Hollywood, este ecosistema único que aupó y odió a Karla Sofía Gascón
Quedan dos semanas para los Oscar y en cada evento, en cada copa, en cada ‘brunch’, nadie escapa a la pregunta: ¿aparecerá en la gala la actriz nominada?
Qué lugar es Hollywood. Qué ecosistema, qué juego de sillas, qué sitio para sentarse en un rincón y observar la vida. Lo hice la noche del lunes, en el estreno de la tercera temporada de la serie The White Lotus. Paris Hilton hablaba por teléfono recostada en un sofá, jugueteando con sus tacones de brillos, mientras los Schwarzenegger comían un delicioso curri de verduras que les iba acercando su matriarca, Maria Shriver, y se abrazaban como si no se hubiesen visto en años. En un entorno así, una no sabe si sentirse como la sagaz Louella Parsons o como una invitada de cuarta que no saca el móvil ni para ver la hora, vaya que le caiga una mala mirada.
Tuve el lujo de echarle un ojo a ese ecosistema también a mediados de octubre, cuando se estrenó en el Teatro Egipcio, en el Paseo de la Fama, una peliculita que empezaba a sonar en Los Ángeles, algo llamado Emilia Pérez. El cine estaba a reventar. La fiesta posterior, igual. El elegido fue un restaurante italiano, cerca, de los más elegantes de un no siempre muy elegante —literal y figuradamente— Hollywood. Allí, entre pizzas y flores de calabacín rellenas, había ilusión y ganas; eso del Oscar todavía era una ilusión, muy lejos. Zoe Saldaña, junto a sus padres, agradecía en español los piropos; Selena Gomez se fue temprano con su entonces aún no prometido, Benny Blanco; Edgar Ramírez reía y hasta él mismo se ofrecía para hacer entrevistas. Pero la estrella era una casi desconocida Karla Sofía Gascón. Medio ronca de tanto charlar, encantada de hacerse fotos, sus agentes acumulaban tarjetas y peticiones de entrevistas. Ella, confesándose agotada, no paraba de sonreír, de coger el móvil para los selfis. Era su momento y lo sabía.
No sé cuánto pensará Gascón en esa noche, encerrada primero en un piso en Londres, y ahora en una dirección desconocida, tras saberse que es autora de una gran cantidad de mensajes racistas, xenófobos y básicamente desagradables, que han segado sus posibilidades del Oscar. Imagino que bastante, mezclada esa con tantas noches de gloria en Cannes, Nueva York o cualquier glamouroso punto del planeta. Pero claro, Hollywood es Hollywood, tu primera noche de gloria en la cima de las estrellas no es algo para olvidar.
Hollywood es ahora también el sueño inalcanzable (más incluso que antes) y la mayor pesadilla para Gascón. Ella es, a su vez, el principal tema de conversación. En esta temporada de premios, con eventos todos los fines de semana, la sorpresa ha dejado paso al ¿y ahora qué? Quedan poco más de 15 días para los Oscar y en cada evento, en cada copa, en cada brunch, nadie escapa de la duda. ¿Aparecerá Gascón en la gala, al estar nominada? ¿Cómo entraría (cambiamos el verbo de futuro a condicional) a la misma? ¿Haría paseíllo por la alfombra? ¿Daría declaraciones? ¿Cómo se vestiría, ahora que Netflix ha cerrado el grifo? ¿Con quién se sentaría, con sus compañeros, en el patio de butacas? ¿O sería condenada a verla desde la cuarta planta? ¿Se saludaría con el director, después de las durísimas, hasta desagradables, declaraciones del francés Audiard?
Desde el principio, las actrices fueron una piña. Gascón, Zoe Saldaña, Selena Gomez y Adriana Paz se besaban y abrazaban en cada oportunidad. Pero después llegó el frío, el hielo de Hollywood, el que sopla helado desde sus colinas a 20 grados. Porque cuánto dice de todo esto que ni Saldaña ni Gomez hayan pronunciado el nombre de Gascón, que hablen de “tristeza”, de que “la magia ha desaparecido”, sin siquiera decir “Karla”. Nada más hollywoodiense: lo que está, sin estar. El apestado, fuera, sin abrir la cuestión a una discusión, a una sana charla, sin más objetivo que mantener la sensación de “aquí no ha pasado nada”, que la fantasía de perfección siga presente. Qué curioso que, al final, la única que se haya atrevido a decir el nombre prohibido haya sido la mayor rival, la máxima antagonista de Gascón, Demi Moore. Al recibir el premio Critics Choice el viernes, Moore citó a sus compañeras nominadas, entre ellas “Karla, que sé que no está aquí”. Cuánto nos queda por ver. Habrá que esperar al 2 de marzo para entender, si es que se puede, un poco más Hollywood, ese ecosistema.