Ser de ‘poble’

Somos aquello que decidimos y a lo que renunciamos, y somos también el sitio en el que nos hemos criado

Un retrato de Vicent Andrés Estellés en una exposición dedicada a su obra, en Valencia en 2019.Jesús CÍscar

Hay un poeta que contó la vida desde el pueblo y fue capaz de contarla a partir de los elementos más sencillos, como los pimientos. Puede que no fueran propósitos gloriosos, pero a veces a la vida no se le pueda pedir más y encima hay que darle las gracias. A Vicent Andrés Estellés le cabían en sus versos todas las pasiones, que él describió sobre las calles de Valencia y de pueblos como el suyo, que se llama Burjassot. Todos esos sitios, y la comunidad entera, están de fiesta hoy porque ...

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Hay un poeta que contó la vida desde el pueblo y fue capaz de contarla a partir de los elementos más sencillos, como los pimientos. Puede que no fueran propósitos gloriosos, pero a veces a la vida no se le pueda pedir más y encima hay que darle las gracias. A Vicent Andrés Estellés le cabían en sus versos todas las pasiones, que él describió sobre las calles de Valencia y de pueblos como el suyo, que se llama Burjassot. Todos esos sitios, y la comunidad entera, están de fiesta hoy porque hoy es 9 d’Octubre y la comunidad reivindica algo que complicaron mucho, aunque en realidad fuera sencillo: la identidad.

La identidad es un sentimiento. Un sentimiento político, claro, que no quiere decir partidista. Esa es una confusión corriente y explica buena parte de lo que nos pasa, pero es una confusión que ciega. Puede que uno pretenda apropiarse de los símbolos y las banderas y, sin embargo, nadie podrá imponer de dónde se sienten los demás y su manera de sentirse, porque eso era la libertad antes de que la malograran con tanto eslogan.

Somos aquello que decidimos y a lo que renunciamos, y somos también el sitio en el que nos hemos criado. Eso es para mí ser valenciano: el orgullo de saber de dónde soy y que soy de pueblo; que tengo la suerte de reconocerme de un lugar en el que tuve una infancia feliz y del que no renuncio. Al revés. Hay quien explica la pertenencia con sofismas complejos y citas a los clásicos y hay quien la explica por oposición a los demás, pero se entiende mejor con esas cosas tan sencillas y a priori apartidistas: el sabor de los pimientos, la mona de Pascua o la brisa a ciertas horas.

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Esa identidad, que es fraternal, la comparto con otros miles para los que el mar es una manera de ser y una noche a la fresca de la casa, y que saben qué es lo que toca comer los domingos. Eso se sabe: seas de pueblo o de arrabal, de campo o de ciudad. Ser valenciano es una manera concreta de ver la vida, alegre y dramática a la vez. Expresiva y mediterránea. Festiva hasta en su reivindicación y satírica consigo misma: porque hace falta la inteligencia de muchos para saber que no conviene tomarse demasiado en serio.

Es 9 d’Octubre y se celebra el lugar en el que están mis sitios. Lo dijo Estellés, por supuesto: “Allò que val és la consciència / de no ser res si no s’és poble”. Feliç dia, valencianes i valencians.

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