Roma en la plaza del pueblo
La UE es una de las mejores construcciones democráticas de la historia reciente, y es muy importante convocar a la gente a una conversación pública sobre su futuro
Lector juvenil de Gramsci, Pasolini, Morante y Pavese, conservo una complicidad sentimental por todo lo que me llega de Italia. Me gusta la convocatoria a una conversación pública sobre Europa en la Plaza del Popolo de Roma. Los lingüistas me han enseñado que la comunicación con la gente en un lenguaje claro es el mejor modo de legitimar la democracia. Los historiadores me han explicado que la descomposición política tiene sus raíces en la...
Lector juvenil de Gramsci, Pasolini, Morante y Pavese, conservo una complicidad sentimental por todo lo que me llega de Italia. Me gusta la convocatoria a una conversación pública sobre Europa en la Plaza del Popolo de Roma. Los lingüistas me han enseñado que la comunicación con la gente en un lenguaje claro es el mejor modo de legitimar la democracia. Los historiadores me han explicado que la descomposición política tiene sus raíces en la separación entre las instituciones oficiales y la sociedad real. Aprendí de la poesía que un sentimiento compartido es un soporte sentimental para aquello que merece la pena defender.
Pues eso. La Unión Europea es una de las mejores construcciones democráticas de la historia reciente, aunque aparezca en las conversaciones como un enjambre de reglamentos y entresijos separados de la vida real. Me parece muy importante convocar a la gente a una conversación pública sobre Europa. Queda mucho por hacer, pero Europa es democracia social. Así lo demuestran las convulsiones políticas nacionales e internacionales que vivimos. Los populismos nacionalistas europeos de extrema derecha consideran a la Unión como un enemigo a derribar y acuden a la toma de posesión de Trump, el presidente norteamericano que, en competencia con China, quiere sustituir el Estado democrático por un imperialismo avasallador en manos del dinero y la producción sin garantías sociales.
La mejor manera de convencer a nuestros políticos de la realidad social de Europa es convocar a los ciudadanos a la plaza pública de sus conversaciones, sus derechos sociales y su seguridad. Levantemos sentimientos europeos como columnas democráticas ante un mundo devorador. Hablemos de un ejército único y eficaz, no de un aumento nacionalista de los gastos militares. Hablemos de transparencia informativa frente a los bulos de las redes marciales. Hablemos de paz frente a los genocidios y las invasiones.