Ir al contenido

Lecciones de la lluvia

La eficaz actuación de los últimos días es una impugnación de los argumentos del Gobierno valenciano sobre su actuación en la dana

El paso de la borrasca Gabrielle ha provocado en los últimos días lluvias torrenciales en distintas zonas del litoral mediterráneo. La vida cotidiana se ha colapsado en múltiples puntos de las tres provincias de la Comunidad Valenciana, Tarragona, Ibiza y Formentera, con clases suspendidas, calles y torrenteras anegadas, desalojos, rescates... En casi 40 municipios valencianos las lluvias superaron los 100 litros por metro cuadrado, con marcas por encima de los 200, mientras Ibiza ha batido su récord de precipitaciones desde 1952. No existen dos catástrofes comparables, pero cuando se acerca el aniversario de la trágica dana que causó en Valencia 229 muertos, es inevitable comparar la respuesta a las mismas. Esta vez, los daños personales son infinitamente menores —dos heridos en Ibiza—, al igual que los materiales, porque, además lógicamente de las diferencias entre ambos temporales, ha funcionado todo lo que entonces no lo hizo.

La dana de Valencia sirvió como una dramática lección de incompetencia, que afortunadamente parece haber sido interiorizada para que no se repita. Como en octubre pasado, Aemet había lanzado con suficiente antelación alertas rojas de la situación que se avecinaba lo que permitió que las autoridades valencianas (como las baleares o las catalanas), esta vez sí, informaran del peligro a la ciudadanía y se tomaran las medidas precisas para mitigar el impacto de las aguas. Igualmente, ha funcionado con la eficacia exigible la coordinación entre administraciones.

La Generalitat valenciana actuó con celeridad y precisión. El domingo, horas antes de que se activase el aviso rojo por lluvias en Castellón y Valencia, enviaba un mensaje generalizado a los móviles de los miles de ciudadanos residentes en las zonas afectadas con detalladas indicaciones de cómo actuar. Igual hizo en la alerta roja por lluvias en Castellón el pasado marzo. Pero esa misma diligencia es lo que hace inadmisible que el Gobierno de Carlos Mazón siga evitando cualquier autocrítica sobre su actuación el 29 de octubre. Su propia diligencia en estos días es una autoenmienda al argumento de que carecía de información de la Aemet y que fueron todos los demás quienes hicieron mal su trabajo.

Hundido desde hace meses en el descrédito, Mazón tiene en el aniversario que se aproxima una ocasión inmejorable de aclarar todas las sombras que aún hoy pesan sobre su actuación cuando decenas de valencianos se ahogaban. Es lo mínimo que exige la dignidad de las víctimas y la responsabilidad de un gobernante.

La crisis climática nos ha vuelto mucho más vulnerables ante los eventos meteorológicos extremos. Vendrán más riadas como estas y solo el irresponsable negacionismo rechaza que serán más intensas y frecuentes. De ahí la importancia de aprender de lo ya irremediable y poner todos los recursos de prevención y actuación precisos.

Más información

Archivado En