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BBVA y Banco Sabadell: al menos se acabaron los anuncios

Pocas campañas publicitarias han recibido tanto rechazo como el intercambio de insultos velados de estos dos bancos

En un episodio de Padre de familia, los hermanos Jake y Maggie Gyllenhaal discuten sobre quién es peor actor de los dos. En estas entra el padre y dice, con tono conciliador: “Niños, niños… Los dos sois de pena”. El chiste es injusto con los Gyllenhaal, pero ayuda a ilustrar el sentir de muchos con la opa del BBVA al Sabadell, accionistas incluidos, y con el intercambio de anuncios y declaraciones. Da igual quien gane, por mucho que le pueda costar al BBVA 17.000 millones de euros, lo importante es que al menos dejen de discutir.

No se trata solo de aburrimiento o de indiferencia ante la campaña publicitaria, sino directamente de rechazo, algo que no es tan habitual. No sé, yo no tengo moto, pero si me topo con un anuncio de seguros de moto no resoplo con impaciencia, y ningún calvo me ha dicho que está harto de los anuncios de champú. En cambio, es fácil entrar en redes y leer comentarios sarcásticos y hastiados sobre los anuncios de estas entidades. El abogado Samuel León tuiteaba: “He visto divorcios contenciosos con menos puyas que en los anuncios del BBVA y Banco Sabadell”. La cómica Paula Púa sugería que el próximo anuncio ya iría con un: “Pues tampoco eres tan guapa, zorra”. Y cuando llegó el viernes pasado, un buen puñado de usuarios de Twitter y de Bluesky celebró que ya no veríamos esos anuncios que discuten sobre si los accionistas pagarán o no impuestos tras la opa, como si pagar impuestos fuese algo horrible.

Parte del rechazo viene de que hablamos de bancos y aún nos estamos intentando recuperar de la crisis de 2008, provocada por cajas y bancos de todo el mundo. Una crisis de la que muchos de sus responsables salieron con bonus millonarios, en lugar de con condenas de cárcel, mientras los ciudadanos —o los clientes, según se mire— pagábamos la factura. Además, todos estamos obligados a tener al menos una cuenta bancaria y todos tenemos historias de comisiones difíciles de justificar o de horarios ridículos para gestiones que solo se pueden hacer los jueves de luna llena de 3 a 5 de la madrugada.

No es culpa de los empleados, que por mi experiencia solo intentan, como casi todo el mundo, hacer su trabajo lo mejor posible, sino de las condiciones que les imponen sus jefes. Unos jefes que solo parecen preocupados por su partida de Monopoly. Ahora están tirando los dados a ver si la opa consigue llegar al 50% de aceptación o, esperemos que no, se queda entre el 30 y el 50% y hay segundo intento: la secuela menos esperada de la historia.

Al final, parece que los clientes molestamos. Si pudieran, prescindirían de nosotros. El sentimiento es mutuo, seamos sinceros. Y no tan utópico como parece: en 1970, los trabajadores de los bancos irlandeses se declararon en huelga. Esperaban que la protesta terminara en un par de días porque se preveía un colapso de la economía del país, pero se alargó seis meses y medio. La buena noticia: los ciudadanos no lo tuvieron fácil, pero se adaptaron. Aunque no había forma de sacar dinero, tiendas y pubs aceptaban o cambiaban los cheques de los sueldos. La huelga terminó con una mejora salarial para los empleados y sin que la gente dejara de hacer la compra ni de tomarse sus cervezas.

Parafraseando uno de los anuncios, pongamos los puntos sobre las íes: a pesar de lo que se dijo en 2008, los bancos no son demasiado grandes para dejarlos caer, y lo sabemos desde 1970. Otro punto más: la importancia del comercio de proximidad. En Irlanda, tenderos y camareros aceptaban los cheques o fiaban a los clientes habituales, a la gente que conocían del barrio. Eso te lo hace tu librero, tu pescadero o tu peluquero, pero no te lo hacen en unos grandes almacenes ni en Amazon. Hace unas décadas también existía esa relación cercana con los empleados de los bancos, como cuenta el economista John Kay en su libro El dinero de los demás. Pero eso también se lo cargaron sus jefes porque, al parecer, sale más a cuenta cerrar oficinas y gastar el dinero en anuncios que te hacen decir: “No, por favor, otra vez no”.

Este viernes, la CNMV anunciará si la opa ha tenido éxito o no. Quizás ni nos enteremos porque ya no hay anuncios en la tele y, seamos sinceros, hemos acabado un poco hartos de esta pelea entre empresas que nos caen mal y a las que nosotros caemos peor. Lo entiendo: ¿quién quiere clientes, pudiendo tener accionistas?

¿Sabéis cuando se apaga un aparato tipo extractor que ya ni te dabas cuenta del ruido, pero de repente todo es paz? Pues se ha acabado la OPA del BBVA al Sabadell.

— Miguel Anómalo (@miguelanomalo.bsky.social) 11 de octubre de 2025, 12:07

Crecí con la rivalidad entre oliver atom y mark lenders y mis chiquillos están viviendo la rivalidad del bbva y el sabadell. Veremos qué sale de todo esto.

— . (@copevlc.bsky.social) 9 de octubre de 2025, 18:38

—¡Qué ganas de que llegue mañana! —¿Por el fin de semana? —Porque acaba la OPA del BBVA al Sabadell.

— Bensonsenora (@bensonsenora.bsky.social) 9 de octubre de 2025, 8:26

Tentado de comprar yo mismo el Sabadell solo para dejar de leer y escuchar anuncios y mensajes pasivoagresivos cada semana.

— Óscar (@oscarmora.net) 30 de septiembre de 2025, 18:14

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