Cada otoño, Japón se tiñe de rojo y pequeñas localidades lo celebran con festivales que dan la bienvenida a la nueva estación. ‘Momijigari’, o “caza de hojas rojas”, es una práctica que invita a contemplar el cambio cromático de los bosques, apreciando la belleza transitoria del paisaje. Sus raíces se vinculan a costumbres sintoístas que destacan la importancia de mantener una relación armoniosa con la naturaleza, especialmente en un tiempo de avance tecnológico y crecimiento de las áreas urbanas
Inicio de una ceremonia sintoísta en el festival de otoño de Matsumoto. Los tocados florales de los trajes ceremoniales combinan belleza estética y simbolismo espiritual, evocando pureza y protección.PATRICIA QUINTANALLa música se convierte en un elemento más que acompasa la ligera luz otoñal mientras los ciudadanos disfrutan del cambio de estación.PATRICIA QUINTANALCada color se asocia simbólicamente a diferentes elementos de la naturaleza, como el fuego, la tierra, el agua, el cielo o el sol.PATRICIA QUINTANAL
En la tradición sintoísta, los lugares sagrados son señalados como muestra de respeto y reconocimiento.PATRICIA QUINTANALLas calles se llenan de carrozas, música y danzas celebrando el inicio del otoño.PATRICIA QUINTANALMás allá de su sentido estético, la búsqueda y contemplación de las hojas enrojecidas del momiji se convierte en un acto de reflexión sobre la belleza de lo efímero y la fugacidad de la vida.PATRICIA QUINTANAL
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