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Frente al bombardeo de mierda

El trumpismo se ha puesto como objetivo chinchar a la gente lista y, al renunciar a la inteligencia para hacerlo, lo único que les queda es el berrinche

En el futuro (si tenemos esa suerte), cuando los historiadores busquen una definición de cuál es la ideología y la estética de la ultraderecha de nuestros tiempos, no tendrán que ir más lejos que el vídeo que publicó Donald Trump en sus redes sociales el sábado por la tarde.

Por la mañana, millones de estadounidenses (siete millones, según los organizadores) salieron a la calle en miles de localidades en todo el país. Bajo el lema “No Kings” (“No a los reyes”) el objetivo de la marcha era protestar por el rumbo autoritario del Gobierno Trump, amparado por un Congreso acogotado y un Tribunal Supremo complaciente.

La respuesta de Trump fue publicar un vídeo generado por inteligencia artificial en el que el presidente, montado en un caza con una corona en la cabeza, vuela sobre una gran ciudad y lanza un líquido marrón sobre los manifestantes. En su titular explicando el vídeo, este periódico usaba la palabra “excrementos”, pero otros medios estadounidenses eran más prudentes, para indignación y burla de las redes sociales. “Los medios que rechazan describir claramente lo que ha hecho el presidente porque lo encuentran desagradable están mintiendo a su audiencia y cubriendo al presidente”, dijo en Bluesky el historiador Kevin M. Kruse. “Es tan sencillo como eso”.

Media outlets who refuse to describe in plain terms what the president did because they find it objectionable are lying to their audiences and running cover for the president. It's as simple as that.

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— Kevin M. Kruse (@kevinmkruse.bsky.social) Oct 20, 2025 at 14:20

Barro o mierda, lo verdaderamente relevante de esta historia es lo que refleja de la mentalidad trumpista de que lo realmente importante es, desde el punto de vista de la comunicación, chinchar a los enemigos. Un verbo tan pueril como “chinchar” es correcto, porque la política adolescente exige usar las respuestas más infantiles posibles, no como última opción, sino como primera.

Hace unos días, Trump anunció que se reuniría con el presidente ruso Vladímir Putin en Budapest, donde en 1994 Ucrania aceptó entregar su arsenal nuclear a Rusia a cambio de garantías de seguridad por parte del Kremlin, Estados Unidos, Reino Unido y los países vecinos. Cuando un periodista del Huffington Post preguntó por mensaje a la portavoz de la Casa Blanca Karoline Leavitt de quién fue la idea de celebrar una reunión para decidir el futuro de Ucrania en la capital húngara, la respuesta fue: “De tu madre”. La propia Leavitt difundió el mensaje, lo cual indica que la Casa Blanca no se avergüenza de ello, sino todo lo contrario.

NEW -- Karoline Leavitt keeps insulting HuffPost, but does not want to answer what seems like a pretty simple question: Who picked Budapest as the next meeting site between Trump and his 2016 benefactor/murderous war criminal Vladimir Putin? www.huffpost.com/entry/trump-...

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— S.V. Dáte (@svdate.bsky.social) Oct 20, 2025 at 20:12

Siempre ha habido un trasfondo antiintelectual en la cultura política estadounidense, un país edificado en la mitología del rifle y el hacha como las únicas herramientas necesarias para la grandeza. Pero unas redes sociales en las que siempre es posible encontrar validación para una idea, por estúpida o peligrosa que sea, sumada a la confusión provocada por la pandemia de covid, cuando hubo un breve instante en el que nadie parecía saber lo que pasaba, han creado un entorno en el que la gente inteligente ya solo no es un modelo, sino, directamente, el enemigo. El secretario de Salud de Trump, Robert F. Kennedy, decía hace un mes que había que “dejar de creer a los expertos”.

RFK Jr: We need to stop trusting the experts... Trusting the experts is not a feature of science or democracy, it's a feature of religion and totalitarianism.

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— Republicans Against Trumpism (@rpsagainsttrump.bsky.social) Aug 29, 2025 at 21:57

Los listos, pues, son los enemigos: lo que hay que hacer es chinchar a la gente lista y, si renuncias a la inteligencia para hacerlo, lo único que te queda es el berrinche. La elección de la IA generativa para el vídeo de Trump, para la estética en general del trumpismo, también es un reflejo de esa mentalidad. No hace falta saber dibujar o animar; es más, los artistas, que suelen ser gente lista, también se enfadan, así que miel sobre hojuelas.

Al bombardeo de mierda se responde con el conocimiento y la verdad. Frente a la gente que cree que le basta con lo que cree y siente, y se burla de los que saben más, hay que responder con lo que hacemos desde tiempos de Sócrates: reconocerse ignorantes, no conformarse con ello, y buscar, sobre todo, ser adultos.

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