No son “cosas de la edad”
Los lectores escriben sobre el edadismo, el machismo, la presidencia de Trump y la inflación
“La paciente no necesita ingreso, ni pruebas o fármacos. Necesita una residencia. Sus problemas están asociados a la edad”, nos dice un psiquiatra de la sanidad pública a su médico y a mí, su hija. ¿Quiere decir que las personas de 84 años, a causa de su edad, se encierran, desatienden su higiene, desean morir y se autolesionan? Cuando Raphael (82 años) mostró una conducta extraña fue atendido inmediatamente: tiene un linfoma cerebral, indetectable sin las pruebas necesarias. Hace seis meses, abandoné mi vida. Conseguí una orden judicial para ingresar en un centro psicogeriátrico a mi madre. Solo ha tenido un informe 49 días después de hablar con otro psiquiatra 35 minutos. Olvidada, sin pruebas neurológicas ni tratamiento, empeora. Seis veces la ha levantado del suelo la policía. El próximo golpe podría ser mortal. Es insoportable la pena que siento cuando la veo acurrucada más de 26 horas (inmóvil, en una cama sucia con sus excrementos). Ella sufre. Yo tengo el corazón hecho añicos. Saramago escribió un libro con 87 años. Manoel de Oliveira hizo una película con 105. Personas admiradas, no excepcionales. El sufrimiento debería ser lo excepcional.
M. Paloma Aznar. Madrid
Mujer objeto
No puedo evitar pensar en lo que ocurrió en los Grammy con Kanye West y su esposa, Bianca Censori. Ella apareció prácticamente desnuda, mientras él iba vestido de negro, como si su presencia y el cuerpo de ella fueran solo una herramienta para llamar la atención. Aunque ella haya decidido hacerlo, lo cierto es que este tipo de situaciones siguen normalizando la idea de que el cuerpo femenino es solo un objeto. En 2025, seguimos celebrando dinámicas donde el hombre sigue siendo el que tiene el control y la mujer queda expuesta, convertida en espectáculo.
Mateo Basanta Martínez. Almería
¿Civilización o barbarie?
Desde la toma de posesión de Trump y sus aliados milmillonarios, vuelven reiteradamente a mi memoria las palabras del pensador francobúlgaro Tzvetan Todorov, nada sospechoso de ser un intelectual izquierdista, cuando recibió el Premio Príncipe de Asturias de las Ciencias Sociales en 2008: “Por cómo percibimos y acogemos a los otros, a los diferentes, se puede medir nuestro grado de barbarie o de civilización”. Lamentablemente, 17 años después, este discurso continúa de actualidad. Por consiguiente, como ciudadanos europeos, herederos de una extensa tradición humanista, estamos obligados a resolver el dilema de nuestro tiempo: ¿civilización o barbarie?
Enrique Castaño González. Aracena (Huelva)
Condenados antes de empezar
Como joven de 17 años veo cómo el aumento del coste de vida afecta a muchas familias, empezando por la mía. Comprar lo básico se ha vuelto más difícil, lo que genera preocupación sobre un futuro cada vez más incierto. Nos hablan de prepararnos y esforzarnos, pero si los precios siguen subiendo más rápido que los salarios, ¿qué oportunidades reales tendremos los jóvenes para ser independientes y construir un futuro mínimamente estable?
Martina Cornellà López. Gavá (Barcelona)