se cumplan si no erradicamos las distintas formas de violencia de género. Hasta que lo logremos, esta seguirá siendo la asignatura pendiente de nuestro siglo, y no valdrá poner el recuento de víctimas a cero cuando comience el año.
Míriam Ciscar es jefa del departamento de Cooperación Sectorial en la Dirección de Cooperación Multilateral, Horizontal y Financiera de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID)
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