Cuando el fango está en el PSOE
Ferraz está fallando a las mujeres, a nuevas ‘Nevenkas’ que hoy no son víctimas de un alcalde del PP de Ponferrada, sino del partido del feminismo
Los mortales tenemos ya el WhatsApp ardiendo de planes de Navidad, de quién lleva los langostinos y de cuánto gastarnos en el amigo invisible. Surgen teorías muy elaboradas sobre cada opción. Pero hay un chat donde estos días no arde precisamente eso, sino el cabreo por el comportamiento de su partido ante las denuncias de acoso sexual por parte de algunos dirigentes. Es el de las responsables de Igualdad de las federaciones del PSOE, donde lo que ha estallado es la guerra, la decepción y la ira. Demasiado tarde, tal vez.
Igual que ocurrió en el ámbito pospodemita cuando llegó la...
Los mortales tenemos ya el WhatsApp ardiendo de planes de Navidad, de quién lleva los langostinos y de cuánto gastarnos en el amigo invisible. Surgen teorías muy elaboradas sobre cada opción. Pero hay un chat donde estos días no arde precisamente eso, sino el cabreo por el comportamiento de su partido ante las denuncias de acoso sexual por parte de algunos dirigentes. Es el de las responsables de Igualdad de las federaciones del PSOE, donde lo que ha estallado es la guerra, la decepción y la ira. Demasiado tarde, tal vez.
Igual que ocurrió en el ámbito pospodemita cuando llegó la acusación contra Íñigo Errejón, procesado por presunto abuso sexual, hoy le toca al PSOE, manchado ahora mismo por un funcionamiento misógino y sectario que silencia a las víctimas y estrangula el espacio abierto para denunciar. Las conversaciones procaces de José Luis Ábalos y sus secuaces sobre las prostitutas y los enchufes para sus amantes pagados con el dinero de todos fueron el primer aldabonazo. Ahora es el acoso sexual atribuido a Francisco Salazar, exasesor en Moncloa, que el partido metió bajo la alfombra cuando se conoció, el pasado mes de julio. Aquello truncó su ascenso dentro de la Secretaría de Organización y el partido prometió una investigación, pero elDiario.es nos ha contado que las denuncias quedaron borradas del sistema y olvidadas. ¿La explicación? El sistema “se ofuscó” y, como ya no era militante, no procedía investigar. ¿Las víctimas? Allá ellas. Otras grandes desconocidas, por usar la nueva terminología de Pedro Sánchez.
Salazar acosó presuntamente a las mujeres a las que solía contratar, siempre con un perfil de jóvenes guapas, formadas y obligadas a soportar su babosería. Paralelamente, la Fiscalía de Málaga ha abierto diligencias por acoso sexual contra el secretario general del PSOE en Torremolinos, Antonio Navarro. En este caso la investigación interna se inició, pero la víctima acabó recurriendo a la justicia.
Pilar Bernabé, secretaria de Igualdad del PSOE además de delegada del Gobierno en la Comunidad Valenciana, nos enseñó en entrevista con Àngels Barceló en el aniversario de la dana que la política consiste en empatizar con los ciudadanos, pero en este caso, ella y su partido no lo han hecho. Han fallado a las víctimas, nuevas Nevenkas del siglo XXI que hoy no son víctimas de un alcalde del PP de Ponferrada, sino del partido del feminismo.
Pedro Sánchez se ha llenado la boca con la “máquina del fango”, pero esta vez el fango no viene de los tribunales ni de la prensa crítica, sino de sus propias filas. Ahora sí huele a fin de época.